Cuando volvió a leer Subterra, tuvo una certeza: tenía materia de ópera. Luego, con la pandemia, la idea empezó a resonar, como explica el compositor chileno Miguel Farías (1983), profesor del Instituto de Música UC.

“El encierro que estamos viviendo nos hace ver de otra manera lo que Baldomero Lillo relata del Chiflón del Diablo, mina a más de 500 metros bajo el agua”, dice.

Su ópera digital se titula La Compuerta N° 12 y se estrena mañana en Municipal.cl. Tendrá una función diaria a las 20.00 h hasta el 31 de enero ($5.000).

“Yo mismo hice el libreto de esta ópera que narra la historia de un niño que es condenado por la realidad social de la época a trabajar en la mina”, agrega Farías.

La protagoniza el barítono Patricio Sabaté, con quien ha colaborado en proyectos como su ópera El Cristo de Elqui, que estrenó en el Teatro Municipal de Santiago en 2018.

Farías destaca no sólo la voz y la versatilidad estilística de Sabaté, sino también que “su capacidad dramática es impresionante, sabe expresarlo todo. Es uno de los mejores cantantes de Sudamérica”.

Patricio Sabaté, en una de las escenas de La Compuerta N° 12, del compositor Miguel Farías. La dirección de escena es de Christine Hucke y la dirección de arte, de Diego Urzúa. Foto: Diego Urzúa.

Musicalmente, aclara, La Compuerta N° 12 “fue escrita en la tradición de la ópera, pero a través de medios no tradicionales. Todo el material musical está escrito desde la electrónica. Más que recrear una orquesta, me centré en la sonoridad misma del relato, en los sonidos que recuerdan la mina, su humedad y los minerales”.

De esas necesidades expresivas, indica, “nació la elección de los dos instrumentos acústicos que incorporé; tenían que ser graves, oscuros y apagados”. Se refiere al clarinete bajo y la viola, a cargo de Kathya Galleguillos y Pablo Salinas.

La dirección escénica y de cine es de Christine Hucke, y la de arte, de Diego Urzúa. “No es una obra que se pensó acústicamente y se ajustó al formato digital, sino que fue pensada desde el inicio como una ópera digital”, asegura el compositor.

Miguel Farías (1983) es profesor del Instituto de Música UC y recibió el premio de la crítica y el Altazor por su primera ópera, Renca, París y Liendres (2012) y el premio Domingo Santa Cruz de la Academia Chilena de Bellas Artes, por la segunda, El Cristo de Elqui (2018).

Sin embargo, aclara, “todo partió como un proyecto de innovación educativa”.

Liderado por Alejandra Martí y Paulina Ricciardi, de Ópera Latinoamérica, el propio Farías y el compositor argentino Martín Bauer, el proyecto OperaLab fue financiado por Fundación Mustakis y consistió en acompañar a alumnos de colegios como el Instituto Nacional a través de un proceso de creación. Lo hicieron el año pasado, con talleres remotos.

“A medida que yo iba componiendo la ópera, Christine Hucke hacía la dirección de escena, y los estudiantes también iban creando sus propias obras. Todos trabajamos con el mismo cuento”, revela Miguel Farías.

Dibujo de Diego Urzúa, director de arte de la producción de La Compuerta N°12, ópera que se estrena este viernes. En Chile, los niños trabajaban desde los 8 años de edad en las minas de Lota y Coronel. Imagen: Diego Urzúa.

“Esto fue creciendo. La Corporación Cultural U. de Concepción nos apoyó en la grabación de la ópera, y después se sumaron la Facultad de Artes de la U. Católica, el Teatro Municipal de Santiago, el MAVI y la Fundación Reimagina”, detalla.

Las últimas cuatro entidades, de hecho, se aliaron y crearon el Centro para la Innovación y Experimentación Artística (CEIA), cuyo hito fundacional es el estreno de La Compuerta N°12.