Fran Healy de Travis: “En la música ya no hay contadores de historias ni nadie que le hable a tu corazón”
Aburrido de la falta de sentimiento en el pop actual y disconforme con sus últimos discos, el músico volvió a tomar las riendas del cuarteto y compuso las diez canciones de 10 songs, el nuevo álbum de los escoceses. Una vuelta a la simpleza y a las emociones profundas en medio de un caótico 2020. “En nuestros últimos discos simplemente sentí que no lo dejamos todo y no podía dejar que eso volviera a suceder”, explica a Culto.
Fran Healy (47) pide que la conversación sea por Skype y la sorpresa es inmediata. A estas alturas pareciera que llevamos toda una vida usando sólo Zoom y otras aplicaciones recientes para vernos las caras a la distancia. La falta de práctica se hace notar de inmediato y ante los problemas técnicos que sufre su interlocutor Healy ofrece amablemente asesoría para mejorar la transmisión. “Si sacas el video usarás menos señal”, advierte, didáctico, y luego propone reiniciar la llamada desde un teléfono. La entrevista aún no comienza y el vocalista de Travis ya se muestra tan afable, paciente y aplicado como sugieren sus composiciones.
Pero Healy, el músico que le devolvió la sensibilidad al pop británico hace dos décadas, el hombre detrás de Sing, Why does it always rain on me?, Closer y otras piezas al piano que inspiraron a Coldplay, Keane y a toda una camada de grupos afines en el cambio de siglo, a veces también puede ser tajante y despiadado. Sobre todo a la hora de analizar la música popular que se está haciendo hoy en día o incluso algunos de sus trabajos recientes con el cuarteto escocés, los que, reconoce, “no fueron tan buenos”.
“En nuestros dos últimos discos simplemente sentí que no lo dejamos todo. Y está bien, pero no puedo dejar que eso vuelva a suceder”, asegura el artista, quien tras 14 años dedicado a la paternidad decidió volver a concentrarse en el grupo y componer las diez canciones que integran su noveno y más reciente álbum, titulado precisamente 10 songs. Un regreso a lo que Travis mejor sabe hacer y una apología a la música simple, emocionalmente profunda y carente de artificios, en sintonía con un mundo necesitado de cobijo y que ha vuelto a conectar con sus necesidades más elementales.
-Se ha insistido en que 10 songs es un regreso a las raíces para Travis, al sonido con el que se dieron a conocer. ¿Lo ve así?
No sé si tiene que ver necesariamente con un tema de sonido. Te puedo decir exactamente por qué este disco suena más como Travis, y es porque los dos discos anteriores no fueron tan buenos como los trabajos que hicimos en el pasado. Es tan simple como eso. Hay algunas buenas canciones ahí, pero los últimos dos discos sufrieron un poco el hecho de que yo estaba ocupado siendo papá. Y el tiempo que usualmente tengo para juntar las canciones no fue tanto como el que tuve para este álbum. Después de sacar el disco anterior pensé que en verdad había allí seis canciones potentes, quizás cinco, y no me gusta sacar discos así. Incluso esas buenas canciones no recibieron mi atención completa, porque no le estaba dando toda mi atención a la banda, se la estaba dando a mi hijo, que es lo correcto. Ahora él tiene 14 años, está bien y estoy de vuelta.
Tras una pausa en la conversación para ir a supervisar a su ahora adolescente primogénito y asegurarse que no se haya dormido mientras hace sus tareas desde la casa, Healy prosigue con su idea. Revela que fue precisamente su hijo el que le dio permiso para volver a darlo todo por la banda.
“Tuvimos una conversación sobre lo grande que es el grupo y cómo de alguna manera terminamos replegándonos. Porque cuando Travis se volvió un grupo masivo se sintió demasiado artificial para nosotros. El hecho de llegar a cierto nivel y tener que componer canciones de una cierta manera, con un objetivo comercial, se vuelve raro. Además nuestro baterista se rompió el cuello, en 2002, justo en el peak de nuestra carrera. Es como cuando llegas tan alto que las cosas empiezan a caerse, no puedes lidiar con la presión. Algunas bandas pueden lidiar con esa presión, nosotros no pudimos Y decidimos volver a poner los pies sobre la tierra, tuvimos hijos. Y eso era lo que le estaba explicando a mi hijo, que si fuéramos una banda realmente gigante, como, no sé, Foo Fighters, estaría de gira todo el tiempo, me vería solo por TV. Yo nunca tuve un papá así que era realmente importante darle este tiempo a mi hijo. Una semana después de esa conversación vino hacia mí y me dijo: ‘Papá, quiero que te concentres en el grupo. Creo que deberías hacerlo, yo estoy bien’. Así es Clay, un tipo cool”.
-¿Y está satisfecho con lo que terminó siendo Travis? Algunos de los grupos que vinieron tras ustedes terminaron siendo más masivos, estrellas de estadios.
Estoy definitivamente satisfecho con nuestro camino. Hace un tiempo me metí a Apple Music a buscar los discos de Travis, porque quería ver la diferencia entre cómo sonábamos en nuestro primer disco y en los últimos. Escuché Ode to J. Smith (2008), cuatro discos atrás, y es un álbum increíble, pero nadie le prestó mucha atención. Y creo que eso es justamente lo único malo de ser así, de bajo perfil. Si fuéramos Lady Gaga o ese tipo de artistas que se desafían al límite constantemente, seguramente la historia sería otra. Pero creo que estoy tratando de ser como uno de mis grupos favoritos, R.E.M., buscando hacer canciones de calidad. Puedes revisar el viejo catálogo de R.E.M. y es un tesoro, tantas buenas canciones que ni conocías.
-El título, 10 songs, ¿es una declaración de principios? Es directo, simple, sin artificios, todo en medio de un año complejísimo.
No he escuchado ni siquiera una canción recientemente que me hiciera decir “guau, esa canción es increíble”. Ya no hay contadores de historias, no hay nadie que le hable a tu corazón, sólo le hablan a tus pies. Y eso está bien, están haciendo música bailable y hip hop, le están hablando a otras partes de tu cuerpo. Pero creo que las canciones de la vieja escuela le hablan a un lugar más profundo, a tus verdades, emociones, sentimientos, y creo que eso es importante. Y como no he escuchado más de esas canciones, compuse diez. Titular el disco así es simple pero también una forma de decir que cada una de esas canciones está ahí por una razón.
-¿Qué tenía en mente cuando compuso estos nuevos temas, en qué estaba pensando? Porque hoy pareciera más necesario que nunca encontrar respuestas o cierto sentido, en la música y en otros lugares.
Es bueno que me lo preguntes porque componer canciones no tiene nada que ver con pensar. Crear canciones sólo tiene que ver con lo que estás sintiendo y cómo lo estás sintiendo. Cuando un compositor quiere contar su verdad o algo que está sintiendo, uno como auditor busca identificarse, busca una puerta que se abra, porque la vida es una prisión, estamos atrapados en la vida y sin una gran historia o una gran melodía la vida a veces se vuelve bastante oscura. Ese es el trabajo de un cantautor. Creo que la gente sigue contando historias, pero ya no tanto en las canciones. Espero que eso cambie. Y eso ha pasado porque los productores y los cantantes están haciendo canciones que se han vuelto industrializadas. ¡Un cantante no es un maldito cantautor y los productores no son compositores! (se exalta, pero sin perder la sonrisa) Ser un cantautor, un compositor, es algo completamente distinto. Los cantautores son algo ancestral, representamos algo más antiguo que el infierno. No estamos aquí por razones comerciales. Obviamente los discos se tienen que vender y eso quiere cualquier sello discográfico, pero nuestro trabajo es otro. Por eso ya no hay historias en la música, los cantantes no son contadores de historias, los productores tampoco. ¿Has conocido algún productor? Algunos son los tipos más aburridos que hay, pero son los que manejan el negocio hoy en día. Es el tiempo que nos tocó y estoy bien con eso.
-A propósito del tiempo que nos tocó... ¿Ha sido extraño sacar un disco sin poder tocarlo en vivo, sin la campaña de difusión tradicional? ¿ O tiene su lado amable esto de que las canciones se abran paso por sí solas?
Bueno, hay dos cosas ahí. Por un lado ha sido el año más duro de mi vida, nunca había trabajado tanto como este año. Hice todos los videos, todo el trabajo de arte del disco, todas las entrevistas. Cuando hicimos sesiones de radio las produje yo mismo, edité todos los videos que hicimos cantando en vivo. Nunca había trabajado tan duro y fue totalmente por amor al arte, nadie me pagó por eso. Tuve que hacer todo el trabajo de toda la gente que usualmente hace todo el trabajo. Esa fue la parte engorrosa, pero la parte buena fue que al hacer todas esas cosas literalmente me desafié y me volví mejor en lo que hago. Así que por un lado, claro, me quejo y digo “páguenme, malditos” (imita un llanto). Pero por otro lado me he dado cuenta que ahora soy algo mejor. Así es el Covid, una espada de doble filo.
-¿Se ve tocando en vivo otra vez en 2021?
Eso va a depender de la gente. Si la gente compra entradas saldremos de gira. Siempre hemos sido la banda que sale primero. Cuando ocurrió el 9/11 hicimos el primer show en Nueva York, tocamos en el Radio City Music Hall en octubre, si mal no recuerdo. Le preguntamos a muchas personas si era correcto y todos nos decían que teníamos que ir, que necesitaban salir. Así que tocamos esa noche y fue uno de los mejores shows en lo que he estado. Somos ese grupo: si la gente nos quiere, estaremos allí tocando. Ha sido un año muy rudo. Y más duro para unos que para otros. Algunos nos quejamos porque no tuvimos conciertos, pero luego aparece alguien que no tiene plata para comprar comida, pagar el arriendo, o cuyos padres murieron. Los conciertos son un lujo del que podemos prescindir por un tiempo, pero perder a tus padres es una pesadilla.
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