Mango Negro: Fran Straube y la búsqueda del fruto que vio en sus sueños
Rubio (nombre que usa la artista nacional en este proyecto) publica “Mango Negro”, tercera entrega del disco que lanzará el próximo 15 de octubre. La idea de la canción surgió mientras dormía. “Todo era muy selvático y surrealista”, describe.
La imagen es intensa: un fruto, jugoso. Pero su color es sombrío, difícil de relacionar con la vida, como si la noche se le hubiera venido encima. Es “Mango Negro”, un nuevo single del disco homónimo que Rubio —Fran Straube— lanzará el próximo 15 de octubre.
Fran Straube dormía. Tuvo un sueño en que “todo era muy selvático y surrealista”, cuenta la artista a Culto. Era un paisaje húmedo, con árboles, que ella recorría intentando encontrar un particular mango negro. Buscaba y buscaba, hasta que al fin conseguía su objetivo.
“Eso fue lo que me ayudó a inspirarme en la canción”, cuenta.
Para ella, este fruto es la recompensa que viene “después de tanto caminar, buscar, aprender y profundizar: es el goce, el presente, el sueño que se hace realidad”. Lo relaciona con el arquetípico “camino del héroe”, en que un personaje debe conseguir un objetivo, pero antes, se enfrenta a una serie de obstáculos.
En Pez (2018), el primer disco en el proyecto de Rubio, la exponente de pop alternativo planteó el concepto entrar y salir de las profundidades de ese mar que, muchas veces, es uno mismo. “Un viaje muy profundo, muy íntimo”, resume.
Mango Negro es un álbum en que experimenta con varios estilos musicales: “Soy bien melómana y siento que Rubio es bien ecléctico o camaleónico”, dice. El pop, el techno y lo experimental dialogan para difuminar los límites entre géneros; a veces también se cuelan los sonidos de la lluvia o —en el single homónimo— las risas y voces de niños. Me encanta que sea así, porque siempre quise tener un proyecto que no fuera tan cerrado en cuanto a estilos: jugar sin juicios", dice.
El viaje del pez
Fran Straube dice que su segundo disco, Mango Negro, es la continuación de su antecesor Pez. Ahí hace una analogía: ese habitante del océano ahora sale de las profundidades del agua y, como en un abrupto acto evolutivo, se encuentra con la tierra, “donde sus aventuras lo llevan a las cosas más hermosas y tristes del planeta”.
Es por eso que la artista dividió el álbum en tres partes. La primera es “La Pérdida”, la cual “habla de lo terrenal, de los nudos que hay dentro de uno, de la avaricia y el egoísmo como humanidad, lo desconectados que estamos”, explica. Luego viene la etapa de “La Existencia”, que es un relato “de lo invisible, de lo mágico, de la vida y la muerte”. Fran Straube imagina que, en este punto, el pez ha avanzado en su trayecto y se encuentra en una posición mucho más avanzada y compleja
Al final, el relato desemboca en “Mango Negro”: “Es el aprendizaje de todo lo que vivió, de las enseñanzas de quienes guiaron, del goce”, declara. Llega el momento de la liberación para este protagonista, el pez.
Fran Straube siempre busca indagar en la profundidad del ser. Para ella resultan poderosas las señales que uno uno puede compartir a través del arte: “Como si los mensajeros de arriba me dieran las herramientas para hacer música y compartir el mensaje”.
Ella siempre ha querido entregar un mensaje positivo, que ilumine, para así aprender de uno mismo y de los propios errores para estar en paz, sin conflictos internos: “sanarte día a día, entrar en ti”, y agrega:
—No hacerte el larry —Y se ríe.
Comenta
Por favor, inicia sesión en La Tercera para acceder a los comentarios.