Los Jaivas: permanente emoción
Era la época en que se rumoreaba que el mismo Gabriel había sido escogido como el mejor baterista del mundo después de Bill Bruford, de Yes. Y ese fue el contexto en que estos hippies viñamarinos se volvieron imprescindibles.
Cumplen 55 años de vida, aunque técnicamente son 15 los que va a conmemorar la facción que hoy mantiene viva a una de las mayores leyendas de la música chilena. Pero la primera historia del conjunto viñamarino, la de más permanente emoción, terminó de escribirse hace poco más de 30 años, el 15 de abril de 1988, cuando el baterista Gabriel Parra perdió la vida a los 40 años de edad y poco después de haber terminado una última gira por Chile.
El primer elenco de Los Jaivas, ese que nació un 15 de agosto de 1963 cuando fueron anunciados como "High Bass" en el Municipal de Viña del Mar (para cantar entre otras una melodía de Luis Dimas), decidió en 1988 celebrar su aniversario 25 con varias fechas por el país repartidas en los primeros 10 días de abril. Valparaíso, Concepción y Chillán fueron destinos de una rueda de shows que cerró en el Teatro Teletón de Santiago el sábado 9 y el domingo 10 y que nutrieron un caset no oficial o pirata que en ese tiempo fue conocido como "La Bota", porque en la tapa fotocopiada aparecía una calza de cuero de Gabriel golpeando el bombo de su batería.
Era el registro póstumo que recién sería editado en 1991 y que hace algunas semanas fue estrenado en las plataformas de escucha digital, como un romántico gesto de recuperación histórica y reivindicación del momento exacto en que se cerraba la primera etapa de una de las bandas fundacionales del rock chileno. Se trata de una grabación que revive emocionantes lecturas de "Sube a nacer conmigo hermano" y "Cholito pantalón blanco" y que presenta didácticamente tracks bautizados como "Solo de Batería", que es más bien un extracto del "Corre que te pillo", en la versión que el grupo incluyó en el disco Aconcagua, de 1982.
Era la época en que se rumoreaba que el mismo Gabriel había sido escogido como el mejor baterista del mundo después de Bill Bruford, de Yes. En una de esas tantas historias cándidas de era pre Internet y que iluminaban los ojos de chilenos que necesitaban de manera urgente sentirse orgullosos, pertenecientes a algo común, a una historia que brillara en la oscuridad. Y ese fue el contexto en que estos hippies viñamarinos se volvieron imprescindibles, como cuando triunfaron en 1983 en el Festival de su propia ciudad con el repertorio que la oficialidad invitaba a olvidar, de folclor, ritmos andinos y el impulso del rock. Eso fue lo que terminó de escribirse en abril de 1988, en los días de “La Bota”, del “Solo de Batería”, de una ultima versión en vivo de “Mira niñita”, nuestro “Imagine” criollo, una de esas canciones que nos hacen sentir que somos parte de una misma historia que hemos escrito todos juntos a lo largo de 55 años.
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