Fuga a la medianoche: el clásico de culto que consagró a Charles Grodin

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En 1988 el actor protagonizó junto a Robert De Niro una de las mejores comedias de acción de la década. "La Casablanca de las buddy movies", como llamó un crítico de la Rolling Stone a una película cuyo valor se agiganta con los años y que marcó el debut del actor de El Padrino en el género cómico.


Un expolicía de Chicago devenido en cazarrecompensas recibe una oferta de 100 mil dólares a cambio de encontrar a un contador que se ha fugado con dinero de la mafia para donarlo a la caridad. Lo que podría parecer un trabajo sencillo para el exagente se convierte en una de sus misiones más difíciles.

Ese es el argumento central de Fuga a la medianoche (Midnight run), la excelente película de 1988 que probó a Robert De Niro como actor de comedia -algo que en ese entonces no era habitual- y probablemente el mejor papel en la carrera de Charles Grodin, el actor fallecido esta semana a los 86 años.

Dirigida por Martin Brest, quien venía de hacer el gran taquillazo de 1984 Un detective suelto en Hollywood, Fuga a la medianoche volvía a repetir la combinación de thriller de acción y comedia que tantas veces se vio en los 80 y tan poco hoy en día. En este caso, con una trama suscrita tanto al subgénero de la road-movie como de la buddy-movie.

Algo de ambas fórmulas hay en esta cinta, donde también actúan Dennis Farina, Joe Pantoliano y Yaphet Kotto, además de la música original de Danny Elfman. De Niro, que venía de hacer Los intocables de Brian De Palma, quería hacer algo diferente y probar suerte en una película cómica, algo que ya había ensayado en el El rey de la comedia (1983), de Scorsese, pero no en este nivel de profundidad.

Con todo, el actor de El Padrino le imprime su sello característico a esta historia, en la que encarna a Jack Walsh, el cazarrecompensas que va en busca del contador Jonathan Mardukas. Este último es interpretado por Grodin. Y como es de esperarse, la relación entre ambos se mueve entre el amor y el odio, con explosiones, persecuciones y escenas hilarantes como telón de fondo. Una suerte de cruce entre Arma mortal y Mejor solo que mal acompañado (aquella recordada comedia de carretera de John Candy y Steve Martin). Una de esas películas que ya no se ven.

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Si bien no fue un éxito rotundo de taquilla, el culto a Fuga a la medianoche creció con los años. Tal vez, ante la ausencia de filmes de su especie en la actualidad.  Cuando se cumplieron 30 años de su estreno,  Alan Sepinwall la llamó la “Casablanca de las buddy movies” en Rolling Stone.

El mítico de Roger Ebert supo leer su valor en su momento, y para el debut de la película, en 1988, le dio 3.5 de 4 estrellas destacando lo que la cinta “logró con estos dos personajes es asombroso, porque se consigue dentro de la estructura de un thriller cómico ... es raro que un thriller termine con una escena de intimidad genuinamente conmovedora, pero este lo hace”.

Pese a su estatus de clásico de culto, la filmación fue difícil. En parte, por su director. “De Niro es muy espontáneo y siempre ayuda trabajar con un artista así. ¡Pero Marty Brest! ‘Herr Director’ filmó tantas tomas de las escenas que perdí toda la alegría al hacer la película”, declaró años después el actor Yaphet Kotto.

Según este, Brest “dejó de comer durante el rodaje y se volvió más y más delgado cada día, hasta que parecía un fantasma detrás de la cámara... Me sorprendió que haya resultado algo  tan divertido porque no fue divertido hacerla”.

La suerte no jugó a favor de Brest, quien luego de esta película y del éxito de Un detective suelto en Hollywood no volvió a apuntarle. Si bien su trabajo en Perfume de mujer le trajo buenos bonos, sus últimos filmes no tuvieron demasiado eco y su despedida fue con Gigli (2003), con Jennifer Lopez y Ben Affleck. Un fracaso con todas sus letras, considerada en su momento una de las peores películas del año y de la década.

Fuga a la medianoche tuvo tres secuelas para la televisión pero ninguna con demasiado impacto. La fórmula de la película original fue irrepetible, así como la química de la pareja protagónica. De Niro, que con los años se volvería un rostro habitual en las comedias, atribuyó el éxito de la cinta a su compañero, el fallecido Charles Grodin, quien siguió apareciendo en cintas del género -como Beethoven y su secuela-, siempre con su cara de incomodidad y aparente desgano.

“Funcionó gracias a como es Chuck”, dijo De Niro. “Su personaje era irritante y Chuck sabía cómo hacer eso, trabajar eso. Sentí que era un buen camino a seguir”.

Esta semana, al enterarse de su muerte, De Niro volvió a elogiar a su compañero- “Chuck era tan buena persona como actor”, dijo en un comunicado. “Fuga a la medianoche fue un gran proyecto para trabajar y Chuck lo hizo aún mejor. Será muy extrañado”.

** Un dato: la película está disponible en Netflix.

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