Una anécdota como la que recoge Aron Hernández (25) en general sólo aparece si el final es feliz. De lo contrario, es el relato de lo que pudo haber sido. El siempre amargo “qué hubiera ocurrido si”.
“Pasaba el tiempo y nunca me llegaba el mail con la información del casting del que me habían avisado. Hasta que yo mismo me comuniqué y pregunté. Resulta que cuando anoté el mail, lo hice con una nota media ilegible, estaba mal escrito. Pero me dijeron: el casting es mañana, si quieres igual te puedo mandar la información”, rememora el actor.
“Entonces recibí todo el día anterior. Ese fue el primer desafío, atreverme a ir con la información súper reciente y jugármela por el personaje que me tocó hacer”, agrega por videollamada frente a la posibilidad de apropiarse del rol más importante de su todavía incipiente carrera.
Han pasado cerca de 12 meses desde el adrenalínico episodio en que casi quedó afuera del proceso de selección del elenco principal de Los Prisioneros. Ahora se encuentra sentado en un patio de una casa en Providencia junto a quienes se han transformado en sus compañeros durante este agitado año: a él, que encarnará a Jorge González, se le unen Andrew Bargsted (27), Claudio Narea en la ficción, y Diego Madrigal (24), escogido para el papel de Miguel Tapia.
Por primera vez, luego de meses con la certeza de que los roles ya eran suyos, hablan sobre sus protagónicos en la serie de ocho capítulos que alistan Movistar y la productora Parox, la primera ficción que cuenta con los derechos de las canciones del trío y el uso de su nombre. El más ambicioso e internacional de los proyectos en torno a los hombres de Mentalidad televisiva, dado que durante la segunda mitad de 2021 se lanzará en Chile y otros seis países de Latinoamérica.
Con el pelo más largo que lo habitual y uniformados con poleras negras –parecidas a las que usaron para las fotos que les tomó La Tercera dos días antes–, los tres actores subrayan que este no es el look definitivo que tendrán en la historia, ambientada entre los años 1984 y 1989. Es el único freno al ahondar en la trastienda y lo que vino tras haber sido elegidos.
“Para mí el cuerpo es el primer cemento para poder construir la actuación, y eso es inevitable que te afecte emocionalmente. Cada cosa que hecho antes, más chicas obviamente, siempre las he abordado desde el cuerpo”, dice Aron Hernández sobre un reto que también era clave en la etapa que lideraba el director de casting Roberto Matus (El reemplazante, Dignidad) junto a la producción. “Para el segundo casting bajé ocho kilos, y para el siguiente otros cinco más. Al principio fue lo más difícil, porque consistía en no comer y entrenar mucho. Los bajé en sólo un mes. Igual que Miguelito aquí, obsesivo.”.
Le da el pase a Madrigal, quien revela que primero audicionó para el papel del líder de la agrupación. “Me metí en Jorge González, en su energía, pero después que me dijeron que fuera por Tapia, me hizo más sentido, quizá me parezco más. Para mí todo ese proceso fue muy agotador. También implicó una bajada de peso apenas me dijeron, empecé a hacer deporte, todos los días (escuchando) Los Prisioneros, me compré baquetas y comencé a tocar en mi casa. Yo soy obsesivo, entonces me metí de lleno y no he parado”, explica el actor con recorrido en obras de teatro, cortos universitarios y un primer protagónico que aguarda por su estreno.
De los tres, Andrew Bargsted es el mayor y el más experimentado. Acumula roles en series como Ramona y Héroes invisibles, además de los personajes principales de las películas Nunca vas a estar solo, de Álex Anwandter, y Mala junta, de Claudia Huaiquimilla. De hecho, a fines de 2019 se encontraba inmerso en las filmaciones de una nueva cinta de la directora (Mis hermanos sueñan despiertos, ambientada en una cárcel juvenil), cuando apareció la posibilidad de participar en el casting de Los Prisioneros.
“La verdad es que me sorprendió mucho porque yo sentía que no me parecía nada en ese momento, fue muy arduo”, admite Bargsted sobre encarnar a Narea. “Creo que lo fundamental fue que nos comunicamos harto entre nosotros (los actores). Y eso es lo que hemos ido rescatando ahora, construir individualmente nuestros personajes pero al mismo tiempo también generar una química grupal, que era la que representaba e identificaba mucho a la banda”.
Aunque la producción nunca fijó como prioridad que los protagonistas tuvieran destrezas con algún instrumento, los tres han perfeccionado sus habilidades. En ese sentido, se reunieron para tocar juntos hace cerca de un mes, en su primer encuentro desde el verano, apuntando al inicio del rodaje a mediados de enero (en un comienzo sería en junio, pero la pandemia obligó a su postergación, y ahora no sufriría nuevos cambios salvo que la Región Metropolitana baje a Fase 1).
Especifican que en su reencuentro interpretaron La voz de los ’80, Sexo y Nunca quedas mal con nadie, parte de las canciones que formarán parte de la banda sonora de la serie, junto a otras como El baile de los que sobran, ¿Por qué no se van?, Muevan las industrias y We are sudamerican rockers.
“El patrón principal yo siento que ni siquiera era la apariencia física, era más bien transmitir un espíritu y casi lograr una constelación entre los tres personajes. Ellos tenían un desafío muy grande, que era tocar los instrumentos –ninguno tocaba–, y esa tarea la cumplieron, o sea que nuestra intuición funcionó”, indica el cineasta colombiano Carlos Moreno, quien se encuentra en Chile desde hace algunas semanas para dirigir la producción junto al realizador peruano Salvador del Solar.
Este último, también protagonista de la exitosa película de 1999 que adaptó Pantaleón y las visitadoras, señala: “Hay un chiste entre actores, que es que uno termina entendiendo a su personaje cuando la temporada teatral ya finalizó. Ahora lo que se siente es que hay algo que se ha asentado entre ellos”.
Aron Hernández por su parte detalla que además de aprender a tocar bajo se preparó durante el confinamiento leyendo artículos de prensa y escuchando a Jorge González para construir su “mundo interior”.
“Lo externo es más concreto, pero el desafío es encontrar la empatía que uno puede llegar a tener con el rol que te toca cumplir. Y en mi caso ha sido escuchándolo hablar, escuchándolo pelear, imaginándomelo también en su intimidad. Y entender también sus canciones desde otro punto de vista, donde le está hablando directamente a alguien. Hay una función apelativa, una intención y, por lo tanto, hay una energía, que es la que yo intento rescatar escuchando sus canciones. Con cada disco, entender el viaje emocional por el que pasó él”, profundiza.
“No sabía hacer nada de lo que tengo que saber hacer ahora”, resume acerca de la faceta musical que tuvo que desarrollar. Sin embargo, afirma que el retraso en el inicio de las grabaciones le permitió terminar de acomodarse en el papel. “Era un desafío físico extraño, pero el alargue del tiempo ha permitido que el trabajo cuaje, y así lograr sentirme más seguro y más tranquilo con el instrumento y con el cuerpo mismo”.
El ascenso y la ruina
A diferencia de Sudamerican rockers (Chilevisión), la serie que en 18 episodios siguió desde los días en que el trío sanmiguelino se conoció en el liceo hasta que cerraba detalles de su tercer disco, La cultura de la basura (1987), la nueva producción sobre la banda los encuentra como una agrupación ya constituida, tras el lanzamiento de La voz de los ’80 (1984). Los ocho capítulos de la apuesta de Movistar –escritos por los guionistas Enrique Videla y Luis Barrales– culminarán en la previa al debut de Corazones (1990), con Claudio Narea fuera del grupo.
“Ese compás podría considerarse como el camino hacia el ascenso, probablemente la parte musical más interesante. Pero la paradoja es que también es el camino hacia la ruina en el vínculo emocional de ellos. Ese cruce es lo que más llama la atención de la historia, el momento en que se pueden juntar más emociones, más conflictos”, define el director Carlos Moreno, quien cuenta que asistió a dos shows de la banda chilena en su natal Cali, “para mí, la primera experiencia de ver a un grupo latinoamericano que era exitoso y que estaba hablando de nosotros”.
El realizador de filmes como Perro come perro y de la telenovela Pablo Escobar, el patrón del mal comparte visiones junto a Salvador del Solar (Magallanes), quien enfatiza: “El arco de la serie los muestra buscando ese público que finalmente los convierte en Los Prisioneros en Chile y fuera de las fronteras de Chile, y también los muestra en esa pugna por una identidad musical y por una identidad personal de los protagonistas. Hay tres hilos que hacen una trenza muy interesante: lo musical, lo personal y el contexto social y político”.
La producción incluirá episodios en Perú (su concierto en la plaza de Acho de Lima) y Colombia, mientras que en lo local integra el plebiscito de 1988 y su presentación en Sábados gigantes en 1985. Pero desde una óptica que describen como el “lado B”.
“Todos estos hechos históricos tan relevantes están dentro de la historia porque construyen dramáticamente lo que intentamos contar. No es simplemente por tenerlos, sino porque son parte del camino de los protagonistas”, advierte la showrunner del proyecto y jefa de la división de ficción de Movistar en Latinoamérica, Joanna Lombardi.
Sobre cómo se abordará la interna de la agrupación, la directora peruana apunta: “La serie no toma partido por uno u otro personaje. Es una serie que valora mucho la humanidad de cada uno y creo que se está realizando un gran trabajo en encontrar por qué hacen lo que hacen y en entenderlos siempre desde ese lugar”.
Del Solar añade: “Expone y al mismo tiempo explora sus contradicciones, que no las estamos rehuyendo para nada. Porque Los Prisioneros son unos ídolos, pero también son seres humanos con sus contradicciones y dudas”.
Aron Hernández y Andrew Bargsted también se hacen cargo del retrato del vínculo entre sus personajes. “Jorge y Claudio constantemente, desde afuera, se ven como personas que se enfrentan, pero ellos no siempre fueron así. La historia de ellos es una historia de tres amigos inseparables que se separan. Eso es lo que la hace tan compleja”, plantea Hernández.
Bargsted suma otro matiz: “A estos personajes lo que los une y los que los mueve es la música. Yo creo que, al final, eso es lo que está súper presente en su construcción y en la serie completa”.
Lejos de expresar algún tipo de ansiedad frente a la respuesta que vaya a tener la producción en su estreno (segundo semestre de 2021 en la plataforma Movistar Play), la extensión del período de preparación parece haber inyectado calma al elenco. “Entre los fans hay quienes están de acuerdo con uno o con otro. En ese sentido, yo creo que lo mejor que podemos hacer es enfrentar nuestro trabajo con mucho respeto, mucha dedicación y delicadeza”, sostiene Diego Madrigal.
“Siempre uno como actor va a estar nervioso de la recepción, pero donde uno pone el foco de atención y la concentración es justamente en el trabajo y en dar lo mejor de nosotros para poder construir esta historia y finalmente homenajear su legado”, cierra Bargsted.