Son pocos los autores que en el siglo XXI no la citan como una influencia en su trabajo. Es que la narradora trasandina Hebe Uhart (1936-2018) escribió durante toda su vida con un norte claro: la sencillez. Para ella, un simple budín esponjoso, las plantas de su departamento, o una plaza en un pueblo perdido de la Argentina le bastaban para crear un universo. Simple, pero elocuente.
Tanto fue así que, cuando Rodolfo Fogwill vociferaba a quien quisiera oírlo que ella era “la mejor escritora de la Argentina”, Uhart respondía: “¿Qué quiere decir eso? Nada”. Sencillamente, el reconocimiento -que le llegó hacia el final de su vida- le importaba un comino.
Pese a su fallecimiento a los 81 años, en octubre de 2018, aún tenemos Uhart para rato. Acaba de lanzarse en la Argentina el volumen El amor es una cosa extraña, vía editorial Adriana Hidalgo, el cual reúne tres novelas breves inéditas de la oriunda de Moreno, escritas en los 80 y 90. Si bien tocan el tema de la dictadura, lo hace de manera tangencial. Ahí despliega su humor, intensidades y silencios.
En concreto, son las novelas breves Beni, cuya gracia es que es la única en que Uhart profundiza en una relación sentimental; Leonilda, el relato desgarrador en primera persona de una inmigrante chaqueña; y El tren que nos lleva, donde la autora juega con recuerdos de su juventud.
Los discípulos
Previsora, antes de fallecer Uhart dejó en manos de Pía Bouzas y Eduardo Muslip, toda su obra póstuma. Sus escritos, la biblioteca y sus cuadernos donde apuntaba. Gracias al trabajo de ambos es que se puede acceder a este material inédito. Los dos fueron parte de los talleres que la autora de Mudanzas realizaba en su departamento, en el barrio de Almagro de Buenos Aires.
En declaraciones recogidas por el sitio Infobae, señalan que las tres novelas estaban prácticamente listas para publicarse y que solo se le corrigieron cosas mínimas. “Fue una tarea de editor lo menos intrusiva posible”, señaló Muslip.
Sobre estas novelas breves, Muslip añadió: “Son novelas que valen por sí mismas y se agregan a una obra completa de modo clave. No es material secundario. Corren la mirada hacia la producción más ficcional de Hebe y modifican un poco la imagen pública, instalada, de escritora haciendo esa especie de magisterio que pisaba sobre firme”.
Desde la distribuidora que trae a Chile los libros de editorial Adriana Hidalgo, consultados por Culto señalaron que el volumen estará en nuestro país en “no antes de 60 días”.