El poder en un fan club: llega la nueva obra de Paulina García

Aunque no tiene alusiones directas a la pandemia, el montaje Un montón de brujas volando por el cielo incluye el distanciamiento social en su historia, sobre las tensiones y disputas entre dos mujeres. Un alejamiento que se explica por la lucha que mantienen por quién lidera un grupo de seguidoras de un fallecido ídolo popular.

“Es un fan club de un muerto al que ellas adoran y se pelean la presidencia por razones muy distintas, que lo que hace es mostrar dos orientaciones hacia la vida muy diversas pero totalmente reconocibles. Tiene que ver con lo absurdo de tener poder y las condiciones que las mujeres deben cumplir para acceder a él”, señala Paulina García sobre la obra de la dramaturga Carla Zúñiga, parte del ciclo Teatro Nescafé Online, que se transmite hoy a las 20.00 horas desde el mismo recinto de Providencia.

La autora, que encabezó la disuelta compañía La Niña Horrible, la escribió al inicio de la pandemia pensando en específico en Paula Zúñiga y en la actriz de Gloria. “Es una obra feminista, con sentido del humor, que tenemos por suerte las tres, y política, con una mirada acerca de lo que significa nuestra sociedad, nuestras relaciones, y nuestro rol como artistas en ese espacio”, define Paula Zúñiga. “El poder administrado de esta manera da risa, es pelearse por un puesto, quién está más arriba de la otra, y también el tema de las clases”, añade.

Un montón… es también el último proyecto en común de dos actrices que han colaborado reiteradamente en teatro, y que estrecharon lazos a partir de la serie Cárcel de mujeres (TVN). “Va más allá del teatro, y eso tiene que ver con compartir visiones parecidas de la vida”, apunta Paula Zúñiga.

De acuerdo a cómo está pensado el montaje –dirigido por Manuel Morgado–, ambas estarán hoy y mañana desde un teatro sin público (entre este viernes y el domingo 25 se dará grabada, entradas en Ticketek). Una modalidad sobre la que entregan sus impresiones.

“Va a ser como estar en un ensayo permanente, probablemente. No es tan extraño para nosotros, aunque es distinto no escuchar las risas o el silencio total”, indica García. Su compañera plantea que “sí o sí esto va a tener que ser el futuro del teatro”, en relación a las complejidades que implicaría el funcionamiento con aforo reducido.

“Tener dos espacios vacíos (entre butacas), para mí es mucho más triste que tener un escenario vacío, con la lógica de que se está proyectando hacia otro lugar”, dice Zúñiga, agregando que “desde afuera se nomine si es teatro o no, da lo mismo. Estoy abierta a todo espacio creativo que hoy podamos levantar”.