Howard Hughes y Elon Musk: amos del cielo y sus estrellas
La obsesión por dominar el aire, la conquista de bellas actrices y desafiar al sistema, son solo algunas de las notables coincidencias entre Elon Musk, actualmente el hombre más rico del mundo empecinado en conquistar Marte, y Howard Hughes, el excéntrico billonario as de la aeronáutica y la cinematografía, que dejó un cadáver maltrecho con agujas en los brazos.
Tenían edades similares cuando demostraron que no solo eran chicos de gran intelecto sino futuros genios. A los 11 años, un elemental timbre eléctrico quedó convertido en un transmisor de radio en las manos del pequeño Howard Hughes, nacido en 1905. En 1984, con apenas 12 años, Elon Musk obtuvo 500 dólares por elaborar el código de un videojuego con la misión de “destruir un carguero extraterrestre que lleva bombas mortales de hidrógeno”, según su descripción firmada como E.R. Musk, a la manera de un autor que presagia el mañana como H. G. Wells.
A pesar de los orígenes distintos -Hughes provenía de una familia acaudalada, no así Musk-, las existencias de ambos están hermanadas en una serie de aspectos llamativos entre dos hombres con la firme decisión de traer el futuro hasta el presente.
Una cuchara de plata
La primera comunión entre ambos es la infancia difícil. Elon Musk, nacido el 28 de junio de 1971 en Pretoria, Sudáfrica, es hijo de Maye Haldeman, una modelo que ha aparecido en la portada de Elle y en el video Haunted de Beyoncé, y Errol Musk, un rudo ingeniero mecánico y eléctrico. Cuando Elon tenía ocho años, el matrimonio se acabó. Hasta hoy Musk no ha dado mayores detalles de la infancia y adolescencia junto a Errol, proclive a monsergas aleccionadoras por hasta cuatro horas. Cuando Elon lo presionó para emigrar a Estados Unidos, su reacción fue despedir al personal de servicio y obligarlo a hacerse cargo de la casa, para que entendiera el sentido de “jugar a ser estadounidense”.
Howard Hughes llegó al mundo con una cuchara de plata en la boca el 24 de diciembre de 1905, en Texas. Su padre se había enriquecido con el diseño de una broca que perforaba pozos petroleros a mayor profundidad. Hugues padres no vendió la herramienta sino que la arrendó a las más grandes petroleras como Standard Oil, que en solo una década llegó a utilizar 15 mil unidades.
Allene, la madre que casi fallece en el parto, estaba obsesionada con la suciedad y los gérmenes, reacia a que su hijo se juntara con otros niños. El pequeño Howard creció solitario trabajando en madera y en un taller eléctrico habilitado exclusivamente para él. Hasta adolescente Allene lo bañaba, sumado a otra costumbre inquietante: dormían juntos.
Como resultado, Hugues desarrolló un trastorno obsesivo compulsivo. Si creía que la ropa estaba contaminada mandaba a quemar el armario completo. Por otro lado, su comportamiento promiscuo y bisexual -”no eres más que un marica”, le enrostró su padre en una fiesta ante numerosos invitados-, le acarreó sífilis.
El futuro ahora ya
Tanto Hughes como Musk captaron a temprana edad cuáles eran las tecnologías y avances para apostar. Huérfano y millonario a los 18, en vez de continuar en el negocio petrolero, Hughes comprendió el potencial de la pantalla grande como la industria líder del entretenimiento. En 1925, con sólo 20 años, se fue a vivir a Los Angeles para producir y dirigir películas como Hell’s angels (1930), un éxito de taquilla con alucinantes escenas de combates aéreos y en cuyo rodaje fallecieron pilotos, Scarface (1932), censurada por su violencia, y The Outlaw (1943) donde lanzó a la despampanante Jane Russell.
Hughes, que había volado por primera vez a los 14 años, obtuvo licencia de piloto en 1928. Cuatro años después fundó Hughes Aircraft Company con la intención de diseñar, construir y pilotar aviones. Batió récords en el aire entre 1935 y 1938 que le convirtieron en figura pop de categoría mundial. Obtuvo reconocimientos oficiales como la medalla del congreso en 1941, junto a suculentos contratos militares. Durante esa década reforzó sus apuestas en la aviación y el cine adquiriendo Trans World Airlines en 1944, una de las más grandes aerolíneas de EE.UU.. Cuatro años después tomó el control de los legendarios estudios RKO, famosos por los filmes musicales de Ginger Rogers y Fred Astaire, y el clásico de la cinematografía El Ciudadano Kane (1941).
En sus años universitarios a comienzos de los 90, Elon Musk comprendió tal como Hughes lo había hecho en los años 20 con la ebullición del cine y la aviación, que el futuro estaba en internet. En 1995 fundó Zip2, una especie de mix entre Google Maps y Yelp, compañía que Compaq adquirió por 307 millones de dólares en 1999. Por esa venta Musk obtuvo 22 millones, invertidos en una firma que después sería PayPal. eBay la compró por 1500 millones en 2002 y ese mismo año, Musk fundó SpaceX. Mediante cohetes reutilizables -concepto revolucionario en la conquista del espacio al abaratar costos-, pretende colonizar Marte.
En 2004 Musk se unió a Tesla, especialistas en vehículos eléctricos, asumiendo como CEO cuatro años más tarde, cargo que ostenta hasta hoy marcando un récord. Es el ejecutivo que más tiempo ha durado en ese puesto en la industria automotriz.
Ay las actrices
Otra coincidencia es la afición por el romance mediático. En su época, Howard Hughes sostuvo relaciones simultáneas con las actrices más famosas de Hollywood incluyendo, entre decenas, a Bette Davis, Ava Gardner, Ginger Rogers, Olivia de Havilland, Janet Leigh, Rita Hayworth y Katherine Hepburn. También tuvo amoríos con Cary Grant, Douglas Fairbanks Jr, Richard Cromwell, Russell Gleason y Randolph Scott.
En el caso de Elon Musk, la lista es más discreta pero contiene la misma debilidad por las actrices. Entre sus parejas se cuentan Talulah Riley (Pride and prejudice, Westworld) y Amber Heard, a quien empezó a rondar cuando aún estaba con Johnny Depp. Ahora es pareja de Grimes, la estrella art pop canadiense. Son padres de X Æ A-12, el bebé con el nombre más extraño del mundo.
El tweet caro
Los sobresalientes triunfos tecnológicos y comerciales de Elon Musk y Howard Hughes tienen un lado B de fracasos y controversias legales en el intento de expandir sus respectivos imperios financieros.
Así como Steve Jobs fue despedido de Apple, Musk fue apartado de Zip2 y Paypal. Entre otros traspiés, sus tres primeros cohetes estallaron, involucrando satélites de la Nasa. La batería del modelo S de Tesla se incendiaba y el modelo X se retrasó por casi dos años.
A su vez, Howard Hughes también dilató años el proyecto del H-4 Hercules, un gigantesco hidroavión encomendado por el gobierno estadounidense en 1942 en plena II Guerra Mundial. El 2 de noviembre de 1947, a más de dos años del triunfo aliado, el magnate logró que la aeronave se desplazara apenas 1.6 kilómetros a 20 metros de altitud, para intentar acallar las burlas de la opinión pública que había bautizado el aparato como Spruce Goose.
Hughes sufrió cuatro accidentes pilotando aviones. El más grave en 1946, donde resultó con quemaduras en tercer grado y las costillas destrozadas. Las lesiones le hicieron adicto a la codeína, que se inyectaba vía intramuscular.
Muerto el 5 de abril de 1976 la autopsia reveló, entre múltiples afecciones incluyendo los riñones inservibles producto de las drogas para mitigar dolores crónicos, varias agujas enterradas en su brazos.
Musk pagó 20 millones de dólares y Tesla otros 20 tras ser demandado en septiembre de 2018 por la Comisión del Mercado de Valores de Estados Unidos. Vía Twitter, afirmó que contaba con el financiamiento para llevar a Tesla a la bolsa. Musk, que no oculta su afición por las drogas recreativas, fijó cada acción en 420 dólares. Según la autoridad, el dígito era una referencia canábica porque el 20 de abril es el día mundial de la marihuana.
La misma entidad logró 30 millones de dólares a tres años de la muerte de Howard Hughes, al sumarse a un juicio por manipulación de acciones, conspiración y fraude electrónico, tras la compra de Air West en 1968, rebautizada como Hughes Air West. La oferta inicial era de 22 dólares por acción. Al pagar se redujo a ocho.
Así como una de las consecuencias del twitteo de Musk fue que debía abandonar su puesto como CEO de Tesla, Howard Hughes enfrentó la misma situación en 1960, cuando debió abandonar el máximo cargo de TWA por no contar con el financiamiento suficiente para renovar la flota.
Todo parece válido si eres un genio.
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