—Fue tal vez lo mejor que me pasó en la infancia.

Al otro lado de la pantalla, Daniel Riera (1970), uno de los coautores de García (Vademécum, 2020), recuerda.

Criado en un hogar donde sus hermanos mayores escuchaban los discos de Sui Generis, su primera memoria de Charly fue viendo el lanzamiento del disco Peperina (1981).

—Volví a ver a Serú a mis 11 años, el viernes 4 de septiembre de 1981 en el estadio Obras, en la presentación oficial de Peperina, y ahí directamente me partieron la cabeza y tuve la noción de que ver músicos de rock tocando en vivo era de lo más lindo que me podía pasar en la vida. Estaba, además, muy adelante, fila 4.

Daniel Riera, escritor y ventrílocuo, ha publicado crónicas (Nuestro Vietnam y otras crónicas), novelas (El carácter Sea Monkey) y poemarios (Sexo telefónico), pero sobre todo periodismo, donde ha construido una singular firma desde medios como SoHo, Gatopardo, Rolling Stone o La Maga.

Precisamente para aquella revista, junto a Sánchez, entrevistaron por primera vez a García una década después de ese concierto. Tenían 21 y 22 años, respectivamente, y al finalizar le pidieron hacerse una fotografía juntos.

—Esa justificadísima admiración de fans no la perdimos jamás —anota Riera en el prólogo del libro—. Esa admiración profunda, que se mantiene intacta, es el origen y la razón de este libro.

Daniel Riera, Charly García y Fernando Sánchez. Foto: María Marte Cremona.

Si le preguntan a Daniel Riera por qué publicar un libro como García, él, que también ha incursionado en las guías turísticas (Buenos Aires Bizarro) y los diccionarios (Puto el que lee: diccionario argentino de insultos, injurias e improperios), dirá que todo comenzó con “Charly recuerda”:

—La entrevista más larga que Charly haya concedido jamás.

Riera se refiere a la mítica crónica publicada en 2002 por Rolling Stone, que requirió de una docena de encuentros con el hombre de “Influencia”, donde Charly habla de su propia historia, expresa sus ideas y cuenta, entre otros asuntos, del día que empezó a vivir de la música.

Todo partió hace unos meses, cuando el periodista Mariano del Mazo hizo un elogio encendido de “Charly recuerda” desde los agradecimientos de su libro sobre Serú Girán, Entre lujurias y represión (Sudamericana, 2019).

—Yo le agradecí públicamente a través de Facebook ese elogio, un gesto muy generoso de su parte —dice Riera—. Roque Di Pietro intervino en los comentarios para decir que las puertas de su editorial estaban abiertas para publicar un libro con esa entrevista. Un par de días después hablé con él y le dije que agradecía la oferta, pero que me parecía mucho mejor dar un paso más allá y juntar en un libro todas las entrevistas y crónicas que habíamos hecho Fernando Sánchez y yo, juntos y por separado, con Charly. Roque dijo que sí de inmediato, a Fernando le encantó la idea, nos pusimos a trabajar, a ver cómo quedaba juntar todo eso, quedaba buenísimo, y ahí está el libro.

Lo mejor de sí

Aparte de la versión extendida de “Charly recuerda”, otros diez textos componen García, la última novedad del sello Vademécum, que muestran a Charly hablando y contando historias, pero también en acción.

El libro incluye, entre algunas historias de canciones, una crónica que retrata la grabación del disco Rock And Roll Yo (2003) —que lo tuvo en el Festival de Viña ese mismo año— y otra que refleja una vertiginosa y afiebrada estadía en la provincia argentina de Córdoba para actuar en el Cosquín Rock de 2005.

Todo con lujo de detalles y observaciones de primera mano, entre una inusual entrevista en que Charly se hace acompañar por su hijo Miguel y una de las pocas que concedió junto a Mercedes Sosa.

Daniel Riera lo sintetiza así:

—Si tuviera que describir un efecto de sentido del libro, para mí es claramente el de una persona muy comprometida, muy profundamente comprometida, con su arte y con su obra. “Nadie tiene tanto amor a la música como el que tengo yo”, nos dijo, y esa es para mí la síntesis de García.

Charly García. Foto: La Tercera

-¿Otro libro de Charly?

-Queda feo que lo diga yo, pero me parece que Charly se abrió mucho y muy profundamente con nosotros, que no hizo las entrevistas como un trámite para promocionar un disco o un show, sino como un acto de reflexión y de evocación con el cual se comprometió y dio lo mejor de sí.

-En estos 15 años de entrevistas, ¿qué idea suya te descolocó o te afectó de alguna manera?

-No te voy a decir que me haya agradado que haya pegado onda con Carlos Menem en algún momento, pero la verdad es que siempre me pareció que Charly estaba demasiado arriba, más allá del bien y del mal. Y en el disco que grabó en la Quinta de Olivos —una especie de “pirata” oficial— hay un par de temas que no están en ninguna otra parte.

-¿Qué es lo peor que se ha dicho de Charly?

-En general me ha molestado cuando desde los medios se le daban consejos o le decían cómo tenía que vivir. Entiendo el afecto y la preocupación, porque todos hemos crecido con Charly y es parte de la vida de todos nosotros, pero los actos pontificadores de parte de la prensa nunca los entendí.

-¿Y qué es lo peor que todavía no se dice?

-Bueno, no sé si no se dice, pero es fuerte pensar que Charly peleó mil batallas, que es un sobreviviente y que ya tiene 68 años. Para mí fue una sorpresa maravillosa enterarme que de pronto en 2017, después de muchos años, se puso a trabajar en un disco nuevo de estudio, que lo terminó, y que además era buenísimo. No sé si Random es su último disco ni si volverá a tocar en vivo. Nunca se sabe. La prensa, la gente, siempre quiere un poco más de un artista de ese tamaño. Hace muchos años que no lo veo, no sé si tiene ganas o interés o fuerza para hacer otro disco u otro concierto o las dos cosas. En todo caso, hace ya mucho tiempo que dejó una huella enorme.

Charly García. Foto: La Tercera

-Desde sus discos favoritos hasta las instrucciones que da a sus músicos, incluso en las reglas que ocupa para medir su propia obra, da la impresión que en Charly siempre asoman los Beatles, ¿estás de acuerdo?

-Sí. Porque los Beatles le descubrieron un nuevo mundo a Charly, un mundo que no estaba en el conservatorio y en esa profesora un poco castradora que tenía. Y por supuesto a los Beatles hay que sumarles a Elton John, a través del disco Madman Across The Water. Ahí es donde Charly descubre que su instrumento puede ser útil en función rockera.

-Dicen que nunca hubo una relación entre Charly y el jazz, que hasta ese detalle heredó de los de Liverpool, ¿cómo lo ves tú?

-Es posible. No por casualidad uno de los discos de Charly se llama Rock And Roll Yo. Charly es la apoteosis del rock en la Argentina. Con una formación clásica de conservatorio, que naturalmente lo llevó en algún momento a ir por el lado del rock progresivo, sinfónico, etc. La influencia del jazz, el uso del jazz en un contexto rockero, fue mucho más patrimonio de Spinetta.

Charly García. Foto: La Tercera

-Su segunda internación en una clínica en 1994, ¿fue un momento bisagra de su vida como músico?

-No sé si relacionar el asunto directamente con la internación. El hecho es que tras la desmesura que representaron los hiperconciertos de Serú Girán en el estadio de River (tal vez una presión demasiado grande para una persona que venía de otra internación, anterior a la que mencionás), Charly empieza a manifestar bastante hastío por la industria del espectáculo y sus convenciones y esto se refleja en sus espectáculos y en su música. Incluso al extremo de despreocuparse un poco de aquello que siempre lo distinguió, que es el formato de canción. Todo esto nos lleva al disco Say No More (1996), que para mí es uno de los mejores de su carrera, aunque no haya vendido ni por asomo lo mismo que sus discos más famosos.

-”Y fui libre de verdad”, el epígrafe que abre el libro, parece plantear una incertidumbre, ¿por qué eligieron ese trozo de “Canción para mi muerte”?

-No lo interpreto de ese modo. Esa es la primera oración del primer disco de Charly, Vida, de Sui Generis, y prefigura lo que serán su vida y obra. Ese es el sentido que le quisimos dar. Y al mismo tiempo también fue hermoso para nosotros entrevistar a Charly todas esas veces, y ser partícipes de esa libertad y contagiarnos todo lo que pudimos, aunque el verbo “contagiar” suene un poco inquietante en estos días.

-Si la crisis sanitaria te empujara a huir con apenas un disco suyo y una canción, ¿cuáles serían?

-El disco creo que es el álbum doble Pubis angelical / Yendo de la cama al living, no solo porque es uno de sus picos creativos sino porque además al ser doble puedo huir con dos discos. Y en cuanto a las canciones, es muy difícil y supongo que cada vez que me lo preguntes voy a contestarte algo distinto, pero hoy podemos negociar “Buscando un símbolo de paz” y “Cuchillos”.

García