“Retos enormes”, “casting gigantesco” e “historia perfecta” son algunas de las apreciaciones que comparten vía Zoom los realizadores de Súbete a mi moto, la primera serie sobre Menudo, que debuta hoy en Amazon Prime Video en Latinoamérica y España.

Pero, fuera de afirmaciones rotundas, la venezolana Mary Black y el mexicano Leonardo Zimbrón, productores de la ficción, deslizan algo más universal al momento de hablar de la primera mirada audiovisual a la agrupación preadolescente detrás de “Y mi banda toca rock”, el nombre que alcanzó gran popularidad en los 80 y hasta hoy se evoca tanto como el semillero de Ricky Martin como un referente de las boy band.

“Recordar la nostalgia, volver a vivir lo que fue su niñez, lo que fue su juventud, va a ser maravilloso y les va a dar mucha alegría. La adolescencia es tan importante en la vida de un individuo y recordar esos momentos para muchos es algo que los va a bendecir, en mi opinión”, señala Black, también creadora de la serie de 15 episodios. La pandemia, ese periodo que ha hecho aflorar como nunca la nostalgia, parece el momento propicio para contar la trastienda del grupo creado por el mánager Edgardo Díaz a fines de los 70 en Puerto Rico.

Una historia que la productora cuenta que comenzó a trabajar hace cinco años, antes del furor desatado por títulos como Luis Miguel, la serie y Bohemian Rhapsody. Aunque tal vez tomando distancia de esos ejemplos, en vez de hablar de Súbete a mi moto como musical, prefiere sostener que “tiene mucha riqueza en música”.

Una diferencia sustancial frente a otros retratos de grupos es que el foco está en Díaz, el cerebro detrás de la banda, que al comienzo de la serie se obsesiona con dar forma a una agrupación compuesta solo por niños y que, ya con la iniciativa en ruta, se le muestra pensando en múltiples formas de rentabilizar el éxito.

El mismo que en la realidad ha sido acusado por al menos un par de exmiembros -Roy Roselló y René Farrait- de haber cometido abusos sexuales mientras lideraba la marca; hechos que ha negado permanentemente. No es el único tinte dramático alrededor del grupo: el fin de semana falleció a los 41 años el venezolano Anthony Galindo, exintegrante de los hombres detrás de “Sabes a chocolate”.

Hablando en general de las sombras de Menudo, Leonardo Zimbrón apela a la regla básica del guión: “No hay drama si no tienes conflicto y para que exista conflicto necesitas fuerzas antagónicas. La historia está estructurada de una forma totalmente verídica, basada en hechos reales. Obviamente están los obstáculos, el camino al éxito siempre los tiene”. Y agrega: “No es posible presentar casi 20 años con todo detalle en 15 horas, pero se incluyen los momentos más significativos del desarrollo de la banda y sus distintas generaciones”.

Representado en la pantalla por dos jóvenes actores (Felipe Albors e Ethan Schwartz), Ricky Martin es pieza relevante de la trama, con su llegada en 1984 a sus 13 años y su aporte clave en la que fue la mejor época de la banda, hasta que emprendió su carrera solista. Sin embargo, su retrato no demandó un tratamiento especial por parte de los creadores.

“Era importante que todos estuvieran (bien trabajados). Fueron 33 chicos, Edgardo Díaz, José Luis Vegas, el coreógrafo que llegó a ser el director artístico. Para nosotros era importante tener a todos reflejados y estamos seguros de que las fans y el público lo van a entender así”, indica Black, añadiendo que “nosotros no estamos juzgando, estamos presentando una historia llena de aventuras, nostalgias y emociones”.

A cargo de la producción que se desarrolló en 2019 entre México y Puerto Rico, Zimbrón detalla otros desafíos: “Para nosotros era importante mantener los acentos naturales de cada uno de los personajes; los chicos siempre fueron puertorriqueños, pero el resto del universo en que se movían era muy internacional. A eso agrégale un diseño de producción muy pesado, entender la estética de cada una de las épocas, finales de los 70, todos los 80 y los 90. Eso no sólo para la banda, sino para todos, incluyendo los extras”.

Y finaliza: “La grabación fue dura, y luego con la postproducción nos tocó incrementar los retos por la situación que todo el mundo está viviendo”.