En 2008, hubo un hecho que irritó muchísimo a la escritora estadounidense Stephenie Meyer (1973). Con las cuatro primeras novelas de la saga Crepúsculo ya publicadas, se filtraron los primeros doce capítulos de un nuevo título en el que estaba empezando a trabajar. Se trataba de Sol de medianoche, una suerte de secuela de Crepúsculo. Debido a la filtración, el libro quedó parado un buen rato.

“Nunca planeé publicar Sol de medianoche en 2008 –cuenta Meyer a Culto–. No me gustan los plazos, así que no empiezo con el proceso de publicación hasta que el libro está muy cerca de estar terminado. En 2008, no tenía ni un tercio del libro terminado. Ni siquiera le había mencionado Sol de medianoche a mi editor todavía”.

Frustrada, el libro comenzó a quedar rezagado por otras novelas que Meyer publicó, como La huésped (2008) o La química (2016). Meyer confiesa que “muchas veces” pensó que no lo iba a publicar. “No estaba segura de poder terminarlo. Este fue el proceso de escritura más difícil que he experimentado, y hasta que estuve en el capítulo final, nunca estuve segura de ser capaz de completarlo”.

Sin embargo, la barra brava de Crepúsculo siempre pidió a Meyer que reconsiderara volver a la obra. “Los lectores nunca se rindieron. Siempre esperaban que algún día terminara. Pensé, a medida que pasaban los años, que dejarían de querer Sol de medianoche, que lo superarían, pero eso nunca sucedió. Por eso, no podía rendirme”, relata Meyer.

A los lectores, se les sumó un apoyo clave. Su madre. De hecho, en los agradecimientos finales la destaca con especial ahínco. “Le agradecí a mi madre su fe en mí, porque esa fe me ayudó a llegar allí”, apunta.

Así, Meyer, llegó hasta este 2020. Sintió que el momento para que Sol de medianoche viera la luz había llegado, por lo que echó a andar la máquina. “Trabajé lo más rápido que pude, y luego, en el momento en que supe que estaba cerca de terminar, inmediatamente comencé el proceso de publicación –relata Stephenie–. Sabía que los lectores habían estado esperando durante mucho tiempo, así que no quería retrasos adicionales. Mi editor estuvo excelente al trabajar rápido y duro para imprimirlo”.

Visión de vampiro

Sol de medianoche, se trata en rigor de la misma historia contada en Crepúsculo (2005) pero, a diferencia del libro original donde la narradora era Bella Swan, esta vez conocemos los hechos desde la perspectiva del vampiro Edward Cullen. En Chile se encuentra disponible a través del sello Alfaguara Infantil & Juvenil.

-¿Fue muy difícil volver a contar todo desde otra perspectiva?

-Fue agotador. No porque no supiera lo que Edward estaba pensando y sintiendo, sino porque cuando escribo, me alimenta la creación. No me gusta saber exactamente qué va a pasar, me gusta dejar que la historia se escriba un poco. Entonces, tener que seguir básicamente un guión en el que se establecen todos los diálogos y acciones fue la antítesis de mi proceso. Me hizo trabajar muy lentamente.

-La novela tiene el relato en primera persona de Edward, pero también hay momentos en los que se mete en el pensamiento de otros personajes, ya que tiene esa habilidad. ¿Cómo fue trabajar en esa narrativa sin perder coherencia?

-La lectura mental de Edward es una parte tan importante de su carácter que realmente no tuve que pensar en eso. Se sintió natural. Él interactúa con la mente de la misma manera que todos interactuamos con las palabras habladas. Algunos pensamientos no son para él, otros están dirigidos a él, y él reacciona como lo haríamos si pudiéramos escuchar de esa manera.

-Seguro que has cambiado en este tiempo, ¿cómo ha sido la experiencia de reelaborar la historia de Crepúsculo no siendo la misma mujer que publicó el primer libro, en 2005?

-Muchas cosas han cambiado en mi vida, pero la historia de Crepúsculo no cambia. Es lo que se imprimió en 2005. Con Sol de medianoche tan indisolublemente ligado a la trama de Crepúsculo, y con Edward siendo el mismo personaje, nada sustancial cambió en la escritura a pesar del paso del tiempo. Así que el proceso de escritura se sintió constante durante todo el proceso.

-Esta es una novela muy larga, de casi 800 páginas. ¿Cómo trabajaste la historia para que siempre enganche y no aburra al lector?

-Si la historia no me emociona, entonces sé que tengo que trabajar más duro. Con Sol de medianoche, pude desarrollar algo del pasado de Edward y también los pensamientos internos de otros personajes, lo que me dio muchos ángulos para hacer las cosas emocionantes y nuevas.

-¿Por qué el título Sol de medianoche?

-En la página 109 de la edición en inglés [139 en la edición en castellano], Edward compara su vida con una noche sin fin, y la llegada inesperada de Bella con la salida del sol durante la mitad de esa noche. Todos los libros llevan el nombre de eventos astronómicos, y el sol de medianoche que se encuentra cerca del Círculo Ártico parecía la comparación correcta.

-En este proceso de escribir Sol de medianoche, ¿descubriste algo nuevo en tu capacidad como escritora?

-Descubrí que escribo mucho más rápido cuando no sé exactamente qué va a pasar, y que la construcción del mundo es muy importante para mi proceso. Cuando no puedo construir nada nuevo, no disfruto mucho.

-Has mencionado que cada libro de la saga tiene una inspiración literaria diferente. Crepúsculo, en Orgullo y prejuicio; Luna Nueva, en Romeo y Julieta; Eclipse, en Cumbres borrascosas; y Amanecer, en El mercader de Venecia. En el caso de Sol de medianoche, ¿en qué clásico te inspiraste?

-No existe una inspiración literaria específica para Sol de medianoche. Bella siempre vio su mundo a través del lente de los libros que había leído; no había estado expuesta a gran parte del mundo fuera de estas expediciones literarias, así que eso tenía sentido. Edward, por otro lado, ha vivido mucho más y no cuantifica su experiencia de la misma manera. Es una persona muy diferente. Así que no tenía sentido vincular un clásico a su historia

-¿Planeas continuar la saga Crepúsculo con una nueva publicación, o este es el libro final?

-Algún día me gustaría contar la historia de Renesmee [Cullen, la hija de Edward y Bella], pero no intentaré hacerlo durante un largo tiempo. Primero quiero crear algunos mundos nuevos.

-¿Hay planes para que Sol de medianoche vaya al cine?

-No estoy segura de que se pueda hacer. Contar la historia desde la perspectiva del vampiro que lee la mente es algo muy diferente a contar la historia de una chica humana. Si puedo estar convencida de que se puede hacer bien, lo consideraré.

“Soy introvertida”

En agosto, Stephenie Meyer iba a ser parte de un evento en Shelton, Washington, donde respondería preguntas de la fanaticada antes de la exhibición del filme Crepúsculo. La convocatoria iba a tener todas las medidas de distanciamiento social.

Sin embargo, Meyer no pudo llegar. Dos días antes se enteró de que estuvo en contacto con una persona contagiada con el coronavirus, por lo que tuvo que quedarse guardando cuarentena y participar del evento a través de videoconferencia

“¡Estaba furiosa! Había sido tan cuidadosa durante tanto tiempo, y mi único evento en vivo estaba a solo dos días de distancia. Odiaba tener que perderme eso, a pesar de que las restricciones estatales lo habían cambiado para que no fuese muy ‘en vivo’ de todos modos”, recuerda Stephenie.

“Pero, aunque lamenté ese evento, quería hacer todo de la manera más segura posible para no ser responsable de infectar a nadie. Estaba muy agradecida de no haber terminado contrayendo el virus. ¡Eso fue suerte!”.

-¿Cómo has podido llevar la cuarentena?

-Afortunadamente, soy introvertida y no me ha molestado quedarme en casa y no socializar. Tengo a mi familia conmigo y eso es todo lo que necesito.

-¿Cómo ha afectado el virus a la ciudad donde vives? (Phoenix, Arizona)

-Felizmente, la zona en la que vivo no ha pasado por momentos difíciles. Ha habido solo unas pocas infecciones y solo un par de muertes. Todos aquí han estado muy bien con las mascarillas y el distanciamiento, así que eso ayudó mucho.

-¿Conoces algo de literatura chilena?

-No sé español, por lo que no he estado expuesta a la literatura en ese idioma. Sin embargo, mi esposo vivió en Chile durante dos años y ama a su país por encima de todos los demás. Es su lugar favorito del mundo.