Saint Maud: terror existencialista y retrato femenino en una de las joyas de 2021
Dirigida y escrita por la debutante Rose Glass, la película británica sigue a una enfermera religiosa que se obsesiona con salvar la vida de una paciente. Un punto de inicio que le permite a la cinta explorar la fe, la violencia y la sexualidad, dando como resultado uno de los filmes más celebrados por la crítica durante el último año. Se estrenó el jueves 1 en Chile.
Descubierta como una joya en septiembre de 2019, la película británica Saint Maud recibió uno de los buenos espaldarazos que puede otorgar la industria norteamericana al cine independiente. La compañía A24, responsable de títulos como La bruja y Midsommar, selló un acuerdo a los días de su estreno mundial en el Festival de Toronto para distribuirla en Estados Unidos.
Hasta ahí, un idilio perfecto entre un punto alto del terror reciente y una de las firmas más prestigiosas de Hollywood. Pero la pandemia desordenó todo y la cinta recién llegó a salas estadounidenses en enero pasado (en Chile, disponible desde el jueves 1 para compra en Apple TV y a mediados de mes para arriendo). La recepción, en todo caso, se mantuvo casi intacta: la ópera prima de la directora y guionista inglesa Rose Glass (31) se empina como uno de los mayores aciertos del género en los últimos años.
Protagonizado por la actriz galesa de raíces suecas Morfydd Clark, el filme retrata a una joven enfermera que tras una experiencia traumática en el trabajo se convierte al cristianismo. Una profunda fe que desarrolla plenamente en su relación con Amanda (Jennifer Ehle), una exbailarina y coreógrafa estadounidense en silla de ruedas producto de una enfermedad neurológica, de la que se obsesiona hasta el punto de creer que recibió un llamado divino para salvarle la vida.
A partir de ese punto la cineasta hace rendir las posibilidades de terror psicológico de su premisa. Su protagonista se hace llamar Maud, esconde secretos y se termina de desestabilizar cuando aparece la otra cuidadora de Amanda, a quien esta le paga por tener sexo. Íntima y atmosférica, la cinta se abre a explorar la fe, la violencia y la sexualidad a través de los delirios de su personaje principal.
Así, Saint Maud se erige como una de las cintas con mayor poder de síntesis (83 minutos) y como una de las mejor criticadas del último tiempo. The Guardian le dio su puntaje máximo y la llamó un “extraordinario melodrama de terror de Rose Glass”, señalando que “también es una pesadilla satírica sobre la intimidad física y erótica de la enfermería”.
El portal especializado The A. V. Club la celebró al indicar que “tienes que mantenerte comprometido con esta película hasta, literalmente, sus últimos segundos para sentir todo su impacto”, aunque también apuntó: “Llega relativamente tarde en el ciclo de ‘horror elevado’ impulsado por su propio distribuidor (A24). Dicho esto, Saint Maud se distingue por un énfasis en el personaje por sobre la metáfora, así como por las profundidades de la pesadilla de la oscuridad en su centro”.
The New Yorker fue otro medio que matizó las virtudes del filme: “La película sugiere menos interés en Maud que en las imágenes de Maud que, como resultado, se sienten casi vacías”.
De todos modos, el filme de Rose Glass se alzó como uno de los triunfos británicos del último año y, pese a ser una cinta de terror –un género habitualmente ignorado por los galardones–, cazó dos nominaciones a los premios Bafta que se entregarán este 10 y 11 de abril: Mejor película británica y Mejor debut de un guionista, director o productor británico para su cineasta.
Su protagonista, en tanto, ya selló cuál será su siguiente proyecto después de Saint Maud. Conocida por sus roles en títulos como la miniserie de Netflix Drácula (2020) y la cinta The personal history of David Copperfield (2019), Morfydd Clark ahora graba la serie que prepara Amazon a partir de El Señor de los Anillos, que se lanzaría entre este y el otro año.
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