En julio de 2018, Demi Lovato por poco se sumó a una larga lista de músicos que perecieron ante un excesivo consumo de sustancias a una edad temprana y en un punto álgido de su carrera. La voz de “Sober”, sufrió una sobredosis por fentanilo y oxicodona y fue ingresada de urgencia a un centro de asistencia médica en Los Ángeles. Todo era parte de una recaída en sus adicciones, un hecho que incluso se encargó de revelar durante ese mismo año sobre el escenario. Se trataba de un nuevo traspié que en su momento hizo creer a los doctores que no viviría más de diez minutos en el hospital.
¿Las consecuencias? Semanas de hospitalización y una gira cancelada, claro que también varios hechos más graves, entre los que se cuenta un ataque al corazón y tres derrames cerebrales que derivaron irremediablemente en secuelas en aquel órgano hasta el día de hoy. Se trataron de nuevas líneas en un historial complejo que el documental “Demi Lovato: Bailando con el diablo” abordará con profundidad el próximo 23 de marzo, fecha del estreno.
El registro de cuatro partes es el testimonio que rememora la seguidilla de hechos que desembocaron en aquella sobredosis que la situó al borde la muerte y también en la secuelas físicas y emocionales que dejó el oscuro episodio en la vida de la interprete. Ahora, bajo la dirección de Michael D. Ratner, quien también se había encargado de documentar a Justin Bieber en 2020.
“He tenido muchas vidas, como mi gato. Estoy en mi novena vida y lista para volver a hacer lo que amo, que es crear música”, declara la cantante durante una parte del adelanto estrenado el pasado miércoles en YouTube. A ella, se suman varios testimonios de cercanos -amigos y familia- cuya principal función sería revelar los detalles de los años de excesos y cómo aquellas situaciones han impactado en las vertientes más íntimas de la cantante de ahora 28 años.
Así, el adelanto liberado también desató una ola de comentarios por parte de otras figuras del espectáculo musical, algunos de ellos incluso aparecen en el material. Personalidades como Elton John, Sam Fischer, JoJo o Christina Aguilera coincidieron a través de redes en la valentía de la artista al abrir el baúl de recuerdos que reúne un buen número de momentos complejos desde su juventud más temprana.
“Tan orgulloso de ti @ddlovato por abrirte al mundo sobre tus adicciones y la importancia de nuestra salud física, emocional y mental”, mencionaba el legendario compositor británico en su cuenta de Twitter.
Una carrera a trompicones
El año 2018 no fue la única instancia complicada para ella, sino tan solo una de las más recientes. El ser una estrella de Disney en su infancia y adolescencia no fue garantía para evitar problemas futuros, la combinación entre una fama temprana y el poco control puede ser de vida o muerte entre el alcohol y la cocaína usual. Ratner también se adentra en eso con los testimonios de Aguilera o John, quienes hacen su aporte desde la experiencia.
Como precuela y en paralelo a los escenarios, Lovato tuvo un recordado paso por televisión y cine de la mano de la gigantesca compañía de entretenimiento estadounidense y de otros espacios de índole similar.
Primero, como parte de la recordada serie infantil “Barney y sus amigos” (2002 - 2004), y así también con trabajos como las dos entregas de “Camp Rock” (2008) o la sitcom “Sunny, entre estrellas” (2009 - 2011).
Durante aquellos años afloraron los primeros indicios asociados a la presión propia de una ajetreada carrera. En 2010 ingresaba a un centro de rehabilitación en medio de una gira con los Jonas Brothers y tras una pelea con una bailarina del espectáculo. Un ingreso hospitalario que se creyó necesario ante el estrés de la cantante y un sitio de donde pudo salir recién al año siguiente. Claro que eso escalaría más con el pasar del tiempo y sumaría a los registros enfermedades como la bulimia o la bipolaridad y situaciones tan complejas como autolesiones o automedicación. Pese a que por años se mostró sobria, la batalla con el alcohol y las drogas siempre fue un tira y afloja, rozando las sobredosis en más de una oportunidad previa a 2018.
“Ha habido momento en los que definitivamente he tenido la tentación de deshacerme de mi cena. Pero lo enfrentaré por el resto de mis días porque es una enfermedad de por vida. No creo que vaya a haber un día en el que no piense en la comida o en mi cuerpo, pero estoy viviendo con eso”, comentaba a Seventeen en abril de 2011 en referencia a sus trastornos alimenticios.
Cada tanto, quien fue una de las estrellas Disney en su momento, se adentra en esos pasajes que han marcado una carrera. Incluso lo hizo con otro documental en 2012 que abordó su desorden alimenticio, “Demi Lovato: Stay Strong” de MTV. Ahora la nueva creación también funcionaría como secuela de otro original de YouTube lanzado en 2017, “Demi Lovato: Simply Complicated”, que también ahonda en su carrera y altibajos.
Ahora bien, como parte de nuevos aires, en diciembre de 2020 y a través de redes sociales se encargaba de aclarar que su trastorno alimenticio estaba superado y con este registro audiovisual que inaugura su nuevo año también pareciera ser un paso adelante en cuanto a su recuperación.
Eso sí, ciertas secuelas siguen y seguirán allí donde vaya. Parte de las revelaciones de Lovato indican que actualmente debe lidiar con consecuencias como puntos ciegos en su visión que no le permiten conducir un automóvil. Claro que, tras ser dada de alta en 2018, incluso le costaba leer debido a lo borroso que le resultaban las letras.
“No se trata solo de mi viaje. Toco tantos temas en este documental, que no son solo sustancias. El tercer episodio habla mucho sobre traumas pasados con los que he lidiado y de los que nunca he hablado. Fue demasiado difícil y tampoco estaba lista. Despertar en 2018 después de lo que me sucedió me hizo darme cuenta de que hay mucho trabajo que hacer en mí, por eso pude salir y hablar de traumas y de mi experiencias en la industria, algunas de las razones que llevaron a ese punto de ruptura”, se encargó de aclarar durante un panel virtual de YouTube.
De tal manera, pese a las situaciones límite, la cantante estadounidense estaría agradecida de los hechos y más consciente de lo que le espera tras el umbral de las recaídas. “Fue un viaje doloroso. Miro hacia atrás y a veces me pongo triste cuando pienso en el dolor que tuve que soportar para superar lo que tengo. Pero, no me arrepiento de nada”, declaró a People con motivo del material que prepara su llegada a la web.