¿Cómo enfrenta la pandemia y el encierro un artista cuya música es sinónimo de fiesta, playa y vibra caribeña? “Trato siempre de mirar el vaso medio lleno”, cuenta Shaggy (51) al otro lado de la pantalla, sentado frente a un piano de cola en uno de los rincones de su luminosa casa en Kingston. “Nos ha afectado mucho no poder salir de gira, eso apesta. Pero esto también me ha permitido estar más en mi casa, poder detenerme a oler las rosas y tener más tiempo para mis hijos”.
Nada nunca parece ir mal en la vida de Orville Richard Burrell, la gran figura del pop que la música jamaiquina vio nacer en los 90, quien hoy aprovecha la pausa obligada para seguir trabajando a distancia con Sting -su gran aliado de los últimos años-, convertir su último single (”Banana”) en fenómeno de la plataforma Tik Tok y lanzar una edición de aniversario de Hot shot (2000), el disco con el que hace dos décadas reventó los ránkings y ayudó a masificar otros ritmos de su isla natal. Incluso algunos directamente emparentados con el hoy omnipresente reggaetón latino.
“No quería una versión remasterizada del álbum así que terminé haciendo nuevas versiones de los tracks más conocidos, como ‘Angel’ e ‘It wasn’t me', para que la gente más joven pudiera vivir lo que fueron esas canciones en su momento pero con una vibra actual. Experimenté con trap, reggaetón, afrobeat y hip hop, con productores jóvenes que me ayudaron a crear versiones más contemporáneas de esos éxitos. Y estoy muy contento con el resultado, creo que es lo que necesitamos en estos tiempos”, explica.
-Cuando salió Hot shot los ránkings estaban dominados por Britney Spears, las boybands y Limp Bizkit. ¿Fue revolucionario lo que propuso ese disco?
-Sí, fue una revolución, cambió las reglas. No solo le abrió las puertas de lo masivo al género dancehall y a otros artistas como Sean Paul., también le abrió las puertas al reggaetón, hizo que se volviera un sonido más aceptado fuera del mercado latino. Creo que Hot shot fue fundamental en ese sentido. Que Ozuna nos haya llamado para hacer ‘China’ (con un sample de ‘It wasn’t me') fue un claro indicador del impacto que tuvo el disco en ese género.
-Incluso en su nombre el reggaetón tiene una raíz jamaiquina.
-Claro, el patrón rítmico del reggaetón es el dembow, que viene de una canción de Shabba Ranks que se llamaba así (‘Dem bow’, 1990). Te digo más: en los comienzos de mi carrera solía andar junto a El General. El General es un muy buen amigo mío, fuimos juntos al mismo colegio, el Erasmus Hall de Brooklyn, nos movíamos por el mismo circuito de clubes de música latina en el uptown de Manhattan. Es increíble haber visto todo lo que pasó con él. En ese tiempo El General hacía covers de Shabba Ranks, después se tomó el mercado latino y hoy es considerado el padrino de un género que ha crecido mucho.
-A propósito de aliados musicales, Sting también colabora en su nuevo disco. ¿Tienen más planes de música o giras juntos?
-Sting ha sido fundamental en este disco y en canciones como Electric avenue, que fue su idea. Muchas de estas canciones fueron grabadas en el backstage de nuestros shows en Los Angeles. Armé un estudio en uno de los camarines y por lo general él aparecía por ahí para grabar algunas voces o tomarnos unos gin tonic. Sting sigue siendo una persona clave para mí y siempre estamos haciendo música juntos, tenemos mucho material que no hemos sacado y vamos a hacer cosas nuevas. Ahora él está trabajando en algo nuevo en lo que también estaré involucrado detrás de escena, un proyecto que se convertirá en un disco.
-La nueva edición de Hot shot fue lanzada con un show virtual. ¿Le gusta actuar en ese formato?
-No soy un gran fan. Lo hago porque no tengo opción en este momento pero, siendo sincero, preferiría estar de vuelta frente al público y recibir esa energía.