Recién en febrero de 2020 Robbie Williams completaría su hogar con la actriz estadounidense Ayda Field con un cuarto hijo. Pero a fines de 2019 el músico ya estaba transformado en un padre de familia que había logrado dejar atrás sus episodios de salud más complejos y sus arranques más incorrectos. En ese momento, en conversación con Culto, era capaz de autocelebrarse así: “Cuando papá sale a trabajar es muy intenso, pero cuando papá no está trabajando no es nada de intenso”.

Tras lanzar su indescifrable pero exitoso disco navideño The christmas present, el británico también daba las primeras pistas del que se transformaría en su último proyecto estrella: un largometraje centrado en su figura. Declarándose “muy, muy ocupado”, el hombre de Feel anunciaba que “estaré haciendo televisión, probablemente una película, musicales”.

El proyecto en cuestión, Better man, se trabajaba hace años evitando hacer mayor ruido, pero se ha presentado en sociedad esta semana, en el marco del mercado del Festival de Cine de Berlín, donde buscará sellar nuevos acuerdos de cara a un rodaje programado para mitad de año y con un presupuesto abultado (US$ 100 millones).

La cinta será la primera biopic sobre el cantante y compositor, quien ha venido colaborando estrechamente con el director australiano Michael Gracey para realizar una película que rescate su singular historia en la industria musical.

Parte de la premisa del proyecto es que, a diferencia de otros acercamientos biográficos a íconos musicales británicos (Bohemian Rhapsody y Rocketman, por ejemplo), la cinta se las ingeniará para despegarse del libreto más convencional y expondría sin tapujos los momentos críticos del protagonista. El enfoque es el de una película de crecimiento y fantasía, por lo que su despegue al estrellato a los 16 años, como parte de Take That, tiene garantizado un espacio en la trama.

Experto en efectos visuales que saltó a la fama en 2017 con la adaptación cinematográfica de El gran showman –junto a Hugh Jackman y Zendaya–, Gracey describió su visión de la vida del artista al portal Deadline: “Simplemente soñó en grande y siguió esos sueños y lo llevaron a un lugar increíble. Por eso, la suya es una historia increíblemente identificable. No es el mejor cantante o bailarín y, sin embargo, logró vender 80 millones de discos en todo el mundo”.

La idea del guión fue creciendo a partir de una serie de encuentros entre cineasta y músico en Londres y Los Angeles (donde Williams pasa la mayor parte del tiempo), en los que registraron horas y horas de conversación, marcados por la franqueza que han hecho del autor de Angels una figura única tanto dentro como fuera del estudio y las giras.

Aunque en primera instancia el realizador evitó detallar cómo aparecería representado el británico en pantalla, finalmente el mayor secreto se despejó en el despliegue del proyecto en Berlín. Inimitable en su desenfado pese a estar casi en sus 50, Williams será representado en el filme por un mono creado digitalmente (por CGI).

Una técnica que por ejemplo ejecutó con maestría la última trilogía basada en El planeta de los simios (con Andy Serkis prestando movimientos y voz al personaje), pero que no encuentra referentes en las películas biográficas.

Williams, sin embargo, tiene una extensa balada con un animal de esa raza: Me and my monkie (2002), en la que el inglés relata un delirante viaje por Las Vegas junto a un primate.

Una composición que probablemente incluya en Better man, al igual que la decena de éxitos del inglés, que con su largometraje pretendería ampliar su alcance a Estados Unidos. Ese mercado es quizás una de las pocas cuentas pendientes de una trayectoria plagada de marcas y que ahora busca un nuevo hito con un giro extraño. Una vuelta fantástica a la vida de ese hombre que hoy está mejor.