Son las 21:20 horas del pasado domingo 9 de agosto, cuando suenan por primera vez en vivo los beats de Flashback y Javiera Mena está feliz. Aplaude, salta, abraza a su tour manager y está lista para entrar al escenario instalado en el Parc del Forum de Barcelona. En unos segundos comenzará a dejar atrás una cuarentena y una pausa obligada de cinco meses, desde el 29 de febrero pasado, cuando se presentó en Arica, convirtiéndose así en la primera artista chilena que retoma su actividad en vivo a gran escala en el contexto de la pandemia.
48 horas antes, la cantante comentó las particularidades del ambiente que esperaba según lo que le comentó la cantante drag queen La Prohibida: “Ella tocó hace unos días ahí y me dijo que era súper raro, sobre todo los primeros tres temas, pero una después se acostumbra”. Además, nunca tuvo dudas de hacer el show a pesar de los rebrotes en la capital catalana. “Dijimos que hay que hacerlo, hay que adaptarse, porque se vienen muchos shows aquí y esto es el comienzo de algo, de una nueva manera de preparar los shows”.
Para ella ha supuesto todo un desafío adaptarse a la nueva realidad que vive la música como consecuencia del coronavirus. “Mi equipo es muy pequeño ahora, vamos tres personas y las dos bailarinas que están en Barcelona. Voy con este formato en pro de hacer shows y poder movernos porque creo que esto se viene para largo, un año o más. Reducir fue lo principal para no ir tan pegados. Me gusta cuidarme y no salgo mucho a pesar que abrieron la cuarentena, entonces reflejando eso vamos pocos, separados, tratando de tomar distancias, y todo el tiempo con la mascarilla y nuestro alcohol gel”.
Barcelona fue de las primeras ciudades europeas en reactivar su vida cultural y con ello el regreso de la música en directo. Bajo el clima de incertidumbre, la promotora Primavera Sound, organizadores del festival del mismo nombre, levantaron el ciclo Nits del Primavera con 65 actos que vienen desarrollándose desde el 2 de julio y programados hasta septiembre. Es uno de los tres ciclos de actividades culturales que se han realizado este verano, con shows en grandes espacios abiertos. No ha sido fácil, deben cumplir un estricto protocolo establecido por la autoridad sanitaria para efectuar los espectáculos y fueron uno de los primeros perjudicados a raíz de la ola de rebrotes que afectó a la ciudad a fines de julio y que los llevó a suspender su programación. El show de Javiera Mena se reconfirmó sólo unos días antes de su realización.
“Hacemos los conciertos en uno de los escenarios grandes donde solemos hacer el Primavera Sound, en un espacio que normalmente es para 15 mil personas y hoy lo estamos haciendo para 800. La distancia social, que es lo que más nos piden, está más que superada. Hemos puesto mesas y sillas muy separadas para ver los conciertos a distancia suficiente, además de todas las medidas sanitarias, y hemos establecido un proceso de trazabilidad teniendo los datos de cada uno de los asistentes por si hay algún contagio”, cuenta Alberto Guijarro, director de Primavera Sound, mentores de este ciclo.
De acuerdo con las medidas establecidas por el gobierno regional, la organización pide completar un formulario que se envía al momento de adquirir el ticket y es obligatorio para entrar al recinto.
Un protocolo elaborado por una mesa que agrupa a gremios de la industria con autoridades de sanidad: “Ellos no conocen la naturaleza de cada actividad y con ayuda de las asociaciones de promotores de conciertos y salas se ha ayudado a explicar un poco estas medidas. Ha sido un trabajo conjunto, aunque es la autoridad quien dice qué medidas han de ser”, complementa Guijarro.
Aperitivos y alcohol gel
A dos horas del show, el ambiente dista mucho de la previa habitual que los asistentes solían tener. Este recinto recibía hasta 80 mil personas por cada jornada de Primavera Sound, uno de los megafestivales de Europa. Hoy la entrada principal luce un bajo movimiento y de la veintena de accesos, donde los asistentes suelen retratarse con las letras movedizas que marcan el evento, solo uno está habilitado.
En el interior, todo está dispuesto para el show. Mena, que vino por tierra desde Madrid, realiza su prueba de sonido en un ambiente cuidadosamente controlado. Sobre el escenario están su equipo más dos encargados de producción. El sector de backstage, que habitualmente es activo y festivo, hoy está limitado a oficinas de producción, zonas de estar y dos camarines para su staff de cinco personas. La cena está dispuesta en cajas que son sanitizadas y las medidas están señalizadas a través de gráficas. En total no transitan más de diez personas por ese espacio.
Lo más llamativo es la disposición para el público que está dividido en una pista restringida a 300 personas, con trece filas de mesas y sillas agrupadas con capacidad máxima para cuatro personas. La grada fue habilitada con espacios marcados con suficiente distancia entre personas. Un aforo total para 800 espectadores en un espacio que en la última edición del festival acogió shows a tope de capacidad, como Suede o Jarvis Cocker.
Su nueva puesta en escena también supuso un desafío, donde vuelve a un formato que ya había explorado en la gira del disco Otra era: “Puedo sostener un show sola en el escenario y eso me favorece en estos momentos. También es loco porque volví a la electrónica en vivo sin banda y estoy feliz. Me di cuenta que me encanta, es un formato más solitario y al final una circunstancia me hizo ver algo que no estaba viendo antes”.
Media hora después comienza el ingreso del público. Los primeros en llegar caminan 200 metros hasta el lugar del show donde seguridad advierte el uso de mascarilla e indican los dispensadores de alcohol gel situados a lo ancho del acceso. Listo con eso, se abre una zona de bienvenida que consta de dos barras de bebidas, cervezas y tragos veraniegos, una barra de comida y una cabina de DJ, donde algunos entusiastas preparan sus pasos de baile antes del show. El área está habilitada con centenas de mesas y sillas para así cumplir todas las medidas necesarias respetando las distancias.
“Se me hace muy raro”, cuenta Anaí Jaramillo, ecuatoriana residente en Barcelona. “Es mi primer show en pandemia y me parece rarísimo. El ambiente es muy silencioso a pesar que es Javiera Mena, que suele ser un fiestón”. Además, confiesa nunca haber tenido temor de venir: “Creo que es más peligroso ir en el metro que venir a un concierto”.
Por otro lado están Federico y Natalia, ambos de Barcelona y donde ella luce la única camiseta de Mena que se ve esta tarde. “Yo creo que si realmente te gusta un festival, nos adaptaremos a todas las medidas que nos pongan hasta poder reprender la actividad normal”, cuenta Natalia, a lo que él complementa: “Prefiero adaptarme a dejar de ver música en directo”.
A 30 minutos del concierto, se pide a los asistentes vía altoparlante que tomen sus ubicaciones. Juan Antonio Hernández y Loli, de 74 y 66 años, ya se encuentran en la grada, cuentan que descubrieron a Javiera en la pandemia y tenían dudas de venir, “pero hemos tomado la precaución de estar un poco más cerca de la salida”, dice ella. A las 21:15, el público ya está en su sitio.
Mena toma el escenario y es el momento en que vemos un nuevo comienzo. Lo hace con Flashback, uno de los tracks que presentó durante la cuarentena, donde se muestra intensa y motiva a los primeros entusiastas a levantarse de sus asientos para bailar, siempre en su lugar. Llega la primera pausa y la artista aprovecha para saludar: “Estoy muy feliz reencontrando este espacio después de muchos meses sin tocar” y levanta a todos con “Luz de piedra de luna”, donde se mueve, baila y canta a lo ancho del escenario. La música no baja la intensidad y enfila con “Espejo” y “La joya”.
En la parte mas íntima, Mena se sienta al teclado e interpreta “Esquemas juveniles”, aunque “Mujer contra mujer” se convierte en la más coreada de la noche. Sobre el final, todos bailan con “La carretera” y ella dice que “no pierdan la esperanza en la música, que es lo único que nos queda” antes de comenzar su despedida con Espada. Se retira del escenario un minuto y vuelve para decir “nunca olvidaré este día”, rematando con Esa fuerza.
Mientras se desaloja el lugar, Javiera Mena comenta sus sensaciones post show: “Se siente el ambiente de la pandemia, la incertidumbre de venir ahora a un concierto es algo rarísimo, pero me siento bendecida de haber podido hacer un show, porque a pesar que estoy aquí, yo siempre estoy pensando en Chile y siento que llevé una pequeña luz de esperanza al estar acá y haber tocado como chilena”.