El Teatro Real de Madrid suspendió la función de ayer domingo de la ópera Un Ballo in maschera de Verdi, forzado por las protestas de un sector del público que alegaba ante la supuesta falta de medidas de distancia social y aforo mínimo.
Con gritos de "¡fuera, fuera! o “¡suspensión!” los abonados de una zona del teatro impidieron que arrancara la función a la hora prevista (20.00 h) al considerar que el aforo en ese sector superaba lo permitido, cuando en otras zonas, según el testimonio de algunos asistentes a través de las redes sociales, “había dos butacas de separación entre espectadores”.
Ante el escándalo provocado, el Teatro Real anunció por megáfonos que “los que no quisieran quedarse o no estuvieran de acuerdo con la recolocación podían acudir a las taquillas para la devolución del importe de las entradas”. Pero ello pareció enardecer aún más al público. La salida al escenario de Nicola Luisotti, director de orquesta, no calmó los ánimos. Los músicos tocaron la obertura entre palmas, silbidos y gritos de “¡fuera, fuera!”. Al concluir, el teatro bajó de nuevo el telón, Luisotti bajó del podio y se detuvo la representación.