“IP” es el término de moda en Hollywood. Todos los gigantes de la industria están de cabeza tratando de abultar su catálogo con ese rótulo, que en simple se refiere a la propiedad intelectual, pero que en general apunta a todas las historias y personajes de probado éxito en el pasado. Es lo que impulsó a Disney a comprar Star Wars en 2012 y lo que conduce a Amazon a adquirir la otrora todopoderosa Metro-Goldwyn-Mayer, según anunció esta semana.

Desde antes de que se transformara en una moda desatada, Disney se lanzó a sacarle brillo a las propiedades de sus casi 100 años de historia. El resultado de esas apuestas puede llegar a enterrar casi todas las bondades del filme original (El rey león), en ocasiones funcionar con lo justo (Alicia en el País de las Maravillas) o ser algo insípido y olvidable (La dama y el vagabundo).

Foto: Laurie Sparham/Disney via AP

Ambas inspiradas en cintas inscritas en el recuerdo, Cruella y Maléfica tiene en rigor el mismo origen (historia sobre una villana de un clásico animado, 101 Dálmatas en un caso, La bella durmiente en el otro), pero sus resultados distan notoriamente. En la primera –que se estrena este viernes 28 en Disney+ bajo el formato Premier Access y a futuro en los cines– quizá repercutió que ejercitaran el músculo creativo para rebuscárselas al momento de elegir dónde situar a la protagonista y bajo qué enfoque.

Si bien, al igual que la película de Angelina Jolie, Cruella entra a matizar en las luces y sombras del personaje, lo hace a punta de una dosis no despreciable de ingenio y a ratos hace olvidar que la trama que está desplegando se encuentra enmarcada en una película familiar de Disney. Aunque el camino para acercarse a eso, según relata su protagonista, no fue fácil.

“Realmente sentí que nunca podríamos hacer la película de Cruella, porque si bien es un personaje muy divertido e interesante, todos queríamos explorarla en un mundo el que realmente tuviera sentido y fuera una buena película que no se sintiera trabada en este personaje”, explica Emma Stone en una conferencia mundial por Zoom en la que participa Culto.

Declarada fan de la cinta animada de 1961, la actriz que ganó el Oscar con La la land rescata la llegada de los australianos Tony McNamara (La favorita) y Craig Gillespie (Yo, Tonya), guionista y director, respectivamente, como el momento en que el proyecto “realmente comenzó a volar”.

Los realizadores dieron forma a una historia que se enclava en los años 70 en Londres y que dibuja a su protagonista como una joven huérfana con tanto talento para el robo como para el diseño. Hasta que Estella, como bautizaron aquí al rol, se convierte en trabajadora de la firma de moda de la Baronesa von Hellman (Emma Thomspon), una entidad de la alta sociedad británica, y entre ellas se produce un vínculo con evidentes ecos de la comedia El diablo se viste a la moda.

Foto: Laurie Sparham/Disney via AP

Por cierto, en ese retrato de Cruella de Vil brillan por su ausencia el cigarro y la maldad descarnada que fue el sello del personaje tanto en las películas animadas como en las dos cintas que se hicieron en 1996 y 2000 con Glenn Close en la piel de la villana.

“Creo que al agarrarla y ponerla en los años 70, así como es la Cruella de 101 Dálmatas, ella también no lo es, porque has tomado a este personaje y has creado esta historia completamente nueva”, apunta Stone sobre su papel, llevado a la pantalla rodeado de un soundtrack imbatible (de The Clash a Tina Turner) y un diseño de vestuario que desde ya tiene en carrera a la británica Jenny Beavan (Mad Max: Fury Road) para obtener su tercer Oscar.

Compenetrada en su rol de antagonista de la historia, Emma Thompson define en la misma instancia que la mujer que encarna “se presenta como una personalidad muy fuerte, pero de hecho, por supuesto, es muy débil, y contiene las semillas inevitables de su propia destrucción, porque no puede reconocer el talento en ninguna otra persona”.

Foto: Laurie Sparham/Disney via AP

Junto con bromear con que se preparó “bebiendo negronis, uno tras otro, hasta altas horas de la noche”, Thompson profundiza en su relación con el mal en el mundo: “Fui criada muy bien por una mujer muy amable y maravillosa, mi mamá, y por mi papá, un hombre maravilloso (..) Mi experiencia con personas que eran realmente malas y realmente duras y narcisistas es bastante inusual. Pero hay bastantes de ellos en el mundo del espectáculo. Sin mencionar nombres... Sabemos que conocemos a algunas de esas personas que han salido a la luz recientemente. El horror, en cualquier profesión, en cualquier ámbito de la vida, siempre es posible. Y supongo que la Baronesa es una mezcla de todos esos tipos de personas”.

Si Emma Stone se enfrenta a Thomson en la ficción, de su lado están los actores Joel Fry y Paul Walter Hauser, los amigos de su personaje y testigos de su transformación. “Estella es dulce, pero no está completamente incorporada. Diría que hay algo en Cruella que es bastante atractivo, porque ella está en total aceptación y autonomía allí. Así que estoy algo interesada en ese mundo de Cruella”, indica la actriz, quien sostiene: “Creo que jamás podría interpretar a un personaje si realmente pensara: oh, es simplemente malo, es solo un villano”.