En la Antártica, una larga persecución de orcas a una ballena minke para que se convierta en su presa. Enormes osos pardos atrapando salmones en un río en medio del bosque. O un guepardo corriendo a cien kilómetros por hora tras una manada de ñúes en la sabana africana. Son escenas protagonizadas por distintos animales en diversos lugares del mundo. Pero hay algo que las une: una voz suave, pero firme, que por momentos se vuelve rasposa.
No cuesta reconocerla.
David Attenborough, el famoso naturalista británico, lleva décadas creando y siendo la voz en off de decenas de documentales que relatan la vida natural del planeta Tierra. Con 94 años cumplidos, la mítica figura de BBC aún tiene mucho que contar.
Su más reciente proyecto, A perfect planet, debuta el 4 de enero (en Estados Unidos) a través de Discovery. El trabajo fue filmado en 31 países durante cuatro años y, a lo largo de cinco episodios, examinará las fuerzas naturales que dan forma a toda la vida y el planeta: volcanes, luz solar, clima, océanos y, la más reciente, la especie humana.
Si bien el británico lleva décadas involucrado en una posición crítica y activa contra el calentamiento global, esta producción es más “un antídoto contra la tristeza del cambio climático”, explica a The New York Times. “Está mostrando la extraordinaria capacidad de recuperación del mundo natural y lo maravilloso que es”. Sabe que los problemas siguen existiendo, pero también, es consciente de que están ocurriendo fenómenos espectaculares de adaptación en el planeta: “Ya hemos tenido suficiente por el momento con los desastres”.
La pandemia ha influido profundamente en cómo percibe su entorno más cercano: “Soy más consciente de los cambios que ha habido en el mundo natural, alrededor de Londres, que en décadas”. Durante el verano, salía a pasear por su jardín al menos dos veces al día. Es un espacio pequeño, pero “siempre había algo que encontrar”. Oía a los pájaros y, si bien se considera que tiene escaso talento como observador de aves, “sé un poco más este año”.
¡Rah! ¡Rah!
Recuerda que durante las reuniones de la COP de París [la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático en 2015], estuvo ahí con el científico jefe británico, David King. Cuando salieron del salón después del anuncio de que los países firmarían, le dijo su compatriota:
—¡Estamos allí! ¡Estamos ahí!
Y sentían como si caminaran por el aire
Pero cuando el presidente Donald Trump declaró que Estados Unidos se retiraría del acuerdo, “fue un golpe igualmente proporcional en tamaño y muy, muy sombrío”, rememoró la mítica voz de la BBC. De hecho, Attenborough saltó de su silla cuando escuchó que Joe Biden, el mandatario norteamericano recién electo, aseguró que renovará la membresía de ese acuerdo.
—¡Rah! ¡Rah! —exclamó el británico, y apretó los puños en el aire.
“El próximo otoño, las reuniones en Glasgow serán absolutamente cruciales para la supervivencia del mundo natural”, plantea Attenborough. “Pero con Estados Unidos de regreso allí, el mundo puede decir: ‘Sí, todavía estamos allí con una oportunidad’. ¡Y es solo una oportunidad! De ninguna manera es seguro”.
Además, con la pandemia, el británico tiene la impresión de que “más personas son conscientes de la fragilidad y el valor del mundo natural como resultado de la pandemia”. En tiempos en que la vida pareciera más en peligro que de costumbre, el británico siente que “tengo una actitud muy, muy saludable hacia la muerte”, dice. “Si eres biólogo, siempre estás consciente de la muerte. Y sabes cuánto tiempo viven las especies y cuál es su óptimo, etc”.
Plein-air
Attenborough sabe que, con el tiempo, biológicamente la voz cambia. Aunque no siente que la suya haya variado demasiado en estas décadas, “creo que ha bajado un poco de tono”.
No siente que eso sea un problema.
Eso sí, la sensación que suele quedarle cada vez que ve un documental escrito y narrado por él es: “No está mal, pero hay demasiadas palabras”. Él piensa, que este ámbito, el mejor relato es que tiende a ser lo más minimalista posible:
—Una de las formas en que trabajan los editores de historia natural, al menos los mejores, es que hacen que la historia sea vívida en imágenes, y puedes ver la historia sin palabras en todas. Si puede verlo en la imagen, no debería perder el tiempo diciendo: “¡Es una vista gloriosa!”. Así que, en general, evito los adjetivos, las metáforas y el lenguaje altisonante y solo trato de producir los hechos necesarios para dar sentido a las imágenes.
Actualmente, Attenborough se ha debido alegar de los paisajes naturales que frecuentaba en el pasado. Y lo que más extraña es:
—Oh, solo el aire. Simplemente estar en plein-air, como dicen. Y el sonido de los pájaros y una cosa u otra. Y flores. Y poder ser proactivo, poder darle la vuelta a esa hoja para ver qué hay debajo (...) Probablemente soy el naturalista menos proactivo que conozco: tiendo a sentarme y mirar.