Mientras Gustavo y Cecilia caminaban por la arena blanca del archipiélago venezolano Los Roques, comenzaron a buscar piedras amarillas. Llevaban apenas unos meses de noviazgo y Cerati le había pedido a la chilena de 21 años que lo acompañara en su gira promocional del disco Dynamo (1992)
En una de esas tardes recorriendo la orilla del mar, Gustavo encontró un ámbar que conservó como amuleto: "Fue un hallazgo digno de Steven Spielberg porque, como en la historia de Jurassic Park, este también tiene adentro un mosquito que se conserva intacto", contó Gustavo Cerati en una de las tantas declaraciones a la prensa recogidas por Maitena Aboitiz en su libro Cerati en primera persona (Grupo Zeta, 2012).
"Desde ese momento, el amarillo estuvo presente en mi vida. Todo el año. Es el color que yo le veo al amor", dijo el cantautor al explicar el nombre de su debut en solitario: Amor Amarillo.
Ya había demostrado que era capaz de dar un paso al costado de su banda con tal de saciar su sed creativa, con la publicación de Colores Santos junto a Daniel Melero en marzo de 1992. Pero no fue más que un respiro antes de volver a trabajar con Charly Alberti y Zeta Bosio en Dynamo, un álbum que se atrevió a tomar el ruido más primitivo sin temor.
Cecilia
Allí, en medio del tour promocional del sexto disco de estudio, Cerati se dio cuenta que ya no daba más. Notó que disfrutaba más los paseos con Cecilia Amenábar que pararse sobre el escenario y cantar, o viajar de un hotel a otro sin quedarse lo suficiente en ningún lugar.
Tras realizar los shows programados en Ciudad de Mexico, Cerati le dijo a Daniel Kon -en ese entonces mánager de Soda- que quería regresar a Buenos Aires. Quedaban fechas pactadas en Estados Unidos, contratos que cumplir y todo un equipo que viajaba con el trío argentino, pero Gustavo solo pensaba que quería unas vacaciones de todo, junto a la mujer de la que se enamoró.
El artista se fue a vivir con Cecilia al departamento que tenía en Providencia. Mientras ella asistía a sus clases correspondientes a la carrera de cine, él recorría la ciudad y salían juntos por las noches para comer o festejar. De todas formas, viajaba continuamente a Buenos Aires para solucionar el problema contractual tras dejar el sello Sony y firmar por BMG.
Según narra Juan Morris en Cerati, la biografía (Sudamericana, 2015), en uno de esos vuelos a la capital argentina, Cecilia llamó a Gustavo, y entre llantos le contó que estaba embarazada. A la mañana siguiente, Cerati tomó el primer vuelo a Santiago y fue a reunirse con su mujer. Ella no tenía intención de casarse, él sí, y a las dos semanas estaban organizando la boda.
Lo que en principio era un breve receso al otro lado de la cordillera, se convirtió en un año alejado de sus compañeros de banda y dedicado netamente a la familia y la música, SU música, sin cumplir con plazos fijos ni fórmulas de hit.
"Cuando me embarqué en esta historia de ser padre, tuve la necesidad de hacer una limpieza. Fueron diez años de andar girando, y después de Dynamo, vino bien colgar los guantes por un tiempo", dijo Cerati según registra Maitena Aboitiz.
"Estaba gestando un bebé en su panza, yo estaba gestando un disco"
El hombre de "Crimen" explicó -una y otra vez- cambiando metáforas e intercalando conceptos, que Amor Amarillo nació de la etapa que vivía junto a Cecilia. Tal como ella gestaba una vida en su vientre, él sentía la necesidad imperiosa de transformar todas esas emociones en canciones. No para grabar un disco con Soda, tampoco para embarcarse en una carrera solista, simplemente para expresar por medio de frases -a simple oída- inconexas, y acordes espontáneos, el conjunto de sentimientos que los embargaban.
"Cuando te pasan cosas tan importantes, no podés evitar pensar en tu carrera y todo eso como algo secundario pero, bueno, no es tan así, porque este disco yo lo hice como si se me hubiese abierto un útero en la cabeza, casi como un mimetismo con mi mujer, algo que no tiene nada ver con la competencia, sino con la identificación. Además, estaba en Santiago sin hacer nada y no me quería aburrir", dijo el hombre ancla de Soda Stereo en una de las conversaciones registradas en Cerati en primera persona.
Inspirado en los estilos de Ultra Vivid Scene en su álbum Joy, y Artaud de Pescado Rabioso, Gustavo comenzó a componer en el living de aquel departamento en Providencia. Con letras extraídas de diarios de Cecilia, melodías que parecían adueñarse de sus dedos sin razón alguna, y el afán de experimentación que lo llevó a samplear el ultrasonido de su hijo Benito; Gustavo creó 11 canciones que tomaron forma final en Buenos Aires.
Con Zeta Bosio a cargo de la producción, el álbum que comenzó en los estudios Ámbar (Chile), se concretó en Supersónico (Argentina). Si bien Amor Amarillo es el primero disco solista de Cerati, en las conferencia de prensa registradas por Aboitiz aseguró que prefiere usar la palabra 'solo' en vez de 'solista'.
"Me parece que no estoy pensando en una carrera solista, siento eso. Entonces, hice un disco solo. Me parece válido que lo haya hecho y después veremos qué hago en el futuro. Por el momento, quiero ver qué pasa con esto, lo suelto al mundo después de haberlo vivido intensamente. La diferencia es que 'solista' me implica una carrera que todavía no he tenido conciencia de tomar".
Te conozco de otra vida
"Te llevo para que me lleves", el tema más famosos de este disco color sol, nació en las mismas tierras donde Gustavo Cerati halló su ámbar 'a lo Spielberg': "Más allá de una alegoría que plantea una cuestión de pareja y la espera de un hijo, el término lo escuché o creí escucharlo, allá a lo lejos en una playa de Venezuela. Yo escuchaba algo por el estilo en tono venezolano y me quedó sonando en la cabeza".
Quien aseguró odiar grabar videos, con los tiempos cinematográficos donde "solo queda armarse de paciencia", como fue el caso de "En la ciudad de la furia"; explicó en el libro de Aboitiz que el clip de "Te llevo para que me lleves" fue el que más disfrutó hacer. Asaltó el clóset de su esposa y eligió prendas extravagantes que cambiaba entre poleras y vestidos varios.
Con ocho meses de embarazo, Cecilia acompañó a su marido a filmar a una zona cordillerana de Chile, lejos de todo y todos, para en un video colorido sin guión, expresar el profundo amor que sentían por Benito.
La influencia del Flaco Spinetta
Artaud, el disco publicado dos décadas antes, fue uno de los álbumes cabecera de Cerati al momento de decidirse a matar el tiempo componiendo. Su profunda admiración por Alberto 'Flaco' Spinetta, siempre lo impulsó a hacer una versión de una de sus canciones, y al mismo tiempo, lo retenía de hacerlo. ¿Y si no le gustaba?
Según explica Juan Morris en la biografía más completa del cantautor, tras varios amagos de llamar, Cerati se decidió a contactarse con su ídolo. Por medio de sus respectivos mánagers, el 'Flaco' aceptó ir al estudio Supersónico, y Gustavo lo llamó para invitarlo formalmente.
"Unos días más tarde, Spinetta fue al estudio y, cuando empezó a sonar la versión de 'Bajan', se sentó frente a la consola, se encorvó hacia delante y apoyó la cabeza sobre los brazos con los ojos cerrados", escribió Morris. En esa posición, Cerati y Adrián Taverna no podían identificar si le había gustado o no la versión.
"¡Es una maravilla, Gustavo!", exclamó el hombre de "Seguir viviendo sin tu amor". Según detalla Morris, Spinetta se levantó de su silla, abrazó a Cerati y le dio las gracias efusivamente.
"No se trata de un homenaje Spinetta como algunos me preguntan reiteradamente, más bien es una buena canción que adoraba cantar a los 15 y que aún me queda bien hacerla", registra Cerati en primera persona.
Sin embargo, aquella amistad onírica, se separó por la tragedia de sus muertes tempranas. En mayo de 2010, Gustavo Cerati sufrió un Accidente Cerebrovascular que lo mantuvo en coma por cuatro años. Nunca se enteró de la muerte de Spinetta ocurrida en febrero de 2012 por un cáncer al pulmón, así como el Flaco no supo que Cerati nunca despertó.