Clint Eastwood cumplirá 91 años el próximo 31 de mayo. Y mientras muchos pensaron que La mula (2018) iba a ser su último papel detrás de cámaras, el de San Francisco decidió volver a actuar personificando a un veterano astro del rodeo y criador de caballos.

En el neo-western Cry Macho, el hombre acepta la propuesta de su antiguo jefe, resuelto a recuperar a su hijo adolescente que vive en México junto con su madre alcohólica. La acción transcurre en 1978 y en el viaje de regreso a Texas, a través de extensas zonas rurales de México, según se anticipa, el anciano y el joven muchacho compartirán experiencias de vida marcadas por la redención.

Cry Macho comenzó a rodarse el pasado 4 de noviembre de 2020 en Albuquerque, Nuevo México, no muy lejos de los lugares en los que Eastwood había filmado La mula. Para concluir a mediados de diciembre en otras áreas del mismo Estado, el condado de Socorro y la pequeña ciudad de Belen.

Medios locales destacaron que en las distintas etapas de la filmación los encargados del casting hicieron convocatorias locales en busca de extras de perfil latino o hispánico “para rodar escenas con mucha gente”.

De hecho, el elenco de Cry Macho cuenta con una mayoría de actores de origen latino en los papeles más importantes. Eduardo Minett, estrella de la popular telenovela La rosa de Guadalupe, encarna al muchacho que acompaña al personaje de Eastwood en el viaje. A él se suman los también mexicanos Natalia Traven y Horacio García Rojas y la chilena Fernanda Urrejola.

El director y actor Clint Eastwood ha estado en cinco oportunidades en Cannes. En el año 2017 presentó una copia restaurada de Los Imperdonables.

Neo-Western

Eastwood se hizo famoso como personaje del Oeste al dar vida al Hombre sin Nombre en la trilogía dirigida por Sergio Leone, durante la década del 60: Por un puñado de dólares, Por unos dólares más y El bueno, el malo y el feo. Luego, tras regresar a Estados Unidos, hizo varias películas de ese género, como La venganza del muerto, El fugitivo Josey Wales y El jinete pálido, y se despidió de él en 1992 con una de sus obras maestras, Los imperdonables.

A finales de la década del 80, el director comenzó a evaluar la posibilidad de rodar Cry Macho y ya contaba con un primer guión escrito por N. Richard Nash sobre la base de su propia novela, publicada en 1975. Sin embargo, lo abandonó para ocuparse del largometraje final de la serie de Harry el Sucio, Sala de espera al infierno.