Si bien sólo le bastó media década de carrera para convertirse en leyenda, los últimos dos años de vida de 2Pac, el rapero que nació en Nueva York para transformarse en emblema del hip hop la costa opuesta de Estados Unidos, fueron especialmente frenéticos y acontecidos.
A fines de 1994, en el peak de su fama, el músico enfrentó a la justicia tras una acusación de violación por parte de la fotógrafa Ayanna Jackson. La corte desestimó los cargos asociados a sodomía y armas, pero –pese a que él negó los hechos- fue declarado culpable por abuso sexual en primer grado. “Todo se habría reducido a que Tupac le habría tocado una nalga sin su permiso a Jackson”, es la versión que se lee en las páginas del libro Por qué escuchamos a Tupac Shakur, de Bárbara Pistoia.
El artista fue encarcelado en febrero de 1995 pero antes de entrar a prisión grabó durante sus últimas semanas de libertad las canciones que formaron parte de Me against the World, su tercer álbum de estudio. Editado en marzo de ese año, fue el proyecto que aumentó la fama del rapero y lo consagró como uno de los mejores letristas del género, además de posicionarse con el tiempo como uno de los más importantes de la música popular de su era, según una lista elaborada por del Salón de la Fama del Rock and Roll.
Sin embargo, Tupac Amaru Shakur (Nueva York, 1971), 2 Pac o Makaveli –entre otros de sus alias- no tuvo oportunidad de celebrar las ventas y vio desde el encierro cómo el álbum escalaba hasta el número 1 del ránking Billboard. Fue durante esos siete meses en la cárcel que el músico comenzó a concebir el que acabaría siendo uno de los hitos más importantes de la historia del rap.
A 25 años de su publicación, All eyez on me (1996), el cuarto y último álbum que el MC lanzó en vida, sigue siendo considerado como su mejor trabajo y uno de los más influyentes del género, además de haber sido el primer álbum doble de rap. Llegó sin problemas al puesto número uno del Billboard 200, vendió medio millón de copias en una semana y cosechó elogios unánimes de diversos medios especializados. Rolling Stone llegó a decir que el disco “es la versión californiana y gansta de The Wall de Pink Floyd”.
Para poder terminar el trabajo, Suge Knight y Jimmy Iovine, ejecutivos y fundadores de Death Row Records e Interscope Records, respectivamente, pagaron de su bolsillo los 1.4 millones de dólares de fianza para liberar a Shakur a cambio de que este firmara con ellos y pudiera grabar las canciones que darían vida al LP. El 12 de octubre de 1995 2Pac abandonaba los barrotes de la correccional de Clinton y se iba directo al estudio. Dos meses después sacaba al mercado California love, su primer sencillo con Death Row, producido por Dr. Dre. Un clásico instántaneo y uno de los himnos del llamado G-funk, el subgénero de la Costa Oeste que sumó sintetizadores y moral gangsta a la música de Parliament y Funkadelic.
“Creo que soy más responsable, más maduro, más enfocado” comentó el artista en una entrevista con MTV News a fines de ese año, comparando sus primeros años de carrera con su periodo de reflexión luego de salir de la cárcel. Una madurez obligada que dio frutos inmediatos y quedó demostrada en la producción y las letras de su cuarto álbum. Canciones como Ambitionz az a ridah o I ain’t mad at Cha fueron grabadas el mismo día que abandonó la penitenciaría. “Fui directo al estudio y grabé todos los días. Hice unas tres canciones al día. Tenía mucho que sacar de mi pecho, mucho dolor”, explicó al canal de videomúsica en una entrevista posterior.
Mientras con sus primeros trabajos el músico se ganaba un lugar en la escena al incluir lucidez y comentarios sociales en medio del auge del gangsta rap, All eyez on me le hacía honor a su título y dejaba espacio para reflexiones de su autor en torno a la presión y el acoso que sentía entonces por parte de la policía, de sus fanáticos y de sus compañeros de profesión de costa a costa.
Sus 20 millones de copias vendidas a la fecha validan a All eyez on me como un éxito comercial de primer nivel, además de sus colaboraciones con artistas como Dr. Dre, Snoop Dogg, Method Man y Nate Dogg, entre otros. Una apuesta que, además, marcó un quiebre con Me against the World, donde Shakur prácticamente se sitúa en solitario sobre las pistas, a excepción de dos canciones en las que se hacen presentes los miembros de su colectivo musical Outlawz (en ese entonces conocidos como Dramacydal).
Pese al éxito, detrás del proceso de creación del álbum se encuentran también distintas historias sobre los problemas que enfrentó Tupac con su flamante casa disquera, así como diversos episodios que fueron agudizando su rivalidad con quien fuera su amigo, el rapero neoyorquino Notorious B.I.G., ídolo de la escena de la costa Este. Un conflicto que comenzó a escalar por esos días y que derivó en el tiroteo que acabó con la vida de Shakur, del que aún no se encuentran culpables.
Mientras All eyez on me arrasaba en venta, la “guerra” entre las escenas de ambas costas fue subiendo de calibre. Si bien la disputa surgió a comienzos de los 90, se intensificó cuando Tupac fue baleado en Nueva York (aquella vez sin mayores consecuencias), precisamente en el territorio donde Notorious B.I.G. debía protegerlo. El problema explotó cuando este último lanzó una canción titulada Who shot ya? (¿Quién te disparó?), que Tupac tomó como un insulto.
Con la rivalidad desatada entre ambos íconos del género, llegó también la icónica venganza de Shakur, quien poco después de salir de la cárcel respondió a “Biggie” en el track Hit em up junto a sus colegas de Outlawz, burlándose y amenazando a distintos raperos de la Costa Este. Por este motivo, la canción Wonda why they call u bitch, que contaba con la participación de la esposa de Notorious B.I.G., Faith Evans, tuvo que modificarse quitando la voz de la cantante, que aparecía en el coro de la versión original.
Los ánimos se calmaron entre ambos sectores sólo después de una de las mayores tragedias en la historia de la música. Luego de salir junto a a unos colegas a presenciar una pelea de Mike Tyson en Las Vegas y tras una serie de altercados a la salida del hotel-casino MGM Grand, Shakur subió a un sedán conducido por Suge Knight. Se detuvieron en una luz roja y repentinamente un vehículo se adelantó y desde el interior dispararon directamente a Tupac, quien recibió cuatro balazos en el cuerpo. Una de las balas perforó su pulmón y a pesar de haber sido trasladado al hospital murió a causa de una hemorragia interna.
Un año más tarde, Notorious B.I.G. fue víctima de un asesinato de similares características: mientras esperaba en un semáforo, un Chevrolet se acercó a su auto y lo hirió con cuatro disparos, terminando con su vida. En ninguno de los dos homicidios se han encontrado culpables, aunque varias versiones indican que fue Suge Knight quien ordenó el asesinato de Biggie Smalls, como venganza por la muerte de su amigo, aunque no existen evidencias suficientes que lo impliquen en el hecho como tampoco pruebas de que la Costa Este haya tenido que ver con el homicidio de Tupac.
Tras el éxito de la película biográfica del grupo N.W.A. en 2015 (Straight outta Compton), diversos productores y cineastas comenzaron a interesarse por reconstruir la historia del rap estadounidense de los 80 y 90. Así nació la All eyez on me, el filme biográfico de Tupac de 2017, que pese a tener buen material no tuvo buena recepción por parte de la crítica.
Emily Yoshida, del sitio especializado Vulture, calificó el largometraje como “una fiel adaptación a la página de Wikipedia de Tupac Shakur”. Algo similar comentó Tim Grierson en Paste, al sentenciar que la película “carece de cualquier tipo de punto de vista, de verdadera pasión por un rapero que, más de 20 años después de su muerte, sigue siendo una luz guía para los artistas emergentes”.
En medio de sus reparos a la cinta Grierson constató una realidad inapelable: si bien la discografía de Tupac se siguió ampliando hasta este siglo con seis discos póstumos y otros lanzamientos, a un cuarto de siglo de su publicación el legado de All eyez on me sigue resonando entre las nuevas generaciones, como la obra cumbre de su autor y también como uno de los discos que marcó el salto del hip hop de los callejones al fenómeno masivo que hoy conocemos.