Adiós a la Sala K: el microcine capitalino cierra sus puertas este fin de semana
Tras cinco años de funcionamiento y a pocos días de la reapertura de este tipo de espacios en el país, la sala de cine alternativa de Providencia baja el telón. Desde el recinto comentan que el golpe económico de la pandemia hizo insostenible el proyecto, aunque esperan trasladarse a otra locación en abril.
Para aquellos cinéfilos más comprometidos con la oferta alternativa de películas y asiduos a aquellas pequeñas salas de cine repartidas por la capital, la última oportunidad de sentarse en una de las butacas de la Sala K, uno de los espacios emblemáticos del circuito, será este fin de semana. Según anunciaron los encargados del recinto, este domingo 28 de febrero el cine ubicado en Providencia cerrará sus puertas.
“Después de más 5 años funcionando como sala de cine en Barrio Italia, llegó el momento de decir adiós a nuestras instalaciones en Condell para dar paso a cambios y nuevos horizontes”, informaron desde el cine a través de las redes sociales, adjuntando algunas fotos de los hitos vividos en el espacio de 38 butacas, el que ahora se veía limitado a 15 personas de aforo ante las medidas sanitarias.
“El proyecto arrienda el espacio y hace un par de años nos subieron harto ese arriendo. Después, con la pandemia, tuvimos que continuar pagando sin ninguna facilidad”, detalla a Culto Teresita Ugarte, directora ejecutiva de Sala K y presidenta de la Asociación Gremial de la Red de Salas de Cine.
“Lamentablemente, en diciembre, cuando salieron los resultados de los fondos a los cuales siempre postulamos, el Programa Apoyo a Organizaciones Culturales Colaboradoras (PAOCC), quedamos primeros en la lista de espera. Pero pese a la esperanza de que esto corra durante el año no podíamos seguir endeudándonos”, añade.
Así Sala K sucumbe ante el golpe pandémico, claro que con una promesa y una luz de esperanza en el camino: desde el espacio independiente, abierto en diciembre de 2015, aseguran que volverán en el mediano plazo con una nueva instalación cercana.
“Salió la oportunidad de otro espacio donde nos podrían acoger por lo menos durante este año, con un cierto trueque, una cierta colaboración con ese recinto cultural. Esto queda a diez minutos caminando y pasa a ser la comuna de Santiago. Estaríamos funcionando a finales de abril, esperamos que en uno o dos meses más tengamos toda la mudanza hecha y las instalaciones”, adelantan.
El 2020 significó un duro golpe para las artes, la industria del cine y para este recinto en particular. Mientras la comuna estuvo en fase 4 la sala pudo abrir durante sólo dos semanas. Esta última y drástica determinación, tomada en diciembre, sale a la luz tras sólo dos fines de semana con funciones de “El agente Topo” (2020) de Maite Alberdi y “Bacurau” (2019), película brasileña ganadora en el Festival de Cannes.
“Obviamente nos da pena dejar el espacio, sobre todo porque era muy cómodo, bonito y recién habíamos restaurado toda la fachada con marquesina y ficheros”, se lamenta Ugarte. “Pero a la vez también creemos que es una oportunidad para ampliarnos, de tener algo más grande e independiente”, añade la directora de la sala, que también maneja entre sus planes el sumar más butacas e incluso un bar al proyecto.
La noticia llega la semana posterior a la reapertura de las grandes cadenas de cines y de las salas alternativas a lo largo de Chile. Esto último tras los cambios en el plan Paso a Paso para el sector del espectáculo anunciados por el Ministerio de las Culturas en enero.
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