En 1974 Eddie Van Halen estuvo muerto. Había tocado en un club y un tipo, junto con felicitarlo, le regaló una dosis de Angel dust, un anestésico con efectos alucinógenos. Eddie cayó rígido y entre su hermano batero Alex y el bajista Michael Anthony lo llevaron de urgencia. “De hecho, morí en la mesa del hospital, y cuando desperté, el médico dijo: 'Se te paró el corazón. Si hubieran pasado treinta segundos, no podríamos haberte traído de vuelta”. Eddie no vio luz alguna pero tuvo una alucinación: actuaba en el Forum de Los Angeles “y cuando tocamos allí fue exactamente como lo imaginé”.
Atado de tobillos y muñecas el médico le comentó que nunca dejó de mover los dedos. Eddie Van Halen dijo que nunca más tomó drogas tan fuertes, pero la vieja alianza de alcohol y cigarrillos típica de la generación rock de los 70 le pasó la cuenta final. Un cáncer de garganta que arrastraba por una década y que le había quitado parte importante de su voz, como se pudo apreciar en las últimas giras de Van Halen, le arrebató hoy la vida a los 65 años, como lo confirmó vía Twitter su hijo Wolfgang. “No puedo creer que tenga que escribir esto, pero mi padre, Edward Lodewijk Van Halen, ha perdido esta mañana su larga y ardua batalla contra el cáncer”.
Un día triste para una generación completa de guitarristas y aficionados al rock en todo el mundo. Eddie Van Halen es indiscutidamente uno de los más grandes héroes de la guitarra eléctrica, un artista que cambió revolucionariamente el rumbo del instrumento a fines de los 70, anticipando una parte importante del sonido y la técnica del heavy metal, sin que necesariamente su banda calificara en el género.
Formados en 1972 en Pasadena, California, Van Halen se convirtió en sinónimo del sonido playero de la costa oeste en los 80, tal como The Beach Boys lo había representado en los 60, solo que esta vez no se trataba de armonías celestiales como la de los hermanos Wilson, sino de una guitarra aullante que parecía provenir de otro planeta, tal como Marty McFly se da cuenta que su padre es un poco lento en Volver al futuro (1985), y lo visita mientras duerme para descargar a todo volumen la guitarra de Eddie.
George McFly dio un salto y algo parecido sucedió con millones de adolescentes en el filo de los 70 y 80 cuando Van Halen llegó a sus vidas. Lo grafica perfecto Scott Ian de Anthrax en el libro Louder than hell. “Un día, este chico (...) llegó con el primer disco de Van Halen en su equipo de sonido a la hora del almuerzo”. Dijo ‘escucha esto’, y puso ‘Eruption’, y todos nos sentamos allí con la puta boca abierta. Nunca antes habíamos escuchado algo así". Stephen Pearcy de Ratt cuenta que fue a varios shows con apenas una veintena de asistentes “y tocaban como si estuvieran en el Forum”.
En Van Halen todo era espectáculo, show y canciones con ánimo de fiesta a cargo de un cantante carismático como David Lee Roth y su cóctel de movimientos entre strip tease y artes marciales, el bajo consistente y las armonías vocales extraordinarias de Michael Anthony, y el golpe y la destreza de Alex Van Halen con el timbre robado a John Bonham.
Fan de bluseros clásicos de la talla de Muddy Waters y leyendas como Eric Clapton, de quien decía conocer cada nota, la técnica más conocida de Eddie Van Halen y copiada hasta el hartazgo en los 80 -el tapping-, proviene de otra deidad de las seis cuerdas, según su propio relato. “Vi a Led Zeppelin alrededor de 1970, y Jimmy Page tenía el brazo en alto, y estaba levantando el dedo del traste de la cuerda, y dije: ‘Espera un minuto’. Y tomé mi mano derecha y la usé para tocar los trastes. Simplemente lo moví hacia arriba y seguí subiendo por el cuello, creando todos estos sonidos diferentes. Se desarrolló a partir de ahí, y trabajé con él hasta que pude hacerlo realmente rápido en canciones como ‘Eruption’, y se convirtió en algo mío”.
Eddie Van Halen integró elementos de virtuosismo y espectacularidad que no se veían desde Jimi Hendrix. Junto a Randy Rhoads, el capo que revivió a Ozzy Osbourne en una espectacular carrera solista, trazó el camino para el hard rock y el metal que dominó parte de los ránkings durante todos los años 80. Dicen que The Kinks inventó el heavy con You really got me. Quizás. Lo que es seguro es que Van Halen la tocaba mejor.
Cuando ya era el rey indiscutido de la guitarra y Quincy Jones lo reclutó para para sellar una alianza de pop rock perfecto en el single Beat it (1983) de Michael Jackson, Eddie Van Halen dio un nuevo salto introduciendo el sonido de sintetizadores en su banda. Con “1984” y el éxito descomunal del single Jump -una de las 500 canciones que dio forma al rock según el Salón de la fama del Rock & Roll-, una parte de su fanaticada quedó fuera de juego y disgustada porque el riff lo llevaba el teclado.
Parte del encanto y admiración que Eddie Van Halen despertó en músicos y aficionados en los 80, dejando huella en guitarristas estrellas de los 90 como Dimebag Darrell de Pantera (que a los 15 años se enorgullecía de dominar “Eruption”), radica no solamente en su técnica espectacular y la gracia de riffs y los arreglos, sino en que Eddie además creaba su sonido en un proceso completamente a su cargo. Fabricaba efectos, intervenía la guitarra conocida como Frankenstrat, bajo el sueño de fundir las cualidades de las marcas Gibson y Fender, y poseía su propia línea de amplificadores.
Era la clase de músico que no requería la compañía de otro en su instrumento irradiando suficientes ideas y frescura. En los viejos videos de Van Halen compartía con una sonrisa eterna el extraordinario talento entre sus dedos, multiplicado sónicamente mediante ese arsenal diseñado, martillado y remachado por sus propias manos.
Billie Eilish hizo noticia hace unos meses porque no sabía quién era Van Halen y los viejos rockeros se enojaron por todo el mundo. El género ve cómo se apagan sus estrellas y cómo aquella música resulta ajena para las nuevas generaciones. Así son los ciclos. Pero si alguien tiene curiosidad en el futuro sobre un guitarrista espectacular sin apelación, Eddie Van Halen encabeza la lista. En su sonido siempre estará, por la eternidad, el verano y la fiesta de California.