En un reportaje llamado a ser clásico, publicado en junio de 1993 en Rolling Stone, Cameron Crowe cuenta que hay dos Eddie Vedder: "Uno es tranquilo, tímido y apenas se le escucha cuando habla. El otro está atormentado y es un realista amargo, un hombre capaz de señalar una injusticia y librarle la batalla en el frente interno, dentro de sí mismo".

El cineasta y escritor acompañó a los de Vedder en la grabación de Vs., el álbum sucesor de Ten, que es uno de los discos debut más exitosos de la historia.

El lugar era idílico: una parcela rodeada de bosques en las afueras de San Francisco, donde antes estuvo grabando Keith Richards. Solo había un problema.

"Me parece una mierda este lugar", dice Crowe que dijo Vedder, antes de grabar las primeras voces del álbum.

En medio de ese clima, el hombre de Evanston contó la historia de "Alive", un tema que estableció el tono de lo que vino después para Pearl Jam.

La primera canción de Ten también fue la primera en llamar la atención del público. Era claramente la revelación creativa de Vedder, y el primer video de la banda celebraba una interpretación en vivo catártica de esa canción.

En una temprana reseña en Los Angeles Times, el escritor Chris Williams llegó a comprarla con "My generation", de The Who. No es para menos, según Crowe, en 1993, "Alive" era un grito de guerra de la Generación X, hasta que Vedder reveló su verdadero significado.

"Todo el mundo habla como si fuera una afirmación de la vida, y eso me alegra", confesó Vedder. "Es una gran interpretación, pero 'Alive' es… una tortura. Por eso es tan jodido para mí. Quizás debería aprender a cantarla de otra forma. Sería más fácil. Es… es demasiado".

Sigue Vedder: "La historia de la canción es que una madre está con un padre, y el padre se muere. Es una cosa intensa, porque el hijo es igual al padre. El hijo crece y se convierte en el padre, la persona que ella perdió. Su padre está muerto, y ahora aparece esta confusión, su madre, su amor, cómo la ama, cómo ella lo ama. De hecho, para la madre, aunque se case con otra persona, no hay nadie a quien haya amado más que al padre. Tú sabes cómo es, el primer amor y esas cosas. Y el tipo se muere. ¿Cómo recuperarlo? Pero el hijo… es igual a él. Es siniestro. Entonces ella lo quiere. El hijo ignora todo. Todavía está manejando el tema, está creciendo. Está lidiando con el amor, con la muerte de su padre. Lo único que sabe es 'todavía estoy vivo'. Esas palabras, fuera de toda duda".

"Ahora, la segunda estrofa dice", explica Vedder, "'Oh, ella camina lentamente en el cuarto de un joven… Todavía me acuerdo… la mirada… la mirada'. Y no digo nada más. Y como digo: 'La mirada, la mirada', todo el mundo piensa que dice 'en su cara'. Pero no es en su cara. La mirada es entre sus piernas. ¿Qué te parece? De ahí venimos".

“Pero sigo vivo (‘Alive’, en inglés). Soy el amante que sigue vivo. Y toda la conversación de ‘sigues vivo, dijo ella’. Y las dudas de él: ‘¿Me lo merezco? ¿Es esa la cuestión?’ ¡Porque está jodido para siempre! Así que no sabe cómo lidiar con eso, y entonces ¿qué hace? Sale a matar gente, eso decía (la canción) ‘Once’. Se vuelve un asesino serial. Y ‘Footsteps’, la última canción de la trilogía (salió como lado B en la edición inglesa de ‘Jeremy’), que es cuando lo ejecutan. Eso es lo que pasa. El asesino del Green River… y en San Diego había otro asesino de prostitutas. De algún modo, me identifico con eso. Creo que es algo que pasa más de lo que creemos. Es una manera moderna de lidiar con una mala vida”.