Algunos de los extractos más destacados y sabrosos de la entrevista ya se habían adelantado en los últimos días, por lo que el público español llegaba informado pero también dividido a la primera aparición de Miguel Bosé ante las cámaras de su país, tras seis años de ostracismo y silencio televisivo.
Si alguna vez fue un ídolo pop aclamado que generaba simpatías desde diversos sectores, por su música, sus opiniones o por sus firmes compromisos políticos, el artista de 65 años es hoy una figura conflictiva que divide a su propia audiencia. Una suerte de Morrissey hispano, de opiniones incorrectas, impopulares o derechamente negacionistas y cargadas a las teorías conspirativas, como él mismo reconoció en su encuentro con el periodista -y amigo personal- Jordi Évole, en la primera parte de la reveladora entrevista que este le hizo y que emitió este domingo el canal La Sexta.
“La verdad no se quiere saber porque hay un plan urdido que no se quiere que se sepa. No es pensar que estoy en posesión de la verdad, es la verdad. Soy negacionista, es una postura que llevo con la cabeza bien alta”, dijo Bosé en relación a sus criticadas opiniones frente a la pandemia durante los últimos meses, que han incluido llamados a no usar mascarillas.
De hecho, al inicio de la entrevista, el cantante le exigió a Évole que se quitara su tapaboca, como una suerte de requisito para iniciar la conversación, la que se grabó tiempo atrás en la residencia del artista en México. “Yo no hablo con gente con mascarilla”, explicó.
El grueso de sus opiniones pandémicas y políticas, eso sí, quedaron guardadas para la segunda entrega de la entrevista. No se refirió en esta primera parte, por ejemplo, a su seguidilla de ataques contra Michelle Bachelet, a quien en su rol de Alta Comisionada de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos ha emplazado en diversas ocasiones durante los últimos años, exigiendo que tomase un rol más protagónico en la crisis humanitaria que enfrenta Venezuela.
Sí se explayó en torno a sus serios y evidentes problemas de voz, uno de los motivos que lo habrían mantenido alejado de los escenarios durante las últimas temporadas. Un progresivo desgaste en sus cuerdas vocales que quedó de manifiesto en sus más recientes visitas a Chile -incluyendo su recordado paso por el Festival de Viña 2018- y que según Bosé tienen su origen en su última ruptura amorosa y la distancia de sus cuatro hijos.
Si bien en la primera parte de la entrevista nunca dijo el nombre de Nacho Palau al referirse a su expareja, ni mencionó directamente a sus hijos, sí dio a entender que el deterioro en su voz surgió a partir de la separación del escultor valenciano, con quien se ha enfrentado en tribunales por la tuición de los niños.
“Mi voz va y viene. Su raíz es emocional. Empiezo a perderla en el momento en que mi familia, esa en la que yo creo... Bueno no se llama familia, es una especie de acuerdo de convivencia que tienen dos personas que tuvieron una relación y que deciden seguir adelante con buen rollo para que los hijos de ambas partes puedan continuar creciendo juntos como lo que ellos pensaron desde el primer día que eran, hermanos”.
Y luego profundizó: “Todo esto tiene que ver con los pequeños, pero el problema es que llega a los mayores. Los mayores son los que toman las decisiones y los que tienen que recibir los golpes o cargar con las responsabilidades. Yo no estaba preparado. Cuando mi relación de pareja empezó a ir mal, cuando el amor no existe, cuando el enamoramiento ha desaparecido, cuando la amistad y el buen rollo se difuminan y cuando se pierde la admiración, cuando todo se derrumba..., en mi caso por discreción, por responsabilidad, por educación también, aguantas y estalla. Estalla mal y empiezan los problemas serios. Y en mí uno de esos problemas fue la voz. Ahora puedo hablar pero he llegado a no tener voz, cero”.
Excesos y problemas financieros
En paralelo a sus dramas familiares, Évole le preguntó a Bosé por su relación con las drogas. Aunque el español reconoció que fue adicto durante sus “años salvajes”, aseguró que esa dependencia se acabó en 2014.
“Se convirtió en una dependencia diaria, empezó a perder la gracia y a causar problemas serios. He llegado a consumir casi dos gramos diarios, más fumar maría, éxtasis. Lo dejé todo el mismo día, hace siete años. Subiendo unas escaleras hacia un escenario para un ensayo mi road manager me dijo: ‘Está todo preparado’. Y yo le contesté: ‘Se acabó”.
Pese a que el artista estaría preparando una autobiografía y una serie biográfica sobre su vida y carrera, tal como han hecho muchos de sus colegas en los últimos años, la vida lejos de las giras, los conciertos y las apariciones ante las cámaras -por el coronavirus pero también por sus problemas en la voz- le han pasado la cuenta a nivel económico.
“Los que hacemos esta profesión vivimos de los conciertos en directo que ya no hay, ni siquiera de reservas, se van mermando. Tengo reservas gracias a Dios pero he pagado muchos colegios, muchas casas y apartamentos y muchos amores muy bien cuidados. He regalado casas, terrenos, apartamentos.. a señoras sobre todo”, contó.
Y en cuanto a su futuro en la música, cerró con una respuesta que incluye interrogantes: “Mi carrera ya está hecha musicalmente. Le pasa a Serrat, a Sabina. No hace falta que saquemos discos, lo hacemos por puro placer”.