Es una historia de esas que tienen un molde hecho, que Hollywood ha replicado muchas veces en muchas versiones con leves cambios. La del niño o el grupo de niños que aman un deporte pero tienen muy poco talento para jugarlo, que son los raritos del curso o del barrio y que nadie toma en serio, hasta que alguien empieza a entrenarlos y poco a poco van mejorando.

Dentro de ese grupo, con seguridad una de las películas más queridas y memorables es The mighty Ducks (Los campeones), de 1992, la que trata sobre Los Patos, un equipo de hockey que nunca ha logrado ser realmente competitivo, hasta que llega a entrenarlos Gordon Bombay (Emilio Estévez), un abogado y ex jugador que después de ser atrapado conduciendo borracho, es obligado a tomar este rol para cumplir con su servicio comunitario.

The mighty Ducks fue tan exitosa que finalmente se convirtió en una trilogía. Y 25 años después de estrenar su tercera parte, vuelve a las pantallas en formato de serie, con diez episodios que estrenará semanalmente la plataforma Disney Plus (el primero ya está disponible).

Dos décadas después, Los Patos son ahora el equipo favorito de su estado. Ahí solo están los mejores jugadores y no es un lugar para divertirse sino que para ganar. Entonces cuando uno de los chicos es expulsado por no ser lo suficientemente bueno, su mamá (Lauren Graham, Gilmore girls) decide crear un equipo nuevo, con los niños que no han sido aceptados en otros lugares. El círculo se completa cuando va a buscar un lugar para que entrenen y llega a una pista que es nada menos que propiedad de Gordon Bombay, quien ahora es un tipo amargado y lleno de deudas, además de odiar el hockey.

Así empieza The mighty Ducks, una serie entretenida, chistosa, y que a pesar de ser absolutamente predecible, engancha. Porque toma la receta y la cocina perfectamente.

El grupo de niños es adorable y lleno de personalidades muy particulares. Está la tensión entre la mamá idealista pero que no sabe nada de hockey y el ex entrenador que se niega a ayudarle. Hay entrenamientos, discursos motivacionales, partidos que terminan en desastre, niños ganando confianza en sí mismos y aprendiendo a convertirse en un equipo...

Cada elemento está presente y bien ejecutado, y para los niños de hoy o los nostálgicos de ayer, es una serie que sin duda va a entretener.