Felipe Arancibia -el hombre rebautizado como Ceaese- se estaba preparando para la fiesta, el baile, la comunión colectiva, el perreo y la noche sin demasiado libreto. Como todos. Pero, lo sabemos, el Covid-19 dijo otra cosa.
“En 2020 teníamos material listo, pero enfocado más al directo, a los shows, a los espacios donde la gente se pueda manifestar. Lo tuvimos que mutar a algo mucho más personal, lo que también fue positivo”, califica uno de los exponentes más inquietos y llamativos de la ya prolífica escena del trap local, en alusión a Tigre, su próximo álbum, diseñado bajo el pulso habitual del género pero que la pandemia llevó hacia un acento menos festivo.
“Quizás de autoconocimiento, más paciente, un poco más maduro en las temáticas y en lo musical”, vuelve a definir el autor, ya con la primera muestra de su nueva etapa sobre la mesa: se trata de Click, single aparecido la semana pasada, en colaboración con otra figura de la escena -Harry Nach- y que precisamente fue trabajado en pleno encierro.
Para Ceaese, tal faena puede parecer una anécdota más: desde sus años escolares, el cantante se habituó a la grabación casera en su casa familiar en Ñuñoa -”tengo como once autoproducciones en mi hogar”, asegura-, a la promoción por redes entre amigos, y a valerse de MySpace y de SoundCloud para empezar a instalar su nombre.
Todo ello tuvo un remate estelar en Utopía (2018), disco que un año después lo hizo ganar el premio Pulsar a Mejor artista de música urbana, además de fijar una propuesta que cubría tanto reggaetón como dancehall y de incorporar en apenas un par de minutos a casi todos los insignes del trap chileno, como una enciclopedia en tiempo real y musical donde participaban Polimá Westcoast, Young Cister, Catana, Gianluca, Yaero y DrefQuila.
Por eso, en plena cuarentena, no olvidó sus antecedentes y su último sencillo no sólo es una travesía a un sonido donde también despunta el hip hop de sus orígenes; el sólo título (Click) se ríe y a su vez rinde tributo a la forma más minúscula pero más gigante de relación humana que hemos desarrollada en el último tiempo.
“Es una canción muy diversa y tiene como trasfondo la necesidad que todos tenemos de hacer click en casi todo, el poder que tiene internet en nuestras vidas. Con el Harry nos burlamos un poco de eso. Desde que hice el primer beat de la canción pensé en él para incluirlo, todo su talento tenía que estar aquí”, asevera el artista, quien precisamente ha facturado parte de su prestigio -gracias a éxitos de amplio arrastre como Te quiero ver, dentro de las más escuchadas del último tiempo en plataformas digitales chilenas- en base al vértigo del mundo virtual.
“Lo de los clicks inconscientemente lo tengo muy metido, me encantan las redes sociales, compartir con mis seguidores. Pero no me afecta el proceso creativo. Está incorporado en mi cerebro, pero no me quita el sueño. Es sólo un cuchillo de doble filo”.
En la comparación con Utopía, Ceaese dice que Tigre -con posible estreno para abril- también será mucho más diverso. Aunque mantendrá un estándar similar de comensales: aparte del featuring con Nach y del trabajo del reputado ingeniero de sonido Gonzalo González en la masterización, en los nuevos temas también desfilarán Gianluca, Polimá Westcoast y Tommy Boysen.
Para él, es el triunfo de una generación que creó una escena y una industria donde no había nada.
“Es un premio al esfuerzo. Esto no es que pase con el apoyo de los sellos o de los labels, sino que es sólo mérito nuestro, de lo que hemos creado desde cero en Chile. Ahora está el apoyo de los medios y la industria, porque se dieron cuenta que esto funciona, pero fue algo que nosotros empezamos a hacer, era lo que nos gustaba, con eso empezamos a ganar dinero, y ahora tiene una proyección gigante”.
“Pero no olvidamos que desde 2008 ya hacíamos trap y el tiempo nos dio la razón a todos. Ahora ves a Pablo Chill-E colaborando con Bad Bunny o a Kid Tetoon, que todos se reían de él cuando apareció en el cartel de Lollapalooza, pero hoy está haciendo un tema con Ozuna, lo que fue un tremendo tapabocas. Hoy el trap es mucho más inclusivo que el hip hop, que en algún momento fue muy sectario, vinculado a los barrios y todo ese universo. Hoy puedes ver a un rockero perreando con su mina un fin de semana y después llega a su casa a escuchar a Led Zeppelin”.