En YouTube estuvo disponible durante un tiempo una versión de 50 minutos, un metraje claramente incompleto que muestra a un obrero circulando por distintas situaciones. Un hombre más bien joven cuyo errático periplo comienza con el robo de algunas herramientas en la toma de la industria en la que trabaja y remata con él como autor de un homicidio. En paralelo, corre el retrato de unos poetas que discuten apasionadamente sobre las implicancias de un gobierno socialista, hasta que esa historia finaliza en un suicidio colectivo.

Esa suerte de mediometraje entrecortado nunca fue la versión definitiva que Raúl Ruiz imaginó de El realismo socialista, una de sus películas perdidas del período anterior al golpe de Estado y una de las más políticas de todas la que filmó, quizá junto a La expropiación (1973) y Diálogo de exiliados (1974). Según una monografía de 2012 que cita el libro Los años chilenos de Raúl Ruiz (Catalonia-Periodismo UDP), de la periodista Yenny Cáceres, el largometraje en verdad tendría una extensión que oscilaría entre los 225 y 150 minutos, y el negativo original sería de 270 minutos.

La cinta, una corrosiva mirada del director (y militante socialista) a la Unidad Popular, se ha mantenido por décadas como uno de los enigmas más singulares en torno a su monumental filmografía. Uno que actualmente se resuelve gracias a la labor de restauración y reconstrucción que lidera Valeria Sarmiento, cineasta, viuda y montajista habitual de Ruiz, junto a la productora Poetastros, con quienes ha rescatado las otras películas chilenas huérfanas del autor, La telenovela errante (1990-2017) y El tango del viudo y su espejo deformante (1967-2020).

En este caso, la mayor parte del material se conservaba en Estados Unidos en la Universidad de Duke, pero Ruiz nunca supo en qué estado. Una vez que ha comenzado su reciente repatriación, para Sarmiento ha implicado volver al hervidero de ilusiones y decepciones de los 70 que el largometraje esbozó con la lucidez e ironía del director.

“El reto más grande para mí fue superar la emoción de ver esas imágenes que, como un viaje en el tiempo, me hacían volver al pasado. El realismo socialista tiene algunas secuencias documentales en las cuales se ve el entusiasmo de los obreros jóvenes por el nuevo gobierno y después vemos cómo esa alegría se va reduciendo frente a una realidad difícil de cambiar”, señala la directora, quien también la sitúa dentro del grupo de obras póstumas del mayor cineasta chileno de la historia.

El tango del viudo yo diría que es un film de adolescencia. El realismo socialista, de adulto, y La telenovela errante, de madurez. Los tres son una mirada a Chile”, apunta la autora de Las líneas de Wellington (2012). “El realismo socialista es un film político, con una gran humanidad. Se ven nuestras debilidades, nuestro coraje también y el humor de Raúl incluso en las peores situaciones”.

Sarmiento aprovecha de adelantar que la cinta no tomará el otro título por el que se le ha denominado (Realismo socialista como una de las bellas artes) y entrega luces sobre su duración final: “Creo que hubo siempre un malentendido, había 4 horas de rushes (copiones), pero con esas horas de copiones no se llega a un film de 4 horas. Respecto al nombre diría lo mismo, todos conocen el film como El realismo socialista, mejor dejarlo así”.

Considerado el cierre de la trilogía de películas que el director hizo en Chile y dejó inconclusas por diversos motivos, el filme ahora busca ser terminado mediante la apertura de una campaña internacional. La iniciativa, bautizada como Cinefilia Solidaria Ruiz-Sarmiento, permitirá que personas de cualquier parte del mundo aporten para financiar la última etapa de la cinta, luego de que el proyecto no se adjudicara los montos que otorgan el Fondo Audiovisual de Post Producción y el Fondo Patrimonio Audiovisual.

“Hemos gestionado en 2020 y 2021 repatriar a Chile los fílmicos escaneados en baja resolución para lograr conformar el montaje, aproximadamente 6 horas en imagen y sonido. En esta película hay materiales muy complejos y violentados reflejo de su cronología y bitácora”, explica Chamila Rodríguez, directora de producción y socia de Poetastros junto al montajista Galut Alarcón. Este último actualmente trabaja junto a Sarmiento en “un hermoso y perturbador diseño sonoro, con música del compositor Jorge Arriagada”, añade la productora.

Acorde al estatus mundial de Ruiz, la red de apoyo ya cuenta con el aval de nombres que van desde Dennis Lim, director de programación de Film at Lincoln Center y del Festival de Cine de Nueva York, hasta el crítico australiano Adrian Martin, uno de los mayores expertos en la obra del puertomontino.

Tras no conseguir los fondos, El realismo socialista apunta a completar con éxito su campaña (abierta en www.ruizsarmiento.film) y a estrenarse en un festival europeo a comienzos de 2022. Un cambio en los planes iniciales, que perseguían se lanzara en medio de un 2021 en que se cumplen el natalicio 80 del cineasta (25 de julio) y los primeros diez años desde su muerte (19 agosto).

De cualquier manera, se vería en Chile en medio de un clima político y social que Sarmiento vincula con el que Ruiz intentó capturar con su cinta. “Es un film que aparece hoy como una advertencia por lo que podría venir. Quizás la gente que vivió la época de la Unidad Popular se recuerde de esa época con mucha nostalgia y haya olvidado nuestros errores. En él se ve que no estábamos preparados para una enorme oposición. Y para un golpe de Estado tan horrible. Este film no nos da a los actores de esa época, la mejor parte”, concluye.