Aaron Sorkin, guionista y director: “Espero que ejerzamos nuestra responsabilidad revolucionaria el día de las elecciones”

Aaron Sorkin
El cineasta dirigiendo a los actores Joseph Gordon-Levitt y J. C. MacKenzie en el set de la película.

El ganador del Oscar por Red social y la pluma más cotizada de Hollywood habla con Culto de su nueva cinta, El juicio de los 7 de Chicago. “No quería que la película fuera sobre 1968, quería que fuera sobre hoy”, dice.


Ante la estupefacción que sobrevolaba buena parte de su país en noviembre de 2016, Aaron Sorkin (59) decidió escribir. No una película ni una obra, como acostumbra. Se sentó frente a su computador y redactó una carta a su hija Roxy, de entonces 15 años, y a su madre, Julia. “Estados Unidos no dejó de ser Estados Unidos anoche y no dejamos de ser estadounidenses. Y esto es lo que pasa con los estadounidenses: a nuestros días más oscuros siempre, siempre, le han sido seguido nuestros mejores momentos”, expresaba en la misiva, hecha pública a dos días de la elección que dio como ganador a Donald Trump frente a Hillary Clinton.

“Tus lágrimas de anoche me despertaron”, afirmaba a su hija, “y nunca volveré a quedarme dormido”. Cuatro años después, el guionista más respetado de las últimas tres décadas en Hollywood tiene un nuevo filme, El juicio de los 7 de Chicago, que, según su mirada, habla frontalmente sobre el presente, el mismo que tiene a la vuelta de la esquina nuevos comicios presidenciales en su país. “Los más importantes de nuestras vidas”, asegura en esta entrevista el hombre con la pluma más afilada y precisa de la industria.

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Sacha Baron Cohen, Danny Flaherty, Eddie Redmayne, Jeremy Strong y Mark Rylance. Foto: Niko Tavernise/Netflix© 2020

Nacida como un proyecto encargado por Steven Spielberg, la cinta que marca su segunda incursión como director –el 16 de octubre en Netflix, luego que Paramount vendiera los derechos de exhibición a causa de la pandemia– sigue a los activistas antiguerra implicados en enfrentamientos con la policía en la Convención Nacional Demócrata de agosto de 1968. La película parte con ese suceso pero pronto salta al controversial juicio que se inició en los primeros días de gobierno de Richard Nixon, en que hombres como Abbie Hoffman (Sacha Baron Cohen), Jerry Rubin (Jeremy Strong) y Bobby Seale (Yahya Abdul-Mateen II), cofundador de los Panteras Negras, fueron imputados por delitos de conspiración.

“¿Cambié el guión para reflejar los acontecimientos? No, el mundo cambió para reflejar el guión. Estados Unidos cambió para reflejar el guión”, explica a Culto el cerebro detrás de Red social (2010), Cuestión de honor (1992), Steve Jobs (2015) y las series The West Wing y The newsroom, hoy de nuevo en carrera por los Oscar. “Lo que sucedió en los últimos 40 años fue que la trayectoria de esta película y la trayectoria de la historia simplemente colisionaron entre sí en este momento”.

-Ha mencionado que nunca quiso hacer una película sobre 1968, sino que hablar directamente de hoy. ¿Qué hecho del presente le ayudó a comprender mejor ese episodio del pasado?

-Tienes razón. No quería que la película fuera sobre 1968, quería que fuera sobre hoy y que todos lo supieran, los diseñadores, los departamentos, el director de fotografía, el elenco. Empecé a trabajar en esto hace 14 años. Un sábado por la mañana, me pidieron que fuera a la casa de Steven Spielberg. Él me dijo que quería que escribiera una película sobre los terribles disturbios que ocurrieron en Chicago en 1968 y el loco juicio por conspiración que les siguió. Y fingí que sabía de lo que estaba hablando, pese a que yo no tenía ni idea, porque quería trabajar con Steven Spielberg. Entonces le dije “sí, amigo, haré esto”.

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Kelvin Harrison Jr., Yahya Abdul-Mateen II y Mark Rylance. Foto: Niko Tavernise/Netflix© 2020

Luego tuve mucho que aprender. Y durante 14 años la película no pudo seguir adelante, por la razón que sea, hasta que sucedieron dos cosas: Donald Trump fue elegido presidente y yo dirigí mi primera película, Molly’s game (Apuesta maestra). Y Steven vio Molly’s game y pensó que yo debería dirigir esta historia, que el momento de hacerla era ahora, porque de repente volvió a ser relevante. De repente teníamos un presidente en nuestro país que decía a multitudes que los manifestantes se deberían ir de aquí, dándoles un puñetazo en la cara. Y eso es 1968 en Chicago. Eso fue lo que pasó. De repente, el país comenzó a dividirse cada vez más. Y luego las cosas se pusieron realmente mal en los últimos meses. Pensamos que la película era relevante mientras la estábamos haciendo, el invierno pasado, no necesitábamos hacerla más relevante, pero ocurrió, porque hubo protestas en la calle, por la brutalidad policial, y varios episodios en que a hombres negros y mujeres negras les disparó la policía, en circunstancias en las que es excesivo.

-Uno de los grandes temas de la película es la desobediencia civil, que en cierto momento las personas tienen derecho a levantarse contra un gobierno. ¿Cuál es ese momento para usted? ¿Cree que ese instante es ahora en EE.UU.?

-Sí, dependiendo de lo que quieras decir con levantarse. No creo que sea un buen momento para la destrucción, la violencia, los saqueos y los incendios. Nuestras protestas han sido en gran parte pacíficas. Es muy fácil durante una manifestación, durante una protesta de miles de manifestantes pacíficos, que una decena de personas se aprovechen de esa confusión y empiecen a romper cosas, y ante eso el gobierno responde diciendo: estos no son manifestantes, son anarquistas, están rompiendo ventanas de tiendas, están prendiendo fuego a cosas, no quieren cambios, solo quieren destrucción. Decían eso en 1968 y ahora dicen lo mismo. Pero (hace una pausa) nunca en mi vida he visto a mis conciudadanos, y particularmente a la gente, levantarse como lo están haciendo ahora. Tenemos una elección en aproximadamente un mes, es la elección más importante de nuestras vidas, por eso espero que cuando ejerzamos nuestra responsabilidad revolucionaria, que es de lo que creo estás hablando, la ejerzamos en el día de las elecciones en las urnas, tirando de una palanca y no disparando un arma.

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Jeremy Strong en la cinta. Foto: Niko Tavernise/Netflix© 2020

-Ha dicho que la película es un homenaje a la valentía de los manifestantes. ¿Cómo trabajó el retrato de cada uno de ellos y por qué cree que es oportuno?

-Hace 14 años Tom Hayden, el personaje que interpreta Eddie Redmayne, estaba vivo y pude pasar tiempo con él. Leí libros, la mayoría de los “7 de Chicago” han escrito, así que pude aprender un poco de esa manera. Si bien la película es importante ahora, se trataba de honrar a los manifestantes y las protestas, su valentía y su compromiso. Creo que es bueno hacer eso en un momento en que los manifestantes han sido demonizados como no estadounidenses, mimados, bocazas, o cosas de ese estilo. Creo que es importante mostrar que los manifestantes son patriotas. ¿Qué mejor momento para mostrar eso que ahora? No hablo por el mundo, no hablo por Chile. Solo hablo por EE.UU. ¿Qué mejor momento para recordarlo? Hemos hecho esto antes, está bien, vimos lo que pasó en 1968, estuvo mal en el 68, aprendimos esa lección, (pero) lo estamos haciendo de nuevo. Dicho esto, no quisiera que nadie tuviera la impresión de que no va a disfrutar esto como una película. Hemos estado hablando de la política del filme, pero una película antes de ser política, relevante, persuasiva, significativa, tiene que ser una buena cinta, tiene que ser una buena historia bien contada, así que mi mayor preocupación es que durante esas dos horas, cuando les estoy pidiendo su atención, cuando los he invitado a ver esta película, es que la disfruten. Y la historia está contada con mucho humor de principio a fin, estos acusados eran personas muy pintorescas, ese juicio se convirtió en un circo, así que te vas a reír mucho viéndola y al final te sentirás bien, tendrás un nudo en la garganta y la piel de gallina.

-Con todo lo que sabemos, ¿cuál es su opinión sobre la relación entre las redes sociales y los movimientos sociales? Por ejemplo, el papel que ha jugado Facebook en los últimos años.

-Bien. Este es un tema difícil de abordar porque las redes sociales han sido una herramienta valiosa para los movimientos sociales, ya sea para la Primavera Árabe o el movimiento que se está viendo ahora en EE.UU. (Pero) también han sido muy peligrosas y destructivas, es lo que yo llamo un “dispositivo multijugador de cosas malas”. Mala información circulando, personas con malas intenciones organizándose, como la supremacía blanca en este país, Yihad en todo el mundo, intenciones siniestras de políticos que intentan engañar a la gente. Deseo que las compañías de redes sociales, y más específicamente Facebook, asuman una responsabilidad mucho mayor en la vigilancia de su propia organización. No tienes que llegar a la censura para simplemente no magnificar las mentiras. Mark Twain dice que una mentira puede dar la vuelta al mundo antes de que la verdad tenga tiempo de ponerse las botas. Y tiene razón. Y las redes sociales son las que hacen que la mentira vaya alrededor del mundo a la velocidad de la mentira.

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Baron Cohen y Sorkin. Foto: Niko Tavernise/Netflix© 2020

-Muchos blockbusters finalmente no se estrenarán en cines este año. ¿Cree que la pandemia pueda cambiar el modelo de Hollywood, y que ahora el drama de mediano presupuesto pueda volver a tener su época dorada?

-Tal vez tengas razón en eso. Creo que es bueno ver el lado positivo con la pandemia. Esto es lo que pienso al respecto: no quiero ser responsable de alentar a la gente a hacer algo que es peligroso, que podría lastimarlos. También tenía una obra en Broadway (Matar un ruiseñor), así que una vez llegó la pandemia, de repente nos dimos cuenta de que toda nuestra vida, todo nuestro negocio, lo que hacemos, lo que hago como escritor, depende completamente de grandes grupos de extraños reunidos en salas oscuras (se ríe). Entonces, cuando todo se cerró aquí, en Estados Unidos, fue un recordatorio. No quiero que la gente regrese al cine demasiado pronto, pero sí quiero que regresen cuando sea seguro, porque hay una diferencia entre sentarse y ver una película con público y verla solo. Y creo que nada reemplazará la experiencia de un grupo de desconocidos reuniéndose en una sala oscura, cuando las luces se apagan y experimentan algo juntos riendo, llorando, siendo impactados y aplaudiendo. Creo que como humanos sabemos lo bueno que es como experiencia, y volverá cuando sea seguro.

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