Fundación Corpartes estrena documental de Ai Weiwei sobre el coronavirus en China
Del 25 al 28 de marzo, de manera online y gratuita, se estrenará en Chile Coronation, realizado por el artista que hoy reside en Portugal a partir de videos enviados por compatriotas.
Hace casi una década, cuando su fama de disidente iconoclasta se viralizaba más allá del circuito del arte -y de China continental-, Ai Weiwei (Beijing, 1957) hizo una confesión que al menos para el lego puede ser reveladora. En los minutos iniciales de Ai Weiwei. Never sorry (2012) cuenta que descansa mucho en sus ayudantes: “Apenas me involucro en la producción de mis obras”. Lo suyo, dice en el documental de Alison Klayman, es tomar las decisiones, pues prefiere que otra gente ponga en práctica sus ideas.
Sea o no la anterior su política creativa por estos días, en Coronation no le quedó de otra. Hoy residente en Portugal, el artista conocido por sus instalaciones desparramadas por el planeta y por sus habituales pullas al régimen comunista que en 2015 autorizó su salida al exilio, lanzó mundialmente en agosto el decimonoveno de los documentales en los que figura como director. Un filme donde ofició como editor de las decenas de horas de video provistos por compatriotas que le mandaron material desde el territorio chino afectado por el coronavirus, incluyendo Wuhan, donde todo comenzó. Muy discreto fue el proceso de realización, incluso el de exhibición, al punto que el propio lanzamiento del filme fue calificado como “estreno sorpresa” (o así la llamo el crítico Eric Kohn en Indiewire).
Y el resultado, un filme donde un sistema sin rostro impone sus términos a individuos sin alternativas, se verá finalmente en Chile entre el 25 de marzo, a las 20 hrs., y el 28 del mismo mes. La Fundación Corpartes, que en mayo pasado organizó una conversación virtual con Ai y en 2018 lo invitó al país y expuso su obra, exhibirá Coronation de modo online y gratuito, previa inscripción en www.corpartes.cl.
Para la directora ejecutiva de la fundación, Francisca Florenzano, “miradas sobre el origen y devenir de esta pandemia hay muchas. Esta es una más ellas, que se levanta desde la particularidad del mundo de las artes”. El filme se inscribe, así las cosas, en una programación que “da a conocer diversas perspectivas de nuestra sociedad, invitando a las personas a interrogarse, a desarrollar el pensamiento crítico y a dialogar sobre nuestro entorno”.
Nación corona
“El artista más popular del mundo” según The Art Newspaper, Ai Weiwei tiene fama de provocador dado a desorientar y sorprender, a construir y destruir, siempre con un discurso humanitarista a flor de labios. Y si bien su propia apariencia barbuda y juguetona es recurrente en medios y redes sociales, su obra audiovisual relega al personaje a un segundo o tercer plano, en beneficio de lo que imágenes íntimas y sonidos envolventes tienen para mostrarle al espectador. Y, eventualmente, para introducir en este último la duda o la inquietud.
Para ilustrar lo anterior, basta pensar en el tramo final de Coronation. Un grupo de funcionarios estatales convoca a los cercanos de personas fallecidas por Covid-19 para que retiren sus restos ya reducidos a cenizas, aparentemente por razones sanitarias. Uno de esos funcionarios trata de acomodar los restos en un fallecido en una bolsa, que luego intenta ajustar, no sin dificultades, en una caja de madera que hace las veces de ánfora.
Una vez cerrada la caja, es envuelta con una tela de color rojo y entregada a los familiares: para quien ande en plan metafórico será difícil no ver al propio régimen cerrando y dejando bien amarrada una tragedia en la cual le cupo una responsabilidad que aún está por establecerse. Y si esto no es convincente, el propio Ai se encarga de plantear un punto, instalando un texto en pantalla justo antes de que asomen los créditos finales:
“El primer caso de Covid-19 apareció en Wuhan el 1° de diciembre de 2019. Durante varias semanas, las autoridades ocultaron información sobre la transmisión del virus de persona a persona y sus tasas de infección y mortalidad. El 23 de enero de 2020, Wuhan entró en confinamiento”.
Lo que mayoritariamente hay en el filme son momentos vividos por seres anónimos, en Wuhan y otras ciudades. Hay un individuo que vive en su auto, a la espera de que se levanten las restricciones para volver a casa, y hay un médico que trabaja en un gigantesco hospital de campaña y a quien seguimos en la fatigosa tarea de ponerse y sacarse múltiples capas de vestuario sanitizado, para evitar el contagio. Hay, también, una funcionaria que pide a la gente no quejarse del Estado (no transmitir “malas energías”), así como una anciana con el retrato de Mao en su cabecera, cuestionando las actitudes contestatarias de algunos compatriotas, y un grupo de jóvenes jurando lealtad al partido único.
Antes, durante y después, asoman los sonidos atmosféricos provistos por Punkgod y Ling Ling, acompañando vistas aéreas de gigantes urbanos, como si se tratata de un neo film noir. De un Blade Runner de nuestros días.
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