No es fácil sintetizar la extensa carrera, las múltiples etapas y la cadena de ADN que compone la información genética de Cheap Trick. Una especie en extinción y un bicho raro en la historia del rock.
Con un estilo inclasificable que ha transitado por el rock de estadios, las power ballads, el glam, la influencia Beatle (y de casi toda la invasión británica de los 60) y una propuesta artística que históricamente se ha movido entre el alto voltaje y el absurdo, la carrera llena de altibajos del cuarteto formado en Rockford, Illinois, no tiene muchos puntos de comparación. Se les ha equiparado estilísticamente con los californianos The Knack, con sus paisanos de Enuff Z’ Nuff, con los británicos The Move -una de sus claras influencias- y con los ingleses Badfinger. Todos los anteriores, como Cheap Trick, nombres secundarios y algo incomprendidos en la historia oficial rockera.
Kurt Cobain dijo alguna vez que Nirvana era el Cheap Trick de los 90, pero tal vez la mejor definición en torno al grupo la dio su propio guitarrista, el histórico y versátil Rick Nielsen, en una reciente declaración a USA Today:
“Simplemente me gusta lo que hago. No somos los mejores, pero no somos malos. No somos superestrellas. Somos la quinta banda favorita de mucha gente. Dicen, ‘Tengo a Led Zeppelin, Ozzy Osbourne, los Beatles’. Pero no me importa quedar quinto”, reconoció.
Los clarificadores dichos de Nielsen llegan como antesala a la publicación de In another world, el disco número 20 del conjunto y una nueva prueba de vigencia y persistencia para un cuarteto que se aproxima al medio siglo de carrera con su base original casi intacta (a excepción del baterista Bun. E. Carlos), completada por Robin Zander en las voces y Tom Petersson en bajo.
Un clásico postergado
Tras el ignorado debut homónimo de enero de 1977, Cheap Trick dobló la apuesta con su segundo disco, In color, publicado en septiembre del mismo año. Una consistente y exuberante colección de himnos de pop rock (o “power pop”), cruce de Beatlemanía y riffs pesados -en línea con lo que hacían los británicos Badfinger- que prácticamente le da sentido e identidad a dicho subgénero para una escena musical estadounidense que, por ese entonces, aún no lograba contrarrestar del todo la invasión y el monopolio británico iniciado una década antes.
Pero In color, pese a las entusiastas reseñas de la prensa, estuvo lejos de ser un éxito instantáneo. Tendrían que pasar algunos años antes de que las poderosas Hello there y Big eyes, la beatlesca Oh Caroline, la irresistible Southern girls y la icónica I want you to want me -futuro clásico del grupo- fueran valoradas por la masa y traspasaran fronteras. Con una notable excepción...
Perdidos en Tokio
Tal como Alive! (1975) de Kiss y Crampton comes Alive! (1976) del inglés Peter Frampton, Cheap Trick también tiene entre sus mayores clásicos un disco registrado en vivo. En su caso, un álbum que en buena medida es responsable de apuntalar la carrera del cuarteto y que a diferencia de otros títulos citados se grabó a varios kilómetros de distancia del mercado estadounidense.
Según han recordado los propios músicos, el fenómeno de Cheap Trick en Japón a fines de los 70 se asemejaba a una Beatlemanía. Gracias al boca a boca y a la constante rotación radial de sus primeros discos en ese país, los integrantes del cuarteto aterrizaron en Tokio convertidos en ídolos y las dos fechas que realizaron en el estadio Budokan fueron apoteósicas.
El registro en vivo (Live at Budokan, 1978) no sólo se transformó en disco superventas en Japón y Estados Unidos, sino que validó a la banda en su tierra natal, revalorizando además entre el público anglo sus ignorados primeros trabajos, en tal vez el primer revival de muchos que ha protagonizado el conjunto. Un LP que no sólo se transformó en una suerte de fenómeno viral pre-internet y en un disco en vivo clásico, sino que pavimentó el camino para el rock pesado estadounidense de la década siguiente y dejó huella en toda una generación de artistas que tomarían la posta y reconocen allí una influencia.
El segundo aire
Si bien el éxito de Budokan llevó por primera vez a Cheap Trick a los ránkings y grandes estadios y arenas de Estados Unidos, el grupo nunca pudo capitalizar del todo ese impulso (¿lo buscaron realmente?). La década del 80 fue de altibajos para Nielsen y compañía, y tras el memorable Dream Police (1979) se sucedieron varios álbumes de impacto relativo o derechamente escaso.
Un LP producido por el propio George Martin (All shook up, 1980) y un hit para la banda sonora de Top Gun (Mighty wings, 1986) figuran entre los hitos del conjunto por esos años. Aunque el batatazo llegó con Lap of luxury, de 1988. Creado junto a un grupo de compositores externos para apostar por la masividad -pese a la reticencia del cuarteto- el disco efectivamente entregó dos de los mayores éxitos de la banda: las power ballads The flame y Ghost town, junto a un recordado cover de Don’t be cruel de Elvis Presley.
Estuvieron en Viña un día
Dos años después de Lap of luxury y con ese álbum bajo el brazo, Cheap Trick llegó al Festival de Viña de 1990. Eran los días en que el evento dejaba espacio y apostaba por uno que otro nombre del rock anglo -Europe, Heart, Faith No More- y el cuarteto encontró gran respuesta del Monstruo, especialmente gracias a sus éxitos más frescos y sus baladas de la época.
Pasarían casi 20 años antes que Nielsen y los suyos regresaran a Chile (en 2017, durante el festival Solid Rock, junto a Deep Purple y Tesla). El cuarteto entró a última hora y casi por accidente, en reemplazo de Lynyrd Skynyrd, que se bajó de la producción. Todo muy Cheap Trick.
Sobrevivientes de otro mundo
A punto de cumplir 50 años de carrera ininterrumpida, Cheap Trick sigue publicando discos, Zander mantiene gran parte de sus capacidades vocales y Nielsen todavía sorprende con sus inventivos arreglos de guitarra.
Luego de trabajos como Bang, Zoom, Crazy... Hello (2016), We’re All Alright! (2017) y el disco navideño Christmas Christmas (2017), el cuarteto reaparece este viernes en plataformas con In another world, su álbum número 20. Un lanzamiento postergado por el Covid-19 y que demuestra que el ADN del grupo, con sus integrantes bordeando los 70 años, sigue estando ahí.
Aquí su versión para Gimme some truth de John Lennon.
Y aquí su nuevo álbum: