MC Billeta, el rapero que saltó de niño a hombre: “No quiero ser un héroe, simplemente desde mi posición digo lo que pienso”
Tras hacerse famoso cuando apenas superaba los 10 años y estar en eventos como Lollapalooza y la Teletón, el artista ahora vuelve con su nombre, Benjamín Correa, a sus 22 años, con su primer álbum oficial en una década y ampliándose a un lenguaje que va más allá del hip hop.
Cuando Benjamín Correa tenía cuatro años, sus hermanos solían molestarlo con improvisaciones a la hora de la once. Para responderles, él tomaba una servilleta en la que escribía un par de palabras que rimaban bien y después las utilizaba como contraataque. Con el tiempo fue necesario decidirse por un nombre artístico, y cuando se lo preguntaron, recordó esta anécdota de la vieja servilleta casera y respondió: “Billeta nomás”. Desde entonces, todos en la escena local le dicen así y se quedó para siempre como MC Billeta.
Recoleta es su hogar y desde pequeño estuvo rodeado por la cultura del hip hop. Ello se debe en gran parte a sus hermanos, quienes también hacían rap y a quienes muchas veces fue a verlos cantar con su familia en las tocatas del barrio. En una de esas oportunidades, llegó y se paró frente al escenario; según él “dio jugo”, pero ese día fue consciente de que tenía un don y que parte de su destino podía estar ahí.
De hecho, ese instante fue todo un simbolismo casi epifánico, ya que su despegue empezó casi de inmediato. Su historia se desplegó a temprana edad, ya que sus cortos nueve años estaba de lleno en la música: creaba sus propios beats en un estudio casero de uno de sus amigos, quien tenía un computador y un micrófono.
A medida que fue creciendo escribía sobre lo que vivía y observaba, algunos de sus temas hablaban sobre la época escolar, momento en que tuvo la oportunidad de participar en varios concursos en representación del liceo donde estudiaba.
Sus planes avanzaron más rápido de lo que él mismo esperaba y ya en 2012 estaba en uno de los escenarios de la segunda versión del festival Lollapalooza Chile. Por esos mismos días, Latin Bitman lo apadrinó y comenzaron a depurar una carrera que llamó la atención de buena parte del circuito local, por su mezcla de habilidades como MC, astucia artística y una seguridad para mirar las cosas bastante avanzada para tener apenas 12 años.
Hoy está de vuelta, más maduro (“se pegó el estirón”, dice el comunicado que presenta esta nueva etapa) y con su primer trabajo oficial en una década, Invencible, donde impone un registro vocal más maduro, una mirada más crítica de la sociedad y un abanico de estilos que coge tanto del reggae como de lo urbano.
-¿Cómo defines tu estilo musical?
Todo lo que me representa es el rap y siempre me voy a definir como rapero. Si bien también he incursionado con otros géneros, yo no creo en el concepto del rapero que no puede hacer otro estilo que no sea hip hop. Igual ahora la gente se sorprende, pero yo no me he cambiado de género.
-¿Qué es lo que te inspira a la hora de escribir tus letras?
Desde niño mi idea fue crear letras con sentido común. Cuando chico tenía muchas preguntas y con el tiempo se fueron respondiendo. Ahora más grande he visto las cosas buenas y malas de la vida. Al final, yo uso la metáfora para tirar mensajes, a pesar de que a veces suene medio crudo. No quiero ser un héroe, simplemente desde mi posición digo lo que pienso y veo.
-¿Cómo pasaste de ser Benjamín Correa a MC Billeta?
Mc Billeta partió porque cuando con mi familia tomábamos once, mis hermanos mayores siempre me molestaban así que para defenderme trataba de rapear y yo tenía una servilleta al lado con un apunte, escribía dos palabras que rimaran, como ‘casa, taza, qué pasa’. Después un día acompañé a mi hermano a grabar y en el estudio me preguntaron cómo me iba a poner y se me vino lo de la servilleta así que dije ‘Billeta nomás’, todos se rieron y después todos me decían así, quedé como Mc Billeta para siempre.
-¿Cómo recuerdas tu crecimiento musical desde el primer tema, hasta el día de hoy con Invencible?
Mis primeras maquetas partieron en el underground, grababa mis temas en estudios caseros y las tocatas de ese tiempo eran en sedes y eventos municipales de Quilicura, Recoleta y Maipú. Después comencé a hacer casting para probar mi talento y siempre tuve el apoyo de mi familia. En el primer programa que estuve fue en Rojo en el 2007, al siguiente año fui a Pepsi al Máximo donde tuvieron una gala y después toqué en el Movistar Arena. En el 2010 se me dio la oportunidad de participar en la Teletón, donde conocí a Latin Bitman quien me llamó para grabar el himno de ese año, de ahí se abrieron muchas puertas. El primer disco que fue firmado por un sello fue Pedaleando Lento del 2011 y luego de eso estuve en los escenarios de Lollapalooza en 2012, 2013 y 2015. De ahí en adelante he seguido participando en varios eventos, ahora “Invencible” es una recopilación de todo el material que tenía y vendría siendo mi segundo disco oficial.
-¿Cómo viviste el año pasado?, ¿pudiste seguir trabajando en tu música?
La pandemia fue difícil porque retrasó varios planes. Me encerré un par de meses y me costó salir de ahí porque habían muchos bucles que no me dejaban avanzar en lo que realmente tenía que hacer y fue difícil, la pasé encerrado estudiando para concentrar mi mente en algo.
-¿Te gustaría colaborar con algún artista?
Me encantaría grabar con muchos artistas, por ejemplo con Tommy Boysen, también estaría bueno hacer colaboraciones para afuera, pero no tengo definido con quién porque me he concentrado más en mis letras.
-¿Cómo fue el proceso de la creación del disco, con quién trabajaste?
El disco se trabajó en Sello Norte, con ellos recuperamos varias de mis letras y salió Invencible. Estuvimos en eso durante todo el 2020, y se lanzó ahora, bajo la producción de KDH Music, que fue quien produjo el track Solo. También colaboré con Sierap, Ocio como vicio y Dj Acres de Movimiento Original.
-¿Dónde te ves en cinco años más?
Siempre tuve claro que iba a estar en la música ya sea rapeando o produciendo, en cinco años más me veo sacando nuevos discos. No me veo haciendo otra cosa que no sea música aunque. Mi sueño ya lo estoy cumpliendo.