A medio año de cumplirse una década desde su muerte, Metro-Goldwyn-Mayer estrenó la primera película biográfica sobre la vida y los hallazgos científicos de la física polaca Marie Curie, Madame Curie (1943). Mal no le fue, porque obtuvo siete nominaciones –y ningún premio– en la edición de los Premios Oscar que coronó a Casablanca como Mejor película de esa temporada.
Ocho décadas después la directora francesa de origen iraní Marjane Satrapi y el guionista británico Jack Thorne se acercaron a la mujer nacida en 1867 con el afán de abarcar la mayor parte de su vida, desde la época en que conoció a su esposo Pierre Currie hasta la obtención de sus dos premios Nobel, primero en 1903 el de Física por el descubrimiento de la radiactividad, y más tarde, en 1911, el de Química por el descubrimiento del radio y el polonio. Un logro inédito para cualquier mujer en aquella época.
Nacida como Maria Salomea Skłodowska, la científica vuelve a ser interpretada por una británica en la pantalla: en el filme de 1943 fue Greer Garson, mientras que en la cinta más reciente es encarnada por Rosamund Pike. La actriz de Perdida (2014) es uno de los puntos altos del filme y probablemente una de las principales razones detrás de que Netflix haya rescatado la película y la haya lanzado en Latinoamérica este jueves 15.
Estrenada con críticas mixtas en el Festival de Toronto, Madame Curie (Radioactive en su título original) fue lanzada a través de Amazon Prime Video en Estados Unidos en julio pasado, y ahora llega precedida del éxito que tuvo en Netflix la comedia Descuida, yo te cuido –que le otorgó a Pike el primer Globo de Oro de su carrera– y también del furor alrededor de Anya Taylor-Joy, quien en la historia se pone en la piel de Irene, hija del matrimonio Curie que logró su propio Nobel de Química en 1935.
Ambas operan como buen gancho de una cinta que apuesta por una relectura no lineal y muchas veces libre de la vida de su protagonista. El foco de Marjane Satrapi, autora de la novela gráfica Persépolis y codirectora del filme que la adaptó al cine, está en las bondades y males que permitieron los descubrimientos de Marie Curie. Así, episodios oscuros como la bomba de Hiroshima y los efectos de Chernobyl se alternan con el recorrido por las experiencias que la científica vivió en 66 años en solitario y junto a su esposo, aquí interpretado por Sam Riley.
La cinta ha tenido una buena acogida en territorios como Chile –donde se mantiene en el top 5 de los títulos más vistos– pero en la recepción crítica no generó consenso. The A.V. Club señaló que el guión “en su mayoría sigue el modelo de mediocres películas biográficas sobre científicos, en la línea de El código enigma, La teoría del todo y Una guerra brillante”, aunque celebró la buena química entre Rosamund Pike y Riley.
Peter Bradshaw tildó la narrativa de “inusual y ambiciosa”, mientras que en el frente a frente con Persépolis, apuntó que “Satrapi muestra la misma calidez y empatía por la soledad de Marie como una mujer polaca que tiene que dejar su tierra encontrar su futuro”.