“Piensan en grande”, responde Billy Gould sobre los encantos de Cómo Asesinar a Felipes, “pero no buscan soluciones fáciles”.
A estas alturas “el tío Billy”, como llama el grupo al histórico bajista de Faith No More, es uno más. No solo han tocado juntos sino que ha producido cinco álbumes de CAF desde 2012 contando MMXX, octavo título disponible a partir de hoy.
“La música los emociona” subraya Gould, una propuesta ingeniosa de acid jazz, rap y electrónica contenida en ambientes cinematográficos con intensidad rock y un discurso crítico del sistema que, a pesar de su filo instrumental y lírico, proyecta esperanzas sobre el futuro. El tipo de artista que en la historia musical contemporánea chilena califica en las mismas esferas de Electrodomésticos y Fulano.
En los días del estallido social CAF tocaba en Colombia. El primer impulso fue regresar pero terminaron la gira. A la vuelta participaron de un par de eventos suscritos a las demandas, y luego al estudio a comienzos de marzo para grabar en cinta un puñado de nuevas canciones pensando en un disco.
Llegó la pandemia, se acabaron las tocatas y perdieron la sala de ensayos. Por una mala, una buena. El 15 de julio se quedaron con dos premios Pulsar como mejor artista de música urbana y álbum del año por Naturaleza muerta (2019).
“Me sentí gratificado”, reconoce el baterista Felipe Metraca, considerando el cariz poco comercial de CAF y que algunos de los artistas en competencia pertenecen a sellos tradicionales con los recursos que eso implica. “Componemos la música que queremos escuchar, no es con otros fines”.
Koala Contreras, responsable de los textos y la voz, cree que distinciones así dan seguridad y beneficios concretos. “Mostrar la propuesta en esplendor sin que tengas que explicar qué haces. Es un referente para incorporarnos en un show o una programación”. A partir del premio, reconoce Metraca, las ofertas mejoraron.
El nuevo álbum integra la espina dorsal discográfica de CAF como una ramificación con derivada electrónica. MMXX rebosa máquinas, programaciones y sintetizadores con los músicos fuera de sus zonas de confort.
Sebastián Muñoz y Cristián Gallardo, bajo y vientos respectivamente, también se pasaron a las teclas y perillas sin dejar los roles habituales. A los escenarios de celuloide de DJ Spacio mediante tornas y samples, se suman variadas capas de sonidos y giros vertiginosos en tono retrofuturista. Naturaleza muerta propagaba música orgánica. Acá mandan los voltios.
Billy Gould estaba prevenido de los cambios en el nuevo material que produjo a distancia en pandemia, pero tampoco tenía muy claro cómo se concretaría el viraje.
“Había estado hablando con Felipe antes de escuchar algo de la música, y me explicó que se dirigían hacia más instrumentación electrónica, pero que la música era buena. Estaba totalmente de acuerdo con el concepto, pero tenía curiosidad por saber qué significaba (...) Era diferente, pero no drásticamente, porque la vibra de la banda todavía estaba completamente intacta y aún podía sentir esa cualidad característica en la música que los distingue del resto”.
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MMXX tiene algo de dos en uno. Las siete nuevas canciones fueron sometidas a remezclas por otros artistas de estilos más extremos que en proyectos paralelos exploran vetas distintas.
La curatoría quedó a cargo de Billy Gould, que ya había gestionado a Chino Moreno de Deftones para el single Disparan (fill the skies) del álbum anterior. Hay figuras de renombre reconfigurando las canciones con sorprendentes resultados como Shane Embury de los legendarios Napalm Death, la estrella del dub Mad Professor, el proyecto electrónico Mixhell de Igor Cavalera, el ex Control Machete Toy Selectah y el propio Gould, preocupado de reclutar nombres con garantías de variedad y equilibrio.
“Esta no es una banda que encaja en una categoría prolija, se puede apreciar desde muchas direcciones. Y cada artista diferente, en mi opinión, ha sido capaz de hacer brillar una luz distinta en la banda. Todos los chicos que contribuyeron estaban interesados en el material. Eso también es importante”.
En 2017 Elipse se propuso recorrer la existencia humana -nacer, crecer, morir-, luego Naturaleza muerta sugirió una refundación de la Humanidad.
Sin ser explícito, MMXX aborda los asuntos gatillados por el 18-O mediante un tinte más optimista. “Es el momento de pasar a la acción por los canales que corresponden para ir optando a estos cambios de una manera más equitativa”, plantea Koala. “Generalmente uno escribe reflexiones, pensamientos que cultivas desde pequeño. Pero ahora ya no es reflexión. Está pasando. Me sumo a esa esperanza”.
En esta contingencia y bajo la polarización del ambiente, Koala no cree en cambios mayúsculos sin antes una autoevaluación individual. “Primero debo mejorar como ser humano y después me preocupo de los cambios en masa, porque la masa es masa y puede representar una bola energética sin dirección”. Aún así, para el vocalista el proceso es irreversible. “El volcán ya estalló y va a seguir estallando mientras no haya cambios”.
El giro electrónico tiene antecedentes en los primeros años de CAF cuando alineaba el tecladista Marcos Meza, según cuenta Metraca.
"Nos quedó gustando, un par de veces lo repetimos por ahí, pero ya es nuestro octavo disco y tenía ganas de buscar otros sonidos. También quería representar un poco mi sensación de lo que estaba pasando con el estallido social, crear una película más caótica, y creo que estos instrumentos sirven mucho para eso”.
Koala Contreras no sabía muy bien cómo decantaría esta predominancia de programaciones y sintes. Cuando escuchó el resultado el juicio fue categórico. “Quedó buenazo”.