Como lo nuevo del estudio Pixar (Soul) o del director Wes Anderson (La crónica francesa), la serie We are who we are debía haberse mostrado en Cannes. En su caso, no en el evento principal, sino que en la Quincena de Realizadores, una de las principales secciones paralelas del certamen. El coronavirus canceló su debut en Francia y de paso se cayó el singular plan que tenía el festival para la primera producción televisiva de Luca Guadagnino: exhibir sus ocho episodios seguidos, como si se tratara de una película de ocho horas.
Lo que iba a ser y no fue, es también una de las hebras del filme más popular y galardonado del cineasta siciliano, Llámame por tu nombre (2017), la historia de un joven judío-italiano de 17 años que vive un amorío con un estadounidense mayor en su casa de verano.
En su salto a la TV (hoy a las 23.00 horas por HBO, tras el estreno de The third day, con Jude Law, Guadagnino vuelve al norte de Italia acompañado de actores norteamericanos. Si en Llámame... fueron Timothée Chalamet y Armie Hammer, en la serie de ocho partes recurre a Jack Dylan Grazer (It, ¡Shazam!) y a la debutante Jordan Kristine Seamón, quienes interpretan a Fraser y Caitlin, dos adolescentes que se estrellan en un pueblo costero luego que él viaja desde Nueva York para cambiar de residencia con sus madres.
La razón es laboral: la base militar que tiene Estados Unidos en las cercanías de Venecia, donde Sarah (Chloë Sevigny), una de las mamás de Fraser, arriba como coronel, a la que desde antes pertenece el padre de Caitlin (Kid Cudi), un militar de más bajo rango que simpatiza por Trump en la previa a las elecciones presidenciales de 2016.
La esencia de We are who we are se fija en el estudio de sus personajes y su entorno, un pedazo de Italia que es extrañamente estadounidense, donde los dos protagonistas se conocen, viven primeros amores, padecen conflictos familiares y exploran su identidad sexual junto a otros adolescentes, como Britney (Francesca Scorsese). En la mirada de Guadagnino -quien dirige todos los capítulos y escribe junto a los italianos Paolo Giordano (La soledad de los números primos) y Francesca Manieri-, la serie se descuelga de otros intentos más masivos por contar dramas desde la agitación juvenil.
Si bien no parece simple que alcance estatura de fenómeno, como Euphoria (que incluso llevó a su protagonista, Zendaya, a los Emmy), desde ya tiene el respaldo de la crítica. “No es un programa de televisión tradicional. Es poesía. Es una fotografía de un momento en el tiempo”, plantea Vulture. También favorable, Vanity Fair señala: “Habita la incomodidad de la exploración y la sensación adolescente con una honestidad que a veces es dolorosa”.