El insomnio y esa moral-de-Día-de-la-Marmota producto de la pandemia, pueden llevarte a hacer cosas extrañas. Digo “Ok Google: buscar películas de Tom Cruise” y el azul marino de Amazon Prime me devuelve un título que en sus años pasó desapercibido, pero que no tiene nada de desperdicio.
Al filo del mañana (2014), o Edge of Tomorrow para los puristas, o Live. Die. Repeat para los coleccionistas, con el niño mimado de la Cienciología y Emily Blunt, promete.
La idea es simple. En 113 minutos, Tom Cruise interpreta a un oficial militar más hábil para las relaciones públicas que el combate. Sin embargo, por un contratiempo con el alto mando, se ve atrapado en la primera línea contra una invasión alienígena.
La gracia, lo distintivo de Edge of Tomorrow, es que el personaje de Tom queda preso de un loop temporal. Cada vez que muere, las cientos de veces que lo hace, el William Cage de Cruise se ve obligado a comenzar de nuevo como un Sísifo de la guerra.
Más allá de los exoesqueletos con que un grupo de soldados combate a unos alienígenas sacados de las profundidades de Matrix o la torpe química entre ambos protagonistas, la gracia de la película es cómo Tom Cruise muere, de las más diversas formas, cientos de veces.
Por qué revive —acá desactivaremos un spoiler alert— es una de las habilidades de esta raza hostil de alienígenas que invaden el planeta, que no detallaremos pero que sí diremos que sorprende. Por supuesto, es obra de una mente adelantada como la de Hiroshi Sakurazaka, autor de la nouvelle All You Need Is Kill, de donde está inspirada la cinta.
Ahora, lo interesante de la película es que William Cage, el personaje de Cruise, consigue aprender de la experiencia de la muerte. Y que una soldado de las Fuerzas Especiales, el personaje de Emily Blunt, opera como una pieza a favor de ese engranaje.
Lo central es que, más allá del aprendizaje del ensayo y error de volver al pasado constantemente, nuestra civilización se levanta, fue configurada, digamos, a la manera de la ley de causa y efecto, de la idea de que toda acción provoca una reacción, una consecuencia o un resultado.
Y que, para buscar el origen de un problema, simplemente hay que desarmar el mecanismo que lo configura.
Entretenida y ágil, como buena película de acción del hombre que no envejece porque supuestamente solo bebe un agua mineral de los manantiales de Royal Deeside, situados al norte de Escocia, Edge of Tomorrow engancha y entretiene con la dosis exacta para romper el loop de la pandemia.