Sophia Loren: otra leyenda del cine hechizada por el streaming
En la piel de una sobreviviente del Holocausto, la actriz de 86 años vuelve con su primer largometraje en más de una década, a estrenarse el próximo viernes en Netflix. Así es el rol que la podría tener nuevamente nominada a un Oscar.
Madame Rosa se mueve sin prisa y con rumbo incierto. Cargando un par de candelabros que desea vender y al cuidado de dos niños que se le separan un segundo, en el momento apenas reacciona cuando un rayo de 12 años le arrebata sus pertenencias a plena luz del día. “Un mocoso de mierda”, le dice a quienes se acercan a socorrerla en el suelo.
A ese mismo “mocoso”, Momo, un niño senegalés huérfano de origen musulmán bajo el amparo de un médico de la ciudad, no le acepta las disculpas cuando se reencuentran poco después, pero las circunstancias desembocan en que terminen viviendo bajo el mismo techo y compartiendo más de lo que imaginaron.
Es el vínculo dispar que propone La vida ante sí (o The life ahead, estreno el próximo viernes en Netflix) y el material que se dedican a elevar durante hora y media sus dos actores principales: Sophia Loren, en su retorno al cine a los 86 años, y el debutante Ibrahima Gueye.
Por tercera vez bajo la dirección del cineasta Edoardo Ponti, el más joven de los dos hijos que tuvo con el fallecido productor Carlo Ponti, la legendaria actriz encabeza su primer largometraje en 11 años en complemento y complicidad con un intérprete que tiene su primer protagónico en este filme, adaptación que trae al presente y traslada a Italia la novela del francés Romain Gary.
En la que hasta hace poco era su última cinta, el musical Nine, la estrella de la edad de oro de Hollywood encarnó a la madre de Daniel Day-Lewis –uno que mantiene estatus de retirado desde 2017– y aquí su Madame Rosa es lo más parecido a una imagen materna para el escurridizo Momo.
Pero no lo único: es una sobreviviente del Holocausto, una buena amiga y confidente para Lola (la actriz española trans Abril Zamora) y una dedicada cuidadora de hijos de prostitutas e inmigrantes, que debe lidiar con las cuentas de fin de mes y observa la crisis de refugiados en Italia. También, con cada vez mayor frecuencia, es una figura ausente y hasta espectral que logra entenderse con la vitalidad y el arrebato del nuevo niño que cuida, un joven con vínculos con el crimen de la ciudad.
Dúctil y correcta en su manejo del melodrama, la película es impulsada por sus dos protagonistas, al punto que la crítica especializada no se decide si la gran razón para ver la cinta sea la joven promesa o la leyenda con siete décadas de trayectoria, ambas potenciadas una a la otra. Pero el desempeño de Loren es lo suficientemente vigoroso como para que la industria ya empiece a susurrar una nueva nominación a los Oscar.
Una carrera donde asoman nombres como Frances McDormand, Meryl Streep y Viola Davis, pero que en el caso de la italiana además del factor gran regreso tiene rasgos históricos: nunca una actriz o actor ha vuelto a ser candidato luego de 56 años, el tiempo que cumplirá en 2021 desde la última vez que aspiró al galardón, a mediados de los 60. También se convertiría en la postulante más veterana en la categoría de Mejor actriz, superando a Emmanuelle Riva (Amour). En contra tal vez asoman que ya ganó la estatuilla una vez y que en 1991 obtuvo la distinción honorífica de la Academia.
Detrás cuenta con la campaña que seguramente empujará Netflix, el gigante del streaming hambriento por quedarse con los principales reconocimientos de Hollywood y por abrochar de manera perfecta el retorno de la diva. La misma compañía el año pasado estimuló la nominación de Joe Pesci, otra vieja gloria que volvió a la actuación en manos confiables, en su caso junto a su viejo amigo Martin Scorsese, aunque esta vez sin premio.
Mientras su regreso concita elogios y adquiere carácter de hito cinematográfico en un año de abundantes noticias sombrías para el arte que la hizo gigantesca, Sophia Loren le quita presión al último giro de su carrera, como si fuera algo rutinario o que nunca estuvo en los planes.
“Simplemente sucedió”, le dijo a Entertainment Weekly en octubre. “Quería sentirme inspirada y desafiada. No sabía de ninguna película que quisiera hacer de inmediato”, agregó, deslizando también una sutil crítica a la industria, siempre en deuda con sus nombres más maduros.
Y revelando las claves detrás de su Madame Rosa, apuntó: “Si eliges las cosas que crees que puedes hacer mejor, siempre de alguna manera estás a salvo, porque pones en la pantalla una imagen de ti mismo que es veraz. Esto es lo que le gusta a la gente: la verdad”.
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