Camila Gallardo (24) hace un repaso estadístico del ya lejano 2019 y puntualiza: “De los 365 días, estuve dos semanas en mi casa. Literal. No estuve. No veía a mis amigas, no veía a mi familia. Cada vez que mis amigas o mi familia me querían ver, tenían que ir a verme a la gira”.
Hasta que llegó el coronavirus. Aunque la pandemia abrió una pausa aún sin desenlace para los artistas de todo el planeta, Cami igual intentó extender su racha como una de las figuras más activas y ascendentes de la escena nacional, despachando los últimos singles de su disco Monstruo (2020) y protagonizando candidaturas estelares en premiaciones como los últimos Grammy de EE.UU., donde estuvo nominada en Mejor álbum de rock latino o alternativo, perdiendo a manos de Fito Páez.
“Y menos mal que perdí”, asume de inmediato. “Tremendo honor haber perdido al lado de Fito Páez. Si le hubiese ganado, le mandaba el Grammy, no sé, por correo. Pasaba la cordillera gateando y se lo dejaba ahí en su casa. Fito tenía que ganar, claramente”.
Y si se trata de galardones, esta semana aterrizó en Miami -salió de Chile antes del cierre de fronteras- para participar en los Latin American Music Awards, a realizarse el 15 de abril y donde engrosa una larga lista de presentaciones encabezada por Ricky Martin, Alejandro Fernández, Maluma y Nicky Jam, entre otros. Pero, según precisa, no ha sido fácil mantenerse a flote en el largo año en que hemos vivido en peligro.
“Hubo un momento en que (el confinamiento) me empezó a pegar feo. Fue a mitad del año pasado, como desde agosto hasta diciembre. Y en enero como que ya dije “no me voy a angustiar más”, porque me empecé a angustiar feo. Yo sufro de ansiedad generalizada desde chiquitita, entonces el escenario para mi era terapéutico. Nunca me dio pánico escénico. El único lugar en el mundo donde la ansiedad se ve callada en mi cabeza es arriba del escenario. Entonces, claro, tener que asumir que era un lugar que no iba a volver a pisar en mucho tiempo...”.
Para asumir que el escenario ya no iba a estar ahí, giró su atención hacia otros mundos. Primero, comenzó a estudiar producción musical: “Creo que para poder sentarme a hablar con gente tan talentosa como con la que estoy trabajando, tengo que hablar un idioma parecido”.
Y después, se concentró en su nuevo álbum, del que ya adelantó un sencillo, Big bang, aparecido en noviembre, mientras que el siguiente, Luna, se estrenará este jueves a la medianoche junto a un sugerente video que entrelaza erotismo, desamor y venganza sangrienta según el modelo Kill Bill. “Es mi video más fuerte. Y es mi favorito, por lejos”, remata.
Un tema escrito y grabado en enero en Miami junto al reputado productor Tainy (J Balvin, Rosalía, Bad Bunny) y que establece cierto lenguaje cósmico en las nuevas composiciones de la chilena, como si sus vivencias actuales también tuvieran una escenografía de ciencia ficción. Quizás por lo mismo, tiene un acento algo espectral, con una guitarra protagónica decorada por tenues percusiones sintéticas, mientras sus dotes interpretativos –intensos y flexibles- siguen representando una de sus mayores fortalezas.
Hace un tiempo también registró otros dos tracks en Puerto Rico junto a otro cerebro en las sombras del pop latino actual, el ex Calle 13 Eduardo Cabra (Visitante), lo que da pie para proyectar su nuevo trabajo como un híbrido donde cabe de todo: según adelanta, hay bolero, folclore, flamenco y hasta anticuecas.
“Este disco tiene una temática bien astral. Es algo que me ha gustado desde chica. Vengo escribiendo el guion desde marzo del año pasado. A mí me gusta mucho escribir guiones con respecto a mis canciones. Soy muy teatral no solamente para cantar, sino que también para escribir. Luna fue de las últimas canciones que hice en enero en Miami. Ahí escribí la segunda mitad de este disco y fue un momento súper catártico en mi vida. Y trabajar con Tainy, que viene haciendo palos, hits tras hits, fue impresionante. Estoy agradecida de la gente crack con la que estoy. De verdad se me aprieta el alma, porque a veces miro y digo ‘¿en qué minuto pasó todo esto?’”.
Después, Cami sigue: “2020 fue un año de mucha deconstrucción emocional para mí, eso es muy lindo. Esos procesos al final siempre tienen algo de mágico y de especial, especialmente a la hora de escribir canciones. Este 2021 ha sido un año en que me ha pasado mucho en muy poco tiempo. Y con lo intensa que soy, se agradece, porque me da harto material para escribir”.
-Decía que, ante su éxito fulminante y al grabar con productores top, de pronto piensa “en qué minuto pasó todo esto”. ¿Es algo que aún le sorprende?
Sí, me da escalofríos, me da miedo todavía y aún no me acostumbro a esta vida. Es a veces difícil y me angustio, me cuestiono todo, y después estoy súper feliz y motivada.
-¿Qué es lo que más le angustia? ¿La sobreexposición, la fama, no estar a la altura?
Creo que es todo. Se me aprieta la guatita ahora hablando del tema. Como que es mucha información, es una industria muy rica en contenido, hay artistas que a veces no puedo creer que estoy trabajando con ellos. A veces me cuestiono si quiero ser el artista que la gente quiere ver. De repente digo “espero estar a la altura y no defraudar a nadie”. Y no, no hago música para gustarle a alguien en particular. Hago música porque yo no sé emocionalmente dónde estaría hoy si no fuera por la música, de verdad te lo digo. Me pasa algo muy espiritual cuando canto: tengo experiencias muy espirituales y sensoriales cuando estoy cantando, muy catárticas.
“Entro en un loop de cuestionamientos constantes. Luego pasa algo a nivel de exposición y mi música no es lo importante, y paso a ser yo lo importante. Y no sé si quiero ser yo el centro de. Soy muy consciente de mi salud mental, de mi salud emocional, voy a terapia, tengo mis cuarzos, tengo mis velas, tengo mis rituales, intento estar siempre lo más alineada emocionalmente, pero fácil no es”.
-Al menos, como ha dicho, encontró el camino: ser artista.
Pero al mismo tiempo, nadie te enseña a ser artista. Nadie te dice lo que va a venir, nadie te lo cuenta, nadie te prepara emocionalmente ni psicológicamente para esto. Nadie te prepara para la exposición, nadie te prepara para subirte a un escenario y estar justo mal ese día y tener que cantar y entregar el corazón y darte cuenta que de repente, estás hecha mierda y no sabes si puedes entregar lo que la gente quiere escuchar.
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En los últimos meses, la cantautora nacida en Viña del Mar y que saltó a la fama en el espacio The voice debió enfrentar un capítulo que precisamente tuvo más que ver con su vida privada que con su rol como cantante. A fines de enero, fue detenida junto a otras siete personas por estar reunidas en un departamento del hotel W, en Las Condes, en días en que esa comuna estaba en fase 2, o sea, permitiendo sólo cinco personas en recintos cerrados.
El hecho fue catalogado como “fiesta clandestina” por las autoridades y todos los presentes fueron trasladados hasta la 17ª Comisaría de Las Condes, cursándoles además un sumario sanitario. En las horas posteriores, Gallardo reconoció la infracción y ofreció disculpas en sus redes sociales: “Quiero no solo asumir mi error, sino también disculparme por haber transgredido las medidas del Plan Paso a Paso”, comentó esa vez.
-¿Cómo ve hoy este hecho y que lección le dejo?
(Piensa por varios segundos) Trato de ser honesta, pero al mismo tiempo tengo la presión de ser políticamente correcta y diplomática para mi respuesta. Pero a diferencia del resto de mi carrera, que he sido siempre bien cuidada con todo lo que digo, intento ser cuidadosa con mi lenguaje y en la forma en la que me expreso. Creo que fue y es una situación que ahora, con un par de meses de distancia, me genera mucho repudio por parte de carabineros. Algún día me gustaría contar cómo fueron realmente los hechos, porque fue una situación asquerosamente manipulada y con un trato que, lo que más me lastima y lo que más me da pena, es que si son capaces de tratar a una figura pública que puede mañana denunciarlos y dejar una cagada a nivel público, no quiero imaginar cómo tratan a la gente que quizás no tienen esa plataforma a hablar. Y no lo he hecho porque tengo cosas en este minuto más importantes de lo que preocuparme, pero en algún futuro cercano me encantaría contar lo que pasó esa noche, porque realmente miro la situación hoy con mucho repudio y con muchas ganas de ser incorrecta.
“No tengo ganas de ser correcta ni con la institución de carabineros, ni con los medios de comunicación, ni la prensa. Me cansé de esa de esa postura cuidada, no por un tema vengativo, sino porque creo que es súper injusto la forma en la que no solamente tratan a las mujeres de la industria, sino que la forma en que exponen a las artistas, a un juicio constante y desmedido. De seguro van a decir ‘ya, ahora sale con eso de que es mujer’. Ya contaré el morbo que quisieron generar”.
-¿No quiere entregar los detalles ahora, para puntualizar lo que está diciendo?
No, lo hablaré cuando no esté hablando de mi música y cuando tenga ganas. Hoy día estoy totalmente feliz y concentrada en mi carrera y con ganas de hablar de eso, de que lo que yo vine a hacer que es música, no vine a armar escándalo, ni andar exponiéndome. Lo expondré cuando tenga ganas, cuando me sienta cómoda. Hoy no es el minuto, no es el contexto, no es el lugar, pero si tengo que decir algo es eso, me genera mucho repudio toda la situación.
-Lo preguntaba porque de sus palabras se pueden desprender muchas cosas que sería bueno aclarar: que no hubo buen trato de algunas instituciones hacia usted y hacia la gente que estaba en ese momento.
Todo fue muy desmedido.
-¿En qué sentido?
Todo. Hablaré cuando esté más tranquila y con ganas también. Yo vine a hacer música y a poner en el escenario letras que le hagan sentido a la gente y con las que se sientan identificados. No me considero una persona que busque el morbo en la pantalla y cuando me sacan en el morbo a la fuerza, me emputezco, entonces sé que es algo con lo que no me siento cómoda, y cuando quiera hablar del tema lo hablaré con el guion bien claro, para que no se me olvide nada de lo que tengo que contar.
-Pero, además de la música, estos hechos forman parte también de un escenario que enfrentan los artistas como figuras públicas.
Pero, ¿qué es ser figura pública? Como que es muy subjetivo.
-Ser reconocido, tener fanáticos que la siguen...
¿Y eso conlleva una responsabilidad? ¿Qué tipo de responsabilidad? Es tricky el juego mental.
-¿Usted cree que eso conlleva una responsabilidad?
Yo tengo una responsabilidad conmigo misma, no tengo una responsabilidad... y tengo una responsabilidad cívica, y si cometí un error, ya pedí disculpas, pero creo que en algún minuto voy a hablar de qué realmente pasó esa noche y qué fue lo que hizo que todo gatillara de esa manera. Pero bueno, ya está.
*Vea hoy a las 12.00 horas la versión completa de esta entrevista en el espacio Sesiones íntimas de Culto de La Tercera, el que se emite por www.latercera.com y por el Facebook de Culto y La Tercera.