Jaime Lorca recuerda que fueron alrededor de seis reuniones las que tuvo con Milan Ivelic para solicitarle el Anfiteatro Bellas Artes, que antes del 2011 estaba completamente abandonado. En todas se negó. “Luego le conté que íbamos a hacer la segunda versión de La Rebelión de los Muñecos y que la íbamos a hacer en una carpa en el Parque Forestal. Ahí le pregunté por qué no nos permitía instalar la carpa en el anfiteatro y finalmente aceptó”, cuenta Lorca.
Cuando Jaime Lorca y la compañía Viajeinmóvil finalmente llegaron al Anfiteatro Bellas Artes en 2011, este lucía su cielo descubierto. Así mismo funcionará desde el próximo sábado 10 de octubre a las 19.00 h, cuando la sala vuelva a abrir sus puertas tras el cierre por la pandemia del Covid-19.
“Es lo que más queremos, es nuestra vocación y no hay nada más triste que un teatro cerrado. Como tenemos la suerte de que este es un anfiteatro, lo que estamos haciendo es quitar la carpa para que vuelva a ser el espacio al aire libre como lo era hasta el 2011. Es una necesidad de estar con el público y creemos que también el público quiere volver al teatro. Están abiertos los restaurantes y los bares, pero los teatros somos los castigados”, comenta Lorca.
Durante los tres sábados que quedan de octubre el público podrá disfrutar de la obra Lear, una producción de la compañía Viajeinmóvil inspirada en la clásica tragedia escrita por William Shakespeare. Luego, se sumarán a cartelera dos estrenos que quedaron pendientes de marzo. Uno es la obra Corazón de chocolate de la compañía Teatro Ocaso, y el otro la obra Mi pequeño Pachakuti de La Máscara Danzante.
Considerando las medidas sanitarias que debe cumplir el espacio para su funcionamiento, en un principio la compañía pensó en hacer funciones fuera del anfiteatro “Nosotros tenemos un escenario móvil y pensábamos armar una especie de corralito con unas 45 sillas para que la gente lo viera”, dice Lorca. Sin embargo recordaron que en su esencia, el anfiteatro es un lugar abierto.
Con un aforo reducido al 25%, el Anfiteatro Bellas Artes tendrá disponibles entre 25 a 44 butacas para el público. De las tres entradas al local, dos estarán habilitadas para los asistentes y la otra para el equipo. Además, tendrán dispositivos para la toma de temperatura y dispensadores de alcohol gel. Todo automatizado, para evitar el contacto con el público.
“Estamos asesorados por la gente del Ministerio de las Culturas. Es bastante costoso cumplir con todas las medidas, pero hay que hacerlo obligatoriamente. Requiere de tiempo y mucho cuidado. Estamos haciendo un enorme esfuerzo, ya que hemos estado parados prácticamente desde el 18 de octubre del año pasado, salvo unas funciones que pudimos hacer en enero. Las artes escénicas han estado absolutamente invisibilizadas, pero somos porfiados y tercos. Por eso en cuanto se presentó la posibilidad de volver, la tomamos. Y a la gorra, de la misma forma: esa es la política del anfiteatro”, señala Lorca.