Hay estrellas que alcanzan su mejor salud gracias a una reinvención inesperada (Matthew McConaughey a los 40, Keanu Reeves a los 50), otras que consiguen revitalizarse a costa de impulsar proyectos propios (Reese Witherspoon convirtiéndose en productora cerca de los 40), y un selecto grupo que conserva intacta su vigencia (Denzel Washington, Meryl Streep).
También existen casos como el de Regina King (49). Una carrera de más de 30 años -con roles en filmes como Jerry Maguire o Ray-, merecedora de respeto y admiración, pero que, curiosamente, sólo desde la mitad de la década pasada parece haber alcanzado el equilibrio perfecto entre un gran talento, papeles contundentes y los mayores reconocimientos de la industria.
Quizás el mejor reflejo de ello esté en su envidiable cosecha de galardones en el último lustro: un Oscar (If Beale Street could talk) y tres premios Emmy -hoy podría sumar el cuarto, por Watchmen-, sin haber tenido nominaciones previas. Y luego, donde muchos ven una oportunidad para darse un descanso o apostar por lo más rentable, King advierte una posibilidad de aprovechar su posición para ir por más, tanto en la actuación como en la dirección, en la que empezó a incursionar en la TV en 2013 (Scandal, This is us). En sus propias palabras, “si el pináculo fuera solo ganar un Oscar, entonces eso es un poco triste”.
De hecho, en 2019, unas semanas antes de la ceremonia en que alzó la estatuilla, se concretaron las primeras conversaciones en torno al que es su último hito: su primera cinta como directora, One night in Miami, drama que junta en febrero de 1964 a Malcolm X, Sam Cooke, la estrella del fútbol americano Jim Brown y Cassius Clay, en la previa a que este declare su ingreso a la Nación del Islam. Recibida entre elogios en los festivales de Venecia y Toronto, la película la convirtió en la primera cineasta negra en ser seleccionada en los 88 años de historia del certamen italiano y la puso en carrera por los Oscar.
Si ahora su ópera prima gana aplausos, un nuevo Emmy como actriz está prácticamente garantizado. Esta noche (21 horas por TNT y TNT Series), en la 72° edición de los Emmy, que tiene como principal favorita a Watchmen, los pronósticos apuntan a que se impondrá ante nombres como Cate Blanchett (Mrs. America) y la revelación de Poco ortodoxa, Shira Haas.
De no adjudicarse el galardón, su rol de Angela Abar (Sister Night) en la miniserie de HBO ya es histórico por sí solo. Una detective y superheroína afroamericana que se enfrenta a supremacistas blancos y, de paso, al propio pasado y presente de racismo de EE.UU., como eje de una especie de continuación y adaptación libre de una novela gráfica que no contempló a personajes negros entre sus protagonistas. La relectura de Damon Lindelof (Lost) volvió a ganar notoriedad medio año después de su debut, ante las protestas por la igualdad racial surgidas en mayo. Así, por carrera y contexto cultural, parece haber pocos nombres tan relevantes en el Hollywood actual como la actriz nacida en Los Angeles en 1971.
“Creo que Regina King está en plena forma en este momento y está en una posición única para hacer lo que quiera. Puede actuar en televisión o cine. Puede dirigir series o películas”, señala a Culto Melissa Silverstein, fundadora del portal Women and Hollywood, analizando su peso fuera de la pantalla. “También está usando su visibilidad para hablar sobre el cambio que necesitamos ver en la industria. Cuando su filme se estrenó en Venecia habló sobre cómo este y su éxito podrían abrir la puerta a más directoras negras. Ella es alguien que está haciendo lo que dice. Es una alegría ver su éxito”.
El productor y conductor Axel Kuschevatzky la ubica junto a Zendaya (Euphoria) como dos de las grandes figuras de los Emmy. “(A King) la disfruto haciendo cualquier cosa, lo que sea. Además de ser una actriz extraordinaria, creo que este es un momento de mucho peso para ser una mujer afroamericana en la industria. Es un momento de transformación sociocultural importante en EE.UU., y muy relacionado con los contenidos. Y es un escenario social que está pidiendo reconocimiento a la comunidad afroamericana”.
Mientras One night in Miami fue adquirida por Amazon, dentro de sus roles que vienen está The harder they fall, un western de Netflix producido por Jay-Z que reúne a Idris Elba, dos estrellas de Atlanta (Zazie Beetz y Lakeith Stanfield) y a la dupla padre e hijo de Da 5 Bloods, Delroy Lindo y Jonathan Majors.
“Es muy fácil decir que debe haber más inclusión, como lo hizo la mayor parte de Hollywood a raíz de los levantamientos raciales. Lo que veremos en los próximos meses y años es si esas palabras se convierten en un cambio duradero”, opina Silverstein. Lo más seguro es que Regina King, en su apogeo, marque la ruta del cambio.
Los Emmy en modo virtual
A diferencia de los Oscar -que se realizarán en abril de 2020 en vez de febrero-, la 72° edición de los Emmy no debió ajustar la fecha de su ceremonia por la pandemia. Sí su formato, que será virtual y bajo la conducción de Jimmy Kimmel (21 horas por TNT, en idioma original por TNT Series).
“No hay una megafranquicia multinominada, que vaya en su séptima temporada y haya tenido un recorrido de muchas nominaciones en sus ciclos anteriores. Habla un poco de cómo cambió el sistema, que ya no existe más la serie eterna. Se parece cada vez más a la TV británica”, indica Axel Kuschevatzky sobre la ausencia de Game of thrones y una carrera que parte con Ozark (9), Succession (10) y Watchmen (11) como las producciones con más candidaturas. Esta última, junto a The Mandalorian, lideró la entrega de los reconocimientos “técnicos”, los Creative Arts Emmys, con siete galardones cada una.
Sin alfombra roja, donde habitualmente estaba en cada premiación, su rol será con material ya registrado (20.30 horas). “La previa es de mucho material pregrabado, con Zoom y celulares, en consonancia con la transmisión”, detalla.