Un 2020 paralizado para la Humanidad completa no ha significado pulsar pausa en la siempre noticiosa carrera de Denise Rosenthal (30).
“Bajo ningún punto de vista fue una tregua, fue el triple de trabajo y desafío para mantener intactos los planes y las metas para este año. Sí lo tomo como una transformación y un descubrir para generar nuevas formas de desarrollarnos profesionalmente. Teníamos mucho planificado: lanzamiento de mi nuevo álbum, un Movistar Arena, pero al final no se pudo y todo se dio con la necesidad de fortalecer mi vida íntima, personal”, advierte la artista, invitada ayer al espacio Sesiones íntimas de Culto de La Tercera, desde las alturas de un edificio capitalino donde interpretó tres canciones junto al resto de su banda.
Otra muestra más de una cantante que en los últimos años ha diseñado una trayectoria donde coinciden una ambiciosa apuesta pop a gran escala con discursos de reflexión, empoderamiento y sensibilidad más íntima.
“Siempre he sido muy intensa para mis reflexiones internas, pero este período sí me ha servido para hacerme cargo de mí misma, decirme: estos son mis miedos reales, estos son mis ciclos”, agrega también en torno a un proceso que ha ido acompañado por canciones: Dormir se llama precisamente su último single, aparecido el pasado 5 de noviembre y presentada como una canción romántica que aborda la necesidad de protección y contención que une a las parejas. Sobre todo en días de encierro. Tres días después, Rosenthal cumplió 30 años.
“Me pasaron muchas cosas (al cumplir 30). Soy de hacer mi autoevaluación a fin de año, después de las terapias con mi terapeuta, porque soy súper pro terapia. A lo largo de mis 20 fui súper insegura y poco generosa conmigo misma, nunca estaba feliz de mis logros, porque soy muy exigente, tengo muchos planes y quiero desarrollarme y hacerlo siempre mejor. Forma parte de mi no estar conforme con mis logros. Me sirvió observarlos desde afuera. Cómo empecé mis 20 y cómo los termino. De alguna manera todo lo que me propuse a los 20 lo logré”.
En ese chequeo de metas alcanzadas, la también actriz menciona facturar composiciones pop con contenido, melodías radiales que no vean al amor según el canon flagelante de la balada latina, llegar a vitrinas masivas como el Festival de Viña y tener una pareja estable. En su caso, se trata de Camilo Zicavo de la banda Moral Distraída, quien precisamente hace un par de días le pidió matrimonio, instancia que difundió a través de su cuenta de Instagram.
La artista dice que es parte de su credo como persona y creadora: tener la libertad de mostrarse tal cual es.
“Aunque quisiera hacer cosas que son íntimas, no puedo hacerlo íntimo, porque igual se van a enterar y eso genera más revuelo. Prefiero asumir que es parte de mi vida la exposición y desde ese lugar vivirlo con la naturalidad más cómoda posible, sentirme libre. No quiero sentir como que tengo que actuar o no actuar de determinada forma, o que la gente puede o no saber de mi vida. Al final, a la mierda, todos se enteran igual lo que hago. Y más encima los medios amplifican todo lo que hago, es súper fuerte. He aprendido a vivir con la exposición en mi desarrollo como persona, toda mi vida he estado con ese tercer brazo. Me parece importante habitar las redes con una naturalidad más tácita, si un día no me quiero maquillar, no lo hago nomás. Para mí, en algunos casos, como ese video (el de la petición de matrimonio), es compartir mi felicidad”.
La cantautora también bromea con su futura boda con Zicavo. “Yo sé que es como la boda real (se ríe). Noo, mentira, será súper privado, íntimo, no queremos hacer una gran celebración, nos parece un despropósito hacer algo muy grande. Será algo relajado, sólo con la gente más cercana, para celebrar el amor”