Un mundo convertido en un apocalipsis zombie, pero al que se accede a través de la mirada de tres personajes femeninos, tres modelos que pasan de grabar un comercial a enfrentar el caos y los peores peligros imaginables. Es lo que propondrá la película Muertas vivas, uno de los últimos largometrajes en terminar de filmarse en Chile en medio de la pandemia.
Siguiendo los estrictos protocolos sanitarios que impone el contexto, la cinta se rodó durante un mes bajo la conducción de Sandra Arriagada, guionista con experiencia en televisión (La chúcara, Buscando a María) que aquí se estrena como directora en un largometraje.
“Es una sátira a la industria publicitaria y al rol que juegan las mujeres dentro de esa industria. Es una crítica a eso, disfrazada de splatter, en la que nos reímos mucho del mundo audiovisual que rodea a la publicidad”, apunta la realizadora, que a comienzos de 2020, antes del confinamiento, debutó en la dirección filmando uno de los cortos de la antología de terror Apps,
Si su aporte a esa cinta antológica –titulado OnFire y protagonizado por Néstor Cantillana– lo presentó como un giro sangriento a Matilda (1996), su primer largo se apoya en el subgénero que explota la violencia gráfica y el gore. Uno de los títulos que menciona es Braindead (1992), de Peter Jackson.
“Las películas de terror ‘serias’ a mí me encantan, pero evocan otro tipo de sensación o de efecto. Me gusta la euforia que produce el splatter, la catarsis colectiva que genera, que es lo más parecido a ir a un recital”, explica.
En Muertas vivas ubica al centro a tres modelos (María Jesús Vidaurre, Camila Recabarren y la actriz argentina Clara Kovacic) enfrentadas a un joven director de publicidad (Benjamín “Pollo” Castillo) y luego a la antagonista principal de la historia, encarnada por la comediante Belén Mora. El elenco también suma a Koke Santa Ana y Yashira Zomosa.
Así, la ópera prima de la directora cruza sus dardos a los patrones y estereotipos de la publicidad con el horror del mundo exterior. Una tecla terrorífica que ha obsesionado a Arriagada durante años y que además empalma bien con la clase de filme que habitualmente ofrece su principal productor, Lucio A. Rojas, conocido en el circuito local e internacional por sus brutales cintas, Sendero (2015) y Trauma (2017).
Rojas es también uno de los cuatro directores de Apps, junto con Arriagada, José Miguel Zúñiga (Contra el demonio) y el debutante Camilo León. Mientras que ese título comenzará su recorrido por festivales este año y buscará cerrar acuerdos con plataformas, Muertas vivas planifica un lanzamiento para el primer trimestre de 2022.
Pero la película que la realizadora acaba de rodar –y producir, a través de su compañía, Femtástica Films– sería apenas el inicio de algo más ambicioso. Arriagada planea que su ópera prima sea la primera parte de una trilogía que luego completarán dos títulos, Más sabe diabla (que acaba de ganar el Fondo Audiovisual) y Matria.
“Me gustan las historias apocalípticas en entornos viciados, donde la mujer ha sido objetivizada o donde hay un sistema anómalo que no entendemos bien pero que ha funcionado hasta ahora”, indica.
Matria, probablemente la más ambiciosa de la saga, contará con el protagónico de la actriz española Itziar Castro (Goya en todas las temporadas de la serie Vis a vis) y se rodaría al año siguiente. Por ahora, sigue presentándose como proyecto en desarrollo en importantes instancias, y así fue como la semana pasada ganó el Premio Latino Lense Workshop en la sección Sanfic-Mórbido Lab de Sanfic Industria.
El fin es que durante 2022 pueda completar una trilogía de terror con protagonistas mujeres, algo inusual en Latinoamérica y derechamente inédito en Chile, sobre todo con una directora a la cabeza.