Al escuchar la llamativa e hipnótica línea de bajo de “Good vibrations”, se suele pensar en el trabajo de Brian Wilson, quien solía tomar las cuatro cuerdas en el conjunto de Hawthorne, California. Sin embargo, el blondo no es el que toca en esa canción. Quien estuvo detrás de esa sentida interpretación fue una mujer.
Se llama Carol Kaye.
Nacida en Everett, Washington, Kaye había conseguido ingresar al mundo de la música de modo “accidental”, según asegura ella misma en su página, cuando consiguió ser guitarrista de sesión para el crack del soul, Sam Cooke, en 1957, concretamente, para las canciones “Summertime” y “(What a) Wonderful world”. No era tan extraño, ya que sus padres -Clyde y Dot Smith- también eran músicos de estudio. Tocaba guitarra desde 1949 y solía presentarse en clubes de Los Ángeles.
“Fui criada por padres músicos y simplemente crecí alrededor de la música, éramos pobres, pero cuando se tocaba música, tenías un brillo en tu vida”, cuenta la misma Kaye en su sitio web.
Fue en 1963 cuando tomó el instrumento de las cuatro cuerdas. Ocurrió -según cuenta ella misma en su sitio web- en el estudio de Capitol Records, cuando el bajista no se presentó a tocar. Ahí, fue Kaye quien se hizo cargo del bajo, y no lo soltó más.
Como su performance -con uñeta- le gustó a los productores, pronto tu teléfono comenzó a sonar más seguido. Comenzaron a llegarle pedidos para tocar el bajo en discos, entre otros, producidos por Michel LeGrand, Quincy Jones, Elmer Bernstein, Lalo Schifrin, David Rose, David Grusin, Ernie Freeman, Hugo Montenegro, Leonard Rosenman, John Williams, Alfred & Lionel Newman, etc.
Pero, manteniendo un sorprendente nivel de humildad, Kaye pone los pies en la tierra ante tamaña lista: “Casi me avergüenzo de todos los créditos, pero estas melodías representan el trabajo de todos, no solo yo, no solo la estrella o la melodía”.
Desde esos días de 1963 comenzó a utilizar el bajo Fender Precision, el cual se convertiría en algo así como su sello distintivo.
Fue en 1966 cuando los avatares del destino la colocaron en el estudio con Brian Wilson, quien durante las sesiones del legendario Smile (que finalmente fue lanzado al año siguiente como Smiley smile) registró “Good vibrations” como el nuevo single de los Beach Boys. Ahí anotó uno de los mayores hitos de su carrera.
Tres años después, probando que hay personas que pueden siempre estar en el día y lugar correctos, Carol se vio en estudio grabando junto a Elvis Presley, uno que se caracterizaba de utilizar a los mejores músicos de sesión (entre otros, con él grabaron James Burton y Scotty Moore).
En la ocasión, Elvis quería grabar una canción que había sido un fracaso comercial, pero que con el “Rey del rock” estaba predestinada a tener otra vida. Era “Suspicious minds”, y marcó el primer número uno del excamionero de Tupelo una vez consumado su retorno a la actividad musical.
En ese año, que también vio el último álbum de los Beatles, Kaye escribió el primero de muchos libros sobre enseñanza del bajo, “Cómo tocar el bajo eléctrico”. Aunque, según confiesa en su web, lo suyo siempre fue el estudio de grabación: “Me encariñé con tantos, estábamos todos juntos, uniéndonos para un éxito y nos encantaba bailar juntos. Las miradas, la sensación de la música, la broma interna rápida, era una sensación cálida”. Todo en una época donde en general las instrumentistas mujeres no abundaban.
Hoy, a través de su sitio web, Kaye se mantiene bastante activa repasando su trayectoria como música de sesión, se pueden encontrar (y adquirir) sus libros de aprendizaje y su autobiografía Studio musican: Carol Kaye, 60s #1 Bassist, Guitarist. Incluso, se puede tomar lecciones de bajo con ella vía Skype. Eso sí, solo toma alumnos que sean músicos experimentados, “no principiantes”, pide. Ah, y tampoco acepta músicos de punk o heavy metal. Lo suyo son las buenas vibraciones.