Es, sin duda, uno de los músicos fundamentales de la Nueva Canción Chilena, que le dio una nueva mirada al folklore y a la canción popular a contar de la mitad de los ‘60. Al frente de Quilapayún, Eduardo Carrasco Pirard (80) ha marcado huella con álbumes fundamentales como X Vietnam (1968), Basta (1969) o la clásica Cantata Santa María de Iquique (1970), donde junto con la música popular, incorpora estructuras y el leguaje de la música docta.
Esto no es casualidad. Junto con sus estudios de filosofía en la Universidad de Chile, Carrasco también pasó por el Conservatorio. De esa pulsión se origina la recomendación que hace para pasar la cuarentena. Contactado por Culto, piensa que la música clásica es una buena opción para apaciguar los estragos que causa el encierro.
“Propone sensaciones metafísicas que no tienen que ver con el mundo concreto, con la historia, con pandemia, es una cosa atemporal. La música clásica te saca de este mundo violento en el que vivimos. A mi me ayuda a conectarme con el universo, con lo que está más allá”, asegura.
En concreto, recomienda al compositor letón Pēteris Vasks, en específico el concierto Distant Lights, “Da la sensación de esperanza, que no necesariamente tenía que ver con la pandemia pero es universal”, agrega.