Los 45 años de un espiral de soledad y autodestrucción llamado Taxi Driver

Travis
Robert de Niro en el rol de Travis Bickle, en Taxi Driver (1976), ganadora de la Palma de Oro en el Festival de Cannes.

La cinta, que marcó para siempre al cine de autor de Estados Unidos, cumple 45 años de su estreno, el que estuvo antecedido por decisiones caóticas, episodios de depresión por parte de su gran mentor y una serie de complejidades que incluso pudieron haber impedido su arribo a la pantalla grande.


Nueva York en la década de los 70 no era una paraíso para turistas. Al contrario: era un lugar azotado por la cesantía, las drogas, la prostitución y la pobreza en los márgenes de la ciudad.

En ese contexto se desarrolla Taxi driver, poco después de la guerra de Vietnam y con un exsoldado con problemas psicológicos que, debido a su insomnio, comienza a trabajar como taxista, devorado finalmente por la soledad, la depresión y la violencia.

Un clásico del cine de los 70, estrenado hace 45 años y que, gracias a la profundidad con que observó a la sociedad estadounidense de esos años, provocó un giro en la manera de narrar historias en la escena audiovisual de ese país.

Travis Bickle, interpretado por Robert De Niro, ve a la Gran Manzana como “una alcantarilla abierta, llena de inmundicia y pordioseros”. Odia a los criminales y todo lo que considera negativo para la ciudad. Es por eso que siente compasión por una prostituta que intenta huir subiendo a su taxi y, a pesar de que no lo consigue, Bickle no deja de pensar en ella y tiene intenciones de ayudarla, para que la joven logre volver a vivir con sus padres.

Iris, la prostituta (Jodie Foster), representa la pureza e inocencia que Travis quisiera ver en las calles de la ciudad, pero por otro lado “Sport”, el proxeneta interpretado por Harvey Keitel, personifica ese costado turbio con la que el taxista desea acabar.

Una terapia

La película tiene muchas historias fuera del libreto y que explican su naturaleza ajada y algo torcida, pero entre todas hay una que destaca. Paul Schrader, el guionista, había perdido su trabajo y se encontraba en un proceso de divorcio con la crítica de cine Pauline Kael. Esto lo llevó a vivir en su auto, a interesarse por las armas y a obsesionarse con la pornografía. Pasó mucho tiempo sin hablar con nadie y eso estuvo a punto de traducirse en una depresión.

“La película refleja absolutamente mi estado de ánimo en aquel momento. Todo me iba mal y estaba entrando en una zona mental muy oscura. No escribí Taxi Driver para ganar dinero, sino como terapia”, sostuvo Schrader hace un tiempo en diálogo con el diario español El confidencial.

El texto original, según contó Schrader en su momento, fue escrito y pulido en menos de diez días. Para internarse en la historia que quería crear tenía dos objetos en la mesa como fuente de inspiración: Una pistola cargada y la novela La Náusea, de Jean-Paul Sartre.

Chapman en Taxi Driver.
La película en pleno.

Por su parte, Martin Scorsese pudo no haber sido el director de la cinta, debido a que en ese momento no era la leyenda cinematográfica que es hoy. Sin embargo, los productores y Columbia Pictures decidieron contratarlo cuando su película Calles peligrosas (1973) recibió comentarios positivos por parte de la crítica. Una vez confirmado, Scorsese ofreció el papel de principal a Dustin Hoffman, quien lo rechazó pensando que el director estaba loco. Después de ver la película, Hoffman lamentó su decisión.

De Niro es hasta hoy uno de los actores más respetados de la industria y su preparación para Taxi driver implicó tanto rudeza como disciplina. Durante aproximadamente un mes estuvo trabajando como taxista en la ciudad de Nueva York, trabajando 15 horas al día, para así dar con la monotonía y la frustración del personaje. En aquel momento, De Niro no era célebre: había ganado un Oscar por su interpretación de Vito Corleone en El padrino II. Pero igual se pudo camuflar para pasar inadvertido en la parte delantera de un vehículo

Además, para preparar el acento militar de Travis Bickle mantuvo conversaciones con exmilitares estadounidenses que conoció en Italia, las cuales grabó y posteriormente escuchó para intentar copiar la manera de hablar lo más parecido posible.

taxi driver
Jodie Foster en la cinta.

Uno de los puntos difíciles de la cinta es la participación de Jodie Foster, quien interpreta a Iris. Lo complejo en aquel entonces era que la actriz solo tenía 12 años, por lo que su madre aceptó el papel bajo ciertas condiciones. Una trabajadora social, un terapeuta y la hermana de la menor debían estar en el rodaje todos los días, para asegurarse de que no iba a haber complicaciones emocionales a causa del rol. “Era una actriz. Creo que fue más perturbador para la gente verme así, que para mí interpretar el papel” comentó Foster en 2016.

Otro actor comprometido con su papel fue Harvey Keitel, con su papel de proxeneta. “Conocí a alguien que me dijo que era un ex proxeneta. Improvisamos un par de semanas juntos. Me enseñó cómo interpretar el papel”, explicó Keitel en una entrevista.

El filme pasó a la historia como una película de culto, pero hay una escena en particular que ha destacado a través de las décadas. Travis frente al espejo, perdiendo la cordura, planeando sus movimientos y practicando el uso de sus armas. El guion no presentaba líneas de diálogo, por lo que Scorsese indicó a De Niro que improvisara. “Are you talking to me?” (¿me estás hablando a mí?) fue lo primero que salió de la boca del actor, quien repitió la frase varias veces en un monólogo que hasta hoy es recordado. “No sabía que esa frase me iba a perseguir por todos estos años. Uno nunca sabe que pasará, solo lo hace”, indicó Robert De Niro sobre la icónica improvisación.

Llama la atención en esta cinta el cameo de Martin Scorsese, cuando se sube al taxi de Travis y mantiene un diálogo de casi 3 minutos con el taxista. Es llamativo, debido a que el director no solía hacer este tipo de apariciones, pero la ocasión lo ameritaba. El actor George Memmoli, quien debía interpretar el papel, sufrió un accidente mientras rodaba otra película, por lo que fue necesario encontrar a alguien más, y para evitar mayores complicaciones, Scorsese decidió tomar el rol por su cuenta.

En cuanto a la trama, hubo que cambiar ciertos elementos para que la cinta pudiera ser recibida de mejor manera. Por un lado, el guion original contemplaba una matanza racista por parte de Travis. Esto fue modificado, debido a que el director y los productores pensaron que el público podría malinterpretar la intención de la obra. A pesar de esto, ciertos guiños al odio racial que expresaba el libreto no fueron removidos, como el diálogo en el cameo de Scorsese, quien utiliza la palabra “nigga” cuando se refiere al hombre con quien su mujer lo engaña.

Por otro lado, todas las escenas sangrientas tuvieron que ser editadas. Esto porque la MPAA (Asociación de Películas Americanas) consideraba que eran demasiado violentas y pretendían calificarlas con una X, lo que significaba que solo podían ser vistas por adultos y que no podrían ser difundida por todos los cines. Esto significó que, mediante postproducción, debieron cambiar los colores para que así la sangre no se viera tan roja.

La banda sonora estuvo a cargo de Bernard Herrmann. En un principio no quería hacer música para una “película de taxis”, pero una vez que Scorsese le envió el guion, el compositor aceptó. Luego de finalizar la musicalización, Herrmann falleció a causa de un infarto al corazón en un hotel de Los Ángeles, solo horas después de haber concluido el jazz neoyorquino que da vida a Taxi driver.

John Hinckley Jr. también se hizo conocido a causa de la cinta, pero de una manera negativa. En 1981 intentó asesinar, a través de disparos, al entonces presidente de Estados Unidos, Ronald Reagan. Según confesó, su único motivo era llamar la atención de Jodie Foster. Hinckley fue declarado no culpable debido a sus problemas psicológicos y permaneció en un centro psiquiátrico bajo supervisión médica. Finalmente, fue dejado en libertad en 2016 por dejar de ser considerado un peligro para la ciudadanía.

La recepción

La crítica de cine, Pauline Kael, escribió en 1976 que “ninguna otra película ha dramatizado jamás la indiferencia urbana con tanta fuerza”, añadiendo que “los rojos neón, los vapores que brotan de las calles, el deterioro, todos te llegan de la misma manera que llegan a Travis. Está desesperadamente enfermo, pero es el único que intenta salvar a una prostituta de doce años”.

La película tuvo un alto margen de ganancias. Con un presupuesto de 1.3 millones de dólares logró recaudar US$28 millones.

A pesar de no haber logrado un galardón en los Oscar o en los Globos de Oro, si consiguió la premiación como mejor película en el Festival de Cannes en 1976. Por otra parte, distintos medios la han catalogado como una cinta que debe ser vista. La revista de cine Empire y el medio IMDB la consideran como una de las mejores películas de la historia con el puesto 17 y 53, respectivamente.

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