Ya llevaba cuatro novelas en el cuerpo cuando el escritor chileno José Donoso Yáñez emprendió la tarea de relatar, por sí mismo, una visión del llamado “boom latinoamericano”. El mote con que fue conocido un grupo de escritores de esta parte del globo durante la década del ’60, y que hicieron ruido por una literatura que se alejaba de lo que hasta en ese momento se hacía en América. Ya no se trataba de lo costumbrista y lo tradicional.
Las lecturas de Faulkner, Joyce, Proust, Kafka e incluso más cercanos a los ’50, como Pavese, Kerouac, o Miller, hicieron que García Márquez, Vargas Llosa, Fuentes o Cortázar optaran por algo más arrojado y sin miedo a contagiarse de las influencias foráneas. “Nos parecían más ‘nuestros’, mucho más ‘propios’”, apunta el mismo Donoso en el libro, que publicó en 1972 y llamó Historia personal del ‘boom’.
El volumen, fue reeditado en 1984 y Donoso le agregó dos textos: Diez años más tarde, y El boom doméstico, este último, escrito por su esposa, María Pilar Serrano (aunque lo firmó con el apellido de su marido).
En las librerías chilenas acaba de salir una nueva edición de esta obra, vía Ediciones UDP, con un agregado de textos inéditos, que se encontraban dispersos. El trabajo de editar y compilar lo hizo la académica Cecilia García-Huidobro, acaso la mejor conocedora de la obra del autor de Este domingo en el país. Cuenta a Culto que cuando la contactaron para el proyecto “me pareció un sueño”.
“Historia personal del ‘boom’ es un libro que estimo insoslayable e incluso adelantado a su época, pues cuando Donoso lo escribe en 1971 era inusual un pastiche escritural donde se entreteja lo autobiográfico, el análisis y el retrato de un fenómeno del campo cultural en pleno desarrollo. Es un libro valioso, entretenido y merecía una reedición así que me sumé al instante”, explica.
¿Qué fue lo más difícil del trabajo de editar y seleccionar textos para este volumen?
Lo más desafiante es construir un todo armónico, un discurso coral que no desafine con Historia personal como la conocíamos. Encontré textos muy valiosos, pero no que no sintonizaban con el resto y me costó la decisión de dejarlos fuera.
¿Cómo fue el proceso de rescate de estos textos que estaban inéditos?
Fascinante para mí. Me atraen estas pesquisas para dar con un manuscrito -que a ratos llegan a ser detectivescas- que orbitaba en un universo oculto, zombies de la escritura que de repente cobran visualidad. En esta oportunidad, el proceso presentaba dos complejidades: hacerse una idea de cuál es el ADN de Historia personal de modo de incluir textos que respondan a una genealogía común, y luego encontrar artículos interesantes que dialoguen con el libro como lo conocíamos hasta ahora. Así que me zambullí en diversos archivos hasta encontrar textos con esas características que fueran completamente desconocidos.
Esta edición viene con apuntes al pie de página, al estilo de las ediciones críticas. ¿Cuál es el objetivo de estos?
Aquí las notas más que fijar lo que podría ser un texto definitivo, buscan, por el contrario, abrirse a más significaciones y a nuevas miradas. El propio José Donoso, en la reedición de 1984, dice que su propósito es hacer una historia viva en constante movimiento, de acuerdo a los desplazamientos que van ocurriendo en el tablero donde se juega la partida de lo literario. Esta edición recoge ese desafío.
El “boom” desde la periferia
En el “boom” suele considerarse a José Donoso en un lugar más bien secundario por detrás de Vargas Llosa, Carlos Fuentes, Julio Cortázar o García Márquez. Para usted, ¿Cuál es la posición de Donoso en este grupo?
Sobre quienes conformaron el “boom” hay tantas opiniones como críticos que se han ocupado del fenómeno. Hay algunos maliciosos que incluso sostienen que Donoso escribe este libro para asegurarse un lugar en el “boom”, cerciorarse de salir en la “foto”. Pero es indiscutible que ocupó un lugar en el “boom” y se pueden argumentar razones extraliterarias y literarias: estaba en Barcelona en los años emblemáticos, su agente era Carmen Balcells, formó parte de esa red de escritores que hacían lecturas cruzadas, en sus relatos exploró algunas de las profundidades de Latinoamérica con técnicas escriturales renovadas. Donoso habitó el “boom” aunque lo hizo desde la periferia, lo vivió hospedado en los bordes.
Este libro tiene la particularidad de contar la historia del “boom” por dentro, desmitificándolo. ¿Cree que Donoso logró ese objetivo?
Respondo como si fuera una partida de poker, logró ese objetivo y dos más. Desmitificar es también mitificar en otras direcciones. Donoso consigue en este libro de manera fascinante retratar una época según su propia mirada colmada de sus propios tics, guiños, o sea con su huella digital y a la vez escribe en forma muy lograda una autobiografía, sobre todo la historia personal de Pepe Donoso lector.
En los nuevos textos, Donoso hace un acercamiento al “boom” a figuras que son anteriores/posteriores al grupo, como Juan Carlos Onetti y Manuel Puig. Algo que para García-Huidobro es particularmente importante. “De hecho, creo que el ensayo sobre Onetti que aquí se recoge es un ajuste de cuentas con el poco reconocimiento que recibió el uruguayo. Donoso enfatiza el aporte de la obra onettiana en la renovación de la novelística latinoamericana, lo que sin duda abrió cauces prolíferos para el ‘boom’. Algo similar podría afirmarse respecto de la valoración que hace de la obra de Puig, que precisamente bajó del pedestal al “boom” al incorporar nuevos nutrientes a través de lo kitsch, lo paródico y ‘lo vulgar’ que Donoso escribe así, entre comillas”.
También hace un puente entre Manuel Puig y Mario Vargas Llosa, ¿está de acuerdo con ese análisis?
No del todo y creo que Donoso tampoco lo estuvo. Tengo la impresión de que escribió ese ensayo porque le interesaba destacar la escritura de Puig y la oxigenación que su poética introducía a la literatura latinoamericana, pues su obra en esos años era vista en algunos círculos con reticencia. El contrapunto con Vargas Llosa le resulta algo forzado, sobre todo mientras trabajó Conversación en La Catedral. Luego, cuando aparece Pantaleón y las visitadoras, en 1973, Donoso escribe en su diario íntimo que a partir de esta novela le será mucho más fácil hacer el paralelo. Pero ya está muy absorbido por Casa de campo, quizás por eso nunca pudo ponerle el punto final a este trabajo. En la práctica, su análisis sobre Puig es interesantísimo y ocupa casi la totalidad del escrito.
Dentro de la totalidad de la obra de José Donoso, ¿qué lugar ocupa este libro?
Es un libro importante en la cartografía donosiana, en mi opinión. En 1970 acababa de publicar El obsceno pájaro de la noche, novela en la que trabajó 10 años y que lo dejó exhausto, sobre todo anímicamente. Al año siguiente escribe Historia personal... y en ese sentido fue algo así como el descanso del guerrero. Pero fue mucho más que eso. Aquí logra dar forma a un antiguo anhelo de escribir en este registro. Antes y después de Historia personal... Donoso confiesa su deseo de hacer libros donde la frontera de la ficción quedase enteramente difuminada y lo autobiográfico tuviera protagonismo.