En esta historia de larga data hay tres actos determinantes este año.

En enero Tyler, The Creator ganó el Grammy a Mejor álbum rap, y junto con dar las gracias disparó contra el término urbano. “Es sólo la forma políticamente correcta de decirme la palabra con ‘N’”, se quejó.

Luego el sello Republic Records, poderosa subsidiaria de Universal Music, con grandes estrellas como Taylor Swift, Ariana Grande y Post Malone, anunció en junio la eliminación del concepto urbano, instando a otras disqueras a superar “las estructuras obsoletas del pasado”. Acto seguido los premios Grammy anunciaron reformulaciones a partir de 2021.

Entre los cambios, desapareció la categoría Best urban contemporary album por Best progressive R&B album, rótulo que considera “los más progresivos elementos del R&B y pueda incluir samples y elementos del hip-hop, rap, dance y música electrónica”, según explicó la Academia Nacional de Artes y Ciencias de la Grabación de Estados Unidos, como una forma de ponerse a tono con las sensibilidades actuales.

¿Acaso la música urbana no incluye estos ingredientes? Por supuesto, y desde hace mucho. Pero la incomodidad con el concepto aumenta en la industria anglo y en particular en los artistas, siempre reacios a las etiquetas, porque se le considera racista, encasillando a los músicos y ejecutivos negros.

El concepto tampoco goza de mayor prestigio artístico porque sus contornos son difusos. Cualquier cantante con un par de rimas y una base puede ser “urbano”.

De hecho, Ed Sheeran lo es. “Me pregunto por qué no podemos estar en el pop”, cuestionó Tyler, The Creator con la estatuilla Grammy en las manos.

El asesinato de George Floyd a fines de mayo, que desató la ira popular entre la población afroamericana, provocando revueltas con estatuas y símbolos de esclavitud y dominación derribados, sensibilizó y alteró la agenda en EE.UU..

“Queremos ser realmente inclusivos”, subrayó en junio el CEO interino de los Grammy, Harvey Manson, cuando se anunció la eliminación de una categoría urbana. Sin embargo, se creó otra con el mismo término. El mejor álbum de pop latino ahora se denomina “pop latino o urbano”. A su vez, la casilla rock latino, álbum urbano o alternativo, quedó en “rock latino o alternativo”. Así los discos de reggaeton podrán competir directamente con los principales éxitos del pop en español.

Todos juntos

Frankie Crocker tenía un historial policiaco digno de un pandillero y proxeneta con acusaciones de soborno, femicidio y maltrato, zafando de cada cargo.

También fue una de las figuras definitivas del negocio radial en los años 70, brillante en estrategias de mercadeo y de look extravagante (apareció en el clásico blaxploitation Cleopatra Jones, entre otras cintas), que lo llevó a ser uno de los primeros rostros del canal VH1.

A mediados de los 70, Crocker llevó al número uno a la emisora neoyorquina WBLS reestructurando la programación con la frase “la experiencia negra total en sonido”, para lo cual reclutó a un renovado equipo de DJ’s incluyendo a Vy Higginsen, reconocida como la primera mujer disk jockey de Nueva York.

La parrilla permitía aglutinar artistas con un toque más sofisticado como Aretha Franklin, John Coltrane, Frank Sinatra, James Brown, Billie Holiday, Johnny Mathis, y Kool and the Gang. Crocker abrazó con furia la música disco pero también se abrió a la new wave y el punk con Blondie y The Clash, cruzando radioescuchas blancos y negros, tal como en los 50 el animador radial Alan Freed maridó audiencias al popularizar el concepto rock & roll, donde confluían el blues y el country.

Ese tipo de programación bautizada “urban contemporary” por Crocker, pretendía aumentar el avisaje al ampliar las audiencias. Fue tan exitoso el modelo que rápidamente se adoptó en el resto del país, junto con demandar más personal para desarrollar esta lucrativa casilla, promoviendo a una nueva generación de ejecutivos afroamericanos.

Para los veteranos en el negocio no hay más que agradecimiento al nicho. “Las divisiones de #Urbanmusic fueron construidas para dar a los ejecutivos negros una verdadera voz y una oportunidad de dirigir y manejar un aspecto del negocio que estaba siendo ignorado por las corporaciones”, explicó en Instagram Azim Rashid, el jefe de promoción urbana de Columbia Records, ante las iniciativas para erradicar el término.

Entre lo sucedido en los años 20 y 40 cuando la música negra se vendía como “race records”, y un ejecutivo afroamericano que en los 70 crea una categoría en la industria radial, enalteciendo a los artistas de color junto a una fina selección de la oferta musical blanca, hay un avance indiscutido.

Pero el lenguaje evoluciona y la etiqueta asoma caduca, como lo manifestó Republic Records.

“Como con gran parte de nuestra historia, la connotación original del término urbano no se consideró negativa. Sin embargo, con el tiempo el significado y las connotaciones de ‘urbano’ han cambiado y se ha convertido en una generalización de los negros en muchos sectores de la música, incluidos empleados y música de artistas negros”.

Ni ahí

En Latinoamérica el panorama difiere y asoma con ribetes generacionales.

Estrellas como Daddy Yankee y Ozuna prefieren que su música siga siendo reconocida como urbana, mientras J Balvin califica lo suyo como reggaetón a secas. En declaraciones al sitio Shock de Colombia, el puertorriqueño Ángel Vera, El Gurú, fundador de la plataforma Rapetón, promotora del género urbano latino y reconocida autoridad en la materia, este asunto despreocupa a las estrellas en español. “Hablé con varios artistas y ellos no saben que la palabra ‘urbano’ representaba algo malo, y no le prestan mucha atención al tema”.

A Gianluca, una de las figuras del trap chileno, los calificativos le incomodan y el concepto urbano, según el parámetro gringo, resulta vago.

“No me gustan las rotulaciones, creo que tienen que cambiar. Urbano, tal como latino, se usa en EE.UU. para hablar de música negra o en español, muchas veces sin hacer una descripción clara de cada artista. Creo que la queja de Tyler ejemplifica bien lo que pasa con el concepto urbano en USA. Es una forma que el sistema tiene para poder seguir replicando conductas raciales. Ojalá todo esto desaparezca pronto”.

En los Grammy Latinos del próximo 19 de noviembre, el concepto urbano encabeza cinco categorías y no hay señas de eventuales cambios, ajeno al peso racial del caso anglo. A la decisión de Republic Records y los tibios cambios en los Grammy, se suma la voluntad de Warner Music y iHeartMedia Inc., la mayor cadena radial de Estados Unidos, de pasar a retiro la música urbana como una etiqueta vencida, aunque el producto sigue siendo altamente rentable.