Los grandes festivales del mundo también corren peligro para 2021
La reciente cancelación del gigante inglés Glastonbury instala nuevas dudas en torno al regreso de los eventos masivos para este año. Los productores locales siguen atentos a Ultra, Coachella y el megaevento brasileño Rock in Rio, que también se aplazarían. "Si los países que están liderando el combate al virus no están tomando el riesgo de hacer eventos con cierta normalidad, Chile menos va a tomarlo", dice el productor de uno de los tres festivales que sigue en pie para el segundo semestre.
El mantra que se repite entre los productores de conciertos en Chile es que el futuro de la actividad se juega al otro lado del planeta. En simple, que la pelota hoy la tiene la industria del Hemisferio Norte: cualquier posibilidad de que regresen los festivales y eventos masivos al país durante 2021 está condicionada por lo que ocurra en Europa y Estados Unidos en los próximos meses. Si la actividad se reanuda allá, se puede aspirar a que esas mismas giras aterricen en Sudamérica en la segunda parte del año. Pero las primeras noticias que llegan del primer mundo esta temporada no son nada alentadoras.
El jueves pasado, los organizadores del festival inglés Glastonbury, uno de los más antiguos e icónicos del circuito y que en cada edición reúne a más de 200 mil espectadores, confirmaron que la cita -que en 2020 celebraría medio siglo de historia- tampoco se llevará a cabo este año, a raíz del coronavirus y una segunda ola que se ha ensañado con Reino Unido y sus más de 93 mil fallecidos a la fecha.
“Pese a nuestros esfuerzos por mover cielo y tierra, simplemente no podremos organizar el festival este año”, se lamentaron Michael y Emily Eavis en un comunicado difundido en redes, oficializando la suspensión del evento que ya había sido cancelado en junio pasado, con una parrilla que incluía a Diana Ross, Taylor Swift y Paul McCartney.
Una noticia que vuelve a mover el tablero de una industria que funciona como colmena: cada show y cada gira está interconectada con la del lado y lo que ocurre al otro lado del planeta termina repercutiendo por estos lados. Y el escenario podría empeorar, ya que además de Glastonbury, las ediciones 2021 de Ultra Miami, Rock in Rio y Coachella también serían aplazadas, según ha adelantado la prensa especializada de cada país.
En el caso de este último, pese a que sus organizadores no lo han oficializado, se habla de una nueva postergación desde abril a octubre, luego que el alcalde de Palm Springs informara que la ciudad no tendrá espectáculos masivos en primavera. En cuanto al megaevento brasileño, otra nación fuertemente golpeada por los contagios, se correría de fines de septiembre a inicios de diciembre, aunque -por ahora- manteniendo a buena parte de sus artistas anunciados, como Iron Maiden, Megadeth y Living Colour.
Si bien ninguno de estos artistas tiene hasta ahora cerrado su aterrizaje en países vecinos como Chile para esas fechas -de ocurrir, sería a partir de 2022-, los productores chilenos reconocen que cualquier movimiento de Rock in Rio incide a nivel local en cuanto a expectativas y proyecciones.
“Todo lo que pase en los eventos masivos a nivel mundial va a ser determinante en cómo se manejen las políticas internas de cada país. Si se llegan a cancelar los Juegos Olímpicos de Tokio, por ejemplo, es difícil pensar que pueda haber un evento masivo este año con cierta normalidad. Si EE.UU. y otros países que están liderando la investigación y el combate al virus no están tomando el riesgo de hacer eventos con cierta normalidad, Chile menos va a tomar ese riesgo”, asegura Jorge Toro, productor nacional de conciertos y responsable de La Llama, uno de los pocos festivales de música que siguen en pie en el país para el segundo semestre.
La décima versión del Lollapalooza santiaguino, postergada desde marzo de 2020 y reagendada para noviembre próximo, sigue trabajando para esa fecha, según comentan fuentes de la producción. Lo mismo Creamfields, una de las mayores franquicias de la música electrónica, reprogramada para el 6 y 7 de noviembre en el Club Hípico.
En el caso de La Llama, agendado para el 28 de agosto y con los argentinos Damas Gratis encabezando su cartel, Toro asegura que -como prácticamente todo hoy en día- el evento está confirmado pero con puntos suspensivos. “La Llama sigue en su mismo estatus, muy atento a lo que vayan a indicar las autoridades sobre aforos y protocolos. No es opción realizar un festival sin cumplir con cada uno de los protocolos que se exijan. Tampoco si el aforo exigido no lo hace viable económicamente, porque si los aforos en recintos son muy restrictivos nadie va a poder volver”, afirma.
Las propias estrellas de la música son bastante cautas frente al tema. Si bien Anthony Fauci, el principal epidemiólogo de la Casa Blanca, estimó que los eventos masivos podrían volver a fines de este año con un 70% de la población vacunada, para Bruce Springsteen, uno de los clásicos que más recauda sobre los escenarios, el retorno tardará más. “Mi antena me dice que, en el mejor de los casos, será en 2022. Y consideraría una suerte para la industria de los conciertos si sucede entonces”, dijo a Rolling Stone.
“Para este año no veo a 100.000 personas en un festival”, declaró hace algunas semanas Paul McCartney, mientras otros artistas, como Nick Cave, han optado por cancelar todos sus planes en vivo para 2021.
Mientras la incertidumbre vuelve a tomarse la cartelera, otros procesos ocurren en paralelo. Primavera Sound, el popular festival español, entregó este mes los resultados de su primer experimento sobre contagios en encuentros masivos, destacando que, según la prueba que realizaron a fines del año pasado en Barcelona, ninguno de los asistentes -todos con mascarillas y PCR negativo- se infectó en el espectáculo.
En Chile, en tanto, ya hay productores empezando a cerrar los primeros shows para fines de 2021 y comienzos de 2022, con artistas nacionales y argentinos como prioridad. Porque si hay algo claro en el gremio respecto al regreso de los conciertos es que éste no ocurrirá de la noche a la mañana, si no que será un proceso gradual, comenzando con aforos reducidos, nuevas medidas sanitarias y grupos y solistas que estén más a la mano. Aunque por cada paso que se avanza, se retrocede otro, coinciden en el rubro.
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